Entre provincianos anda el juego

Entre provincianos anda el juego

EFE/ Clemens Bilan

Mientras en el Europarlamento, o sea, en el más grande conjunto democrático de soberanías nacionales representadas institucionalmente en una sola Cámara que hay en el mundo, y ha habido en toda la historia del Viejo Continente, se trata de llegar a un 'derecho europeo', un tribunal regional del norte de Alemania, del land de Schleswig-Holstein, confunde sus atribuciones y el fondo del asunto a tratar y se enreda en una cuestión que no es sino un reflejo de una historia propia que ella misma, la nueva nación alemana que sobrevivió al III Reich, quiere olvidar y superar.

No es otro el sentido de la creación del embrión de la actual Unión, una evolución de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, el 'mercado común', Comunidad Económica Europea (CEE) que, 'mutatis mutandis', y paso a paso, ha dado lugar a la actual Unión Europea (UE). La integración de los dos 'enemigos', Francia y Alemania – de ahí que ese eje siga siendo el vector fuerza del bienaventurado invento- también fue uno de los componentes esenciales de la OTAN.

En ese sentido, el ex canciller federal de la RFA, Helmut Schmidt lo tenía claro: siempre expuso que una de las principales misiones de la Alianza era la vigilancia de Alemania. Una RFA, por cierto, cuya Constitución primero fue firmada por los Aliados (EE.UU., Reino Unido y Francia) y luego promulgada el 23 de mayo de 1949. Con los tanques vigilando el proceso.

Parecía lógico que en el 'caso puigdemont' los jueces vieran más allá de sus narices y oyeran más allá de sus oídos, y no cometieran el error de mal encauzar la independencia judicial hacia la comparativa doméstica

En la actualidad, la búsqueda de un derecho europeo común, o al menos de unas bases para ello, es una de las prioridades de la Cámara desde que el Tratado de Lisboa de 2009 creó el 'Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia' que, como lo califica el profesor Juan Fernando López Aguilar, ex ministro socialista de Justicia y actual y relevante eurodiputado, "imprimió un paso de gigante" en la construcción supranacional europea basada en la 'Regla del Derecho y el Imperio de la Ley".

Naturalmente, con la oposición de los elementos xenófobos, nacionalistas, populistas y comunistas reconcomidos que aún incordian el proceso europeísta. Pero la República Federal de Alemania ha sido, y es, una de las grandes impulsoras, y mantenedoras, del proyecto, con Francia, Italia, Países Bajos.....

Parecía lógico, por consiguiente, que en este episodio de grave importancia, y efectos contaminantes que pudieran carcomer los principios básicos de la unidad, y de la democracia común, en el 'caso puigdemont' los jueces vieran más allá de sus narices y oyeran más allá de sus oídos, y no cometieran el error de mal encauzar la independencia judicial hacia la comparativa doméstica. Cuando lo que de ellos esperaba ese derecho europeo emergente del ESLJ (Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia) era, por cierto, que lo aplicaran en base al principio de la confianza debida entre los países miembros: pero estos jueces, y otros en otros países, han optado, sin embargo, por dilucidar el sí o el no de una 'Orden Europea de Arresto' – fórmula aprobada en 2002 y plenamente en vigor desde 2004- en base estricta al derecho local-nacional. Y no en base estricta al derecho del país que pide la extradición.

Los países miembros de la Unión Europea lo son, entre otras cuestiones, porque el resto ha dado el 'plácet' a sus constituciones: son democráticas, y como son democráticas están en el 'club'

Los países miembros de la Unión Europea lo son, entre otras cuestiones, porque el resto ha dado el 'plácet' a sus constituciones: son democráticas, y como son democráticas están en el 'club'. Luego, si cada poder judicial nacional se rige por constituciones democráticas, y aplica leyes democráticas, con todos los procesos y garantías democráticas, lo que toca no es convertirse en un tribunal 'revisor', por encima de los demás, cuando, en el caso concreto del tribunal del Lander de Schleswig Holstein su 'jerarquía' está a la altura del TSJ de Cataluña, pero no de la del Tribunal Supremo.

Los jueces alemanes no son perfectos, y pueden caer, como todos, en las redes pegagosas del divismo, el adanismo y el tú no sabes quien soy yo. Pero se suponía que, al menos, se documentarían sobre lo que tenían que resolver; su origen y su alcance, y que no se trataba de 'cosa juzgada', sino de la detención preventiva de unos presuntos delincuentes que habían cometido alguna o todas las fases de un delito que también lo es en Alemania.

