Patxi López: “Estamos obligados a tener memoria, no podemos olvidar lo que pasó”
Entrevista al exlehendakari: “Es inmoral que ataquen a los socialistas utilizando el terrorismo”.
Rio y lloró a la vez. Hace diez años Patxi López era el lehendakari vasco cuando ETA anunció que dejaba la actividad armada. En el Palacio de La Moncloa en Madrid estaba José Luis Rodríguez Zapatero. Una década ya de aquel momento: el día que se conquistó la libertad. Y una libertad, como recuerda, también de las pequeñas cosas, de poder subir al coche sin mirar los bajos y de poder coger el autobús público.
Y habla de la importancia ahora de la memoria, ese “muro” que hay que levantar para que no vuelva a suceder lo que pasó durante décadas, que ningún joven vuelva a comprar un arma para matar a aquellos que no piensan como él. Reflexiona que no se puede pasar página tan rápidamente, sino que hay hacerlo leyéndola: “No podemos olvidar lo que pasó”. Sigue pensando que las palabras de Otegi del lunes son un avance. Este miércoles recordará todo aquello con los suyos, con su mujer, con sus amigos: “Lo conseguimos”.
¿Cómo recuerda aquel 20 de octubre de 2011?
Tuve la demostración de que se podía reír y llorar a la vez. Me abracé a Begoña, nos reíamos por lo que estaba por venir porque ya nunca más. Y, de pronto, llorábamos porque nos acordábamos de todos los que habíamos dejado en el camino. Hemos pasado mucho, mucho. Hemos enterrado a muchos compañeros. Fue una sensación tremenda, de esta vez sí, alegría, tristeza. En el fondo es emoción. Lo logramos.
Se logró. ¿Qué sentimientos tiene y qué análisis hace diez años después? ¿Cómo lo ve ahora? ¿Qué hay que hacer todavía?
La democracia ganó al terrorismo. Por muchas cosas, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la Justicia, la acción política. Lo que conquistamos de verdad fue la libertad, que son muchas pequeñas cosas. Llevamos diez años disfrutando de la libertad de las pequeñas cosas: ir a comprar el pan sin escoltas, coger el coche sin mirar los bajos, entrar en esos cascos viejos que eran los espacios de los violentos… Yo he visto a una concejala nuestra llorar de alegría por poder montar en autobús público. ¿Que queda por hacer? Claro.
¿Qué queda?
Algunas cosas. La primera la hablamos siempre, y a veces uno tiene la sensación de que habrá mucha gente que pensará que esta es una cuestión de políticos que queremos jorobar, pero es la memoria. Lo digo porque hay mucha gente que quiere pasar la página cuanto antes. Pero no podemos olvidar. La memoria en el fondo es un muro que levantas para que no vuelva a pasar en este país que un chaval coja una pistola y que algunos lo quieran convertir en un salvapatrias. Y la memoria tiene valores éticos y morales, que tienen que estar en los cimientos de la sociedad vasca. Si no, vivimos en una sociedad amoral o inmoral.
Por lo tanto, estamos obligados a tener memoria, no podemos olvidar lo que ha pasado. El relato no lo puede escribir cualquiera porque en el relato el asesino nunca puede dejar de ser el asesino y la víctima, la víctima. Debemos construir convivencia, tenemos que educar en tolerancia y respeto, tenemos que cuidar desde las instituciones la pluralidad y la diversidad de la sociedad, Tenemos que entender que Euskadi no se puede construir desde la identidad, porque eso en sí es separador y clasificador. Se tiene que construir desde la ciudadanía, con ciudadanos libres e iguales. Esas cosas son lentas, pero avanzan.
Durante estos días, mucha gente se acuerda de la figura tan esencial de Alfredo Pérez Rubalcaba en este proceso.
Claro, claro. No hay un acto en el que no le recordemos su contribución para la paz y la libertad en Euskadi. La de Zapatero, con el que he estado en Gernika, recordando estos diez años de libertad. Han sido personas esenciales para que consiguiéramos la paz. Siempre le digo a Jesús Eguiguren: en el futuro habrá plazas y calles con vuestros nombres como hacedores de la paz. Tendría que haber de muchos más, de las víctimas, y hablo de la resistencia vasca: de los empresarios que se negaron a someterse a la extorsión y el chantaje, de los periodistas que contaban la verdad a pesar de las amenazas, de los profesores y catedráticos, de los intelectuales y los concejales. Esa fue la resistencia vasca que consiguió la paz y la libertad. La mayoría, anónimos.
