España es el país más cómplice con puteros y proxenetas, denuncia una víctima de trata en 'Salvados'
"No hay una ley integral contra la trata, cuando es el país que más consume y un destino de turismo sexual".
El último Salvados remueve conciencias con un tema muy incómodo, especialmente para este país: la trata de personas. España es el miembro de la UE donde se consume más prostitución, donde un tercio de los hombres han pagado por sexo. La mayoría de las 'trabajadoras' han sido engañadas.
La trata es "uno de los principales motores económicos del mundo según la ONU", revela el programa. Unos 12 millones de personas sufren el tráfico de personas, y más del 75% de ellas son mujeres o niñas. Como se da en la clandestinidad, es difícil visibilizarlo.
Esa realidad ha sido denunciada, de la forma más cruda, por una víctima de trata, que constituyen la mayoría de las prostitutas del mundo. Amelia Tiganus, de Feminicidio.net, es de Rumanía, el país del que llegan a España la mayor parte de las mujeres engañadas para ejercer la prostitución.
"Era muy buena estudiante y soñaba con ser profesora o médica", revela. Ha sido entrevistada por Jordi Évole y ha revelado su calvario: fue violada en grupo a los 13 años al volver del colegio.
Y eso "no fue lo peor": se vio totalmente abandonada por su familia y amigos, que la culpabilizaron por ello. Le pusieron "la etiqueta de puta" y de que "ya no valía para casar, era un deshecho". Siguieron violándola repetidas veces hasta los 17 años.
Todo ello la condicionó claramente para acabar en la prostitución, ya que ha visto que "se repite el patrón, se dedican a quebrar a mujeres muy jóvenes y luego pintan la prostitución como la solución" a esa vida de violencia sexual. "Me ilusionaba la idea de tener el control sobre esos abusos", explica.
La vendieron por 300 euros a un proxeneta español para que la "ayudara" a "cumplir su sueño", con el que se repartiría las ganancias al 50% para "pagar esa deuda". Por eso "durante muchísimo tiempo pensé que la responsabilidad de haber dicho que sí era mía", recuerda.
Amelia estuvo tres semanas en un prostíbulo de Alicante. No sabía muy bien dónde estaba, los clientes pagaban "a la mami, la mujer de recepción que era los ojos y los oídos del proxeneta", que tenía su pasaporte y el dinero de ella y las demás víctimas.
Pasó por más de 40 prostíbulos durante cinco años. En ese tiempo aprendió "a actuar" ante los clientes.
Tres tipos de putero
Amelia divide a los puteros en tres tipos "igual de machistas y maltratadores": el que dice que es bueno y que se preocupa, "el putero majo", pero que sólo escucha lo que quiere oír y que a veces se pensaba que eran sus novios. "Un manipulador", resume.
"El segundo tipo es el que sólo quiere pagar por penetrar a una mujer. Con él hay que hacer una performance de película porno", explica.
El tercero es "el putero misógino", cuyas prácticas le resultan "difíciles de describir" y deja en "violencia extrema, vejaciones, humillaciones". "Cuanto más miedo te provocan, más disfruta. Gran parte de ellos terminan asesinando a algunas prostitutas", asegura, algo que ha conocido de primera mano.
Salir de todo aquello le pareció "un proceso brutal de volver a la vida" en el que le daba miedo "la gente, la risa de los niños, la luz del día...".
Cuando dejó los prostíbulos, Amelia logró encontrar trabajo en un bar donde conocían su pasado pero le dieron una oportunidad. Ni allí logró escapar de lo ocurrido. Antiguos clientes se pasaban por allí con sus familias y le guiñaban el ojo.
"Sentía vergüenza y miedo. Ellos se sentían impunes", recuerda. Estuvo trabajando allí 10 años. Ahora, culpa de lo que le ocurrió, y le ocurre a millones, "al Estado, que lo permite, a los proxenetas, al cliente que paga por penetrar a una mujer que no le desea y a la sociedad que mira para otro lado".
Estas son las frases más impactantes de su entrevista: