La Guardia Civil cree que Laura Luelmo murió la noche del día que desapareció
Bernardo Montoya confesó que había asesinado a Laura Luelmo en El Campillo (Huelva).
Aunque aún quedan muchas dudas por esclarecer, la Guardia Civil cree que Laura Luelmo no sufrió en el campo la noche que Montoya la llevó allí. Lo dicen por la posición en la que la encontraron. Los agentes creen que la joven profesora murió la noche del día 12, el mismo día que desapareció. Además, han señalado que el agresor la había llevado a su casa, donde la golpeó contra el suelo.
Así lo han manifestado en rueda el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, Ezequiel Romero, y el teniente coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) Jesús García Fustel, que están ofreciendo detalles del caso.
Los investigadores creen que la joven no estuvo toda la noche allí y que Montoya la llevó enseguida, probablemente en el maletero de su coche, hasta el lugar donde apareció el cadáver y donde la agredió sexualmente. También sospechan que, dada la posición de las piernas y el cuerpo, Laura "no tuvo sufrimiento" en ese lugar y que, por tanto, podría estar inconsciente.
Reconoció el asesinato
Montoya reconoció el asesinato y raptó a la chica, que desapareció el 12 de diciembre y cuyo cuerpo apareció el día 17. Dijo que no la había agredido sexualmente, aunque la autopsia muestra lo contrario.
La Guardia Civil ha hecho una reconstrucción de los hechos desde que el padre de Laura puso la denuncia por desaparición. Fue también la mujer que le alquiló la casa la que pidió a los agentes que se acercasen a ver si Laura estaba dentro de la casa. "La casa no tenía ningún movimiento de que hubiesen robado", cuenta el coronel jefe de la Comandancia de Huelva.
El día 12 de diciembre Laura escribió un mensaje a su pareja a las 16:22 y le dijo que no sabía si se iba a ir a andar, porque hacía "un poco de viento". El día 13 se denunció su desaparición y el día 14 se percibe que hay "algo raro". Fue entonces cuando empezaron a afrontar la situación desde dos frentes: "Desde la búsqueda y la información".
El día 13 de diciembre el padre de Laura acudió a El Campillo para seguir de cerca la búsqueda. Al entrar todos en la casa, la pareja y el padre echaron en falta las zapatillas de deporte y unas mallas. Por lo que las posibilidades de que hubiese salido a andar aumentaron. Cuando salieron de la casa, la