¿Y qué siente al escuchar las críticas del PP al PSOE durante estos días?
No sólo estos días. Cada vez que los socialistas gobernamos, el PP se comporta casi como un partido antisistema. En relación al terrorismo y la utilización del terrorismo, se comporta como un partido indecente. Es inmoral que ataquen a los socialistas utilizando el terrorismo. Nosotros no lo hemos hecho nunca, al revés, siempre hemos estado con el PP cuando ellos gobernaban frente al terrorismo. Además de eso, es que me da pena. Es que nosotros en Euskadi hemos compartido trinchera con gente del PP. ¿Cómo nos vamos a insultar? Cuando hace diez años ETA anunció la disolución, el PP negaba esa realidad. Luego, cuando han desaparecido de nuestras vidas, todos los días dicen que ETA está viva.
Es que lo de la democracia parece que no lo han entendido, en democracia aquel que juega con las reglas del juego democrático puede participar en la vida política. Ya no hay ETA, ahora hay una formación política que tiene votos de los ciudadanos. Cuando hablamos con ellos o tenemos que pactar con ellos alguna cosa que arreglan problemas de los ciudadanos, el PP nos pone a parir. Oiga, el primero que me dijo a mí que había que pactar con Bildu fue Javier Maroto, portavoz ahora del PP en el Senado. Si no quieren que pactemos con Bildu, ¿por qué no quieren pactar nada con el Gobierno? Es tremendo. Es indecente e inmoral que jueguen con eso.
La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, ha dicho que era “insuficiente” el paso de Otegi. ¿Cómo lo ves 24 horas después?
Sigo pensando lo mismo que dije ayer. Nosotros sabemos de verdad lo que cuesta moverse a ese mundo, lo que les cuesta dar un paso. Es que han vivido cincuenta años con la violencia, Pues han dado un paso. ¿Que Otegi diga que reconoce toda víctima del terrorismo de ETA y el dolor que se les ha causado es lo mismo que lo que dijeron hace tres años cuando en un comunicado vomitivo hablaban de las víctimas colaterales y del resto no? ¿Decir que nunca debiera de haber habido estas víctimas y que ha sido un error es lo mismo que decían hace dos años? Es una enmienda a la totalidad de la propia existencia y del propio papel de la izquierda abertzale, porque ellos fueron sostenedores de esa propia violencia. Pongamos las cosas en su valor y en su contexto histórico: es la primera vez que se produce.
¿La sociedad vasca se ha reencontrado consigo misma? ¿Cómo está?
Es una sociedad en algunas cosas mucho más sana y mucho más justa. Por ejemplo, buena parte de la sociedad vasca miraba hacia otro lado cuando había atentados de ETA, marginaba a las víctimas, les hacía cambiar de acera. Hoy no, hoy las víctimas tienen el reconocimiento institucional y también de la sociedad. Es una sociedad mejor. La sociedad vasca vive ahora con libertad, sin miedo. Lo ha asumido de manera muy rápida, quiere convivir, no quiere más trincheras. Lo que pasa es que muchos en la sociedad quieren pasar las páginas muy rápido. Hay que pasarlas pero leyéndolas, teniendo en cuenta que no podemos olvidar lo que pasó.
¿Qué va a hacer por este diez años?
Como partido, hemos hecho un acto este martes en Gernika, al lado del árbol, que es el símbolo del autogobierno vasco. He estado con Zapatero e Idoia Mendia, pero también con Eguiguren, con Rodolfo Ares, con muchos de esos concejales. Hemos ido a recordar y celebrar diez años de libertad. A recordar a las víctimas, a homenajear a los resistentes. Recordaba que dos años antes del final de ETA yo tomaba posesión de mi cargo de lehendakari cuando un mes antes ETA había sacado un comunicado diciendo que ese Gobierno era su objetivo prioritario. He recordado una conversación que tuve con Eguiguren en la que dijimos: “Si no acabamos con ETA, esto no habrá merecido la pena”. Lo conseguimos. Este miércoles lo celebraré íntimamente con Begoña, con mis amigos y mis compañeros.