Como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga. Con el acicate del embrollo que se ha formado, el gobierno alemán y el 'Bundestag', y todos los grupos políticos que siguen creyendo en el europeísmo y en el Espacio Europeo de Justicia, basado en la igualdad de los miembros y en la confianza democrática entre ellos, tienen materia para empezar a corregir errores en el procedimiento. Porque, como suele decirse, vienen curvas... en todos los países europeos.

Entre tanto – poco a poco comprobaremos cómo funciona la euro-orden y cómo se resuelve el contencioso - en Cataluña los llamados 'sindicatos de clase', UGT y CCOO, ambos nacidos para representar los intereses de la clase obrera de toda España, han decidido imitar al PSC, y a 'Los Comunes' y 'Podemos', supongo, en su quiero y no puedo. Y lo único que van a conseguir con la asistencia a la manifestación independentista del domingo 15 de abril en Barcelona de apoyo a la excarcelación de los políticos presos, es empezar la 'cuenta atrás' para su división interna. UGT y CCOO con toda probabilidad se partirán en dos mitades.

¿Cómo han podido cometer ese error? Por la tendencia a estar, como se dice en castellano, pero también en catalán y me imagino que hasta en piamontés, en misa y repicando. Por creer en la estupidez de que tratando de agradar a todos se cuenta con todos. UGT y CCOO han cometido un enorme error al dejar la vía de la transversalidad, y de representar, sencillamente, los derechos y los intereses sindicales de todos los españoles, en cada región, y en todas las partes de su sociedad.

¿Cómo han podido olvidar esa verdad tan elemental? A partir del momento en que unieron sus banderolas a las banderolas independentistas, en que unieron sus voces a los gritos separatistas, han dejado de ser sindicatos de confianza, centrales amigas, para la mitad de los trabajadores catalanes. Con efectos secundarios que les serán adversos, encima, en las demás comunidades autónomas.

Con la asistencia a la manifestación independentista de apoyo a la excarcelación de los políticos presos, UGT y CCOO solo van a lograr empezar la 'cuenta atrás' para su división interna

Han elegido para el ensayo el peor momento. Para los constitucionalistas sólo puede haber una justicia, que es la constitucional, a la que hay que respetar y acatar, sin escraches, chantajes, algaradas y ofensas. Bien lo saben los sindicatos, que son clientes habituales de los tribunales y que tienen amplia experiencia en el mecanismo. ¿Cómo se atreven a poner en duda la ley y los tribunales de la democracia española, exigiendo la liberación de los políticos presos por los más graves delitos que puede cometer un político y rodeados de pancartas que hablan de 'presos políticos y no de 'políticos presos'? ¿Son acaso esos políticos destacados sindicalistas, personas de bien que se han visto injustamente perseguidos por respetar su juramento de cumplir y hacer cumplir la Constitución y el Estatut en defensa de los trabajadores?

Al marchar por las calles de Barcelona, acompañando como comparsas de relleno a la multitud independentista, contribuyen a enfrentar aún más a media Cataluña contra la otra media. Los dos sindicatos que han sido clave en la transición y en el establecimiento de la democracia se han inoculado del virus del nacionalismo y el populismo que, por ahora, sólo ha traído un horizonte de incertidumbres a los trabajadores catalanes. El odio que ha tomado las calles es lo que ha espantado a miles de empresas, que han cambiado de sede social y fiscal, o que han congelado las inversiones o han anulado actividades y proyectos...

En solo unos cientos de metros UGT y CCOO han perdido la confianza de los catalanes constitucionalistas y del conjunto de los españoles

Ese agresivo fanatismo callejero, esos lazos amarillos desafiantes, esas teatrales romerías y procesiones a las cárceles – que en los tiempos del terrorismo etarra dio lugar a la dispersión de los presos, no se debe olvidar este dato- toda esa parafernalia, no es, parece, una prudente y sabia aportación de UGT y CCOO a la paz y la reconciliación de los trabajadores catalanes.

Por su historia y su estructura nacional española, y por su trayectoria, UGT y CCOO no se ganarán la confianza de los independentistas. En solo unos cientos de metros han perdido la confianza de los catalanes constitucionalistas y del conjunto de los españoles.

Los imitadores no tienen futuro. Como no lo tiene el 'Top Manta' aunque 'Podemos' intente legalizar las falsificaciones de la venta callejera. El PSC comenzó a desinflarse cuando perdió sus señas de identidad y se convirtió en un títere de feria de la 'malvada' estrategia pujolista, perdiendo de vista que a pesar del decorado de 'esteladas' hay dos Cataluñas casi simétricas. Si se abandonan los principios y se traiciona la historia, y se elige ser 'majorette' en el otro bando, en el pecado estará la penitencia, del PSC, de la UGT, de CCOO y de todo aquél que no se amarre al palo como Ulises para no sucumbir a los cantos de sirena.

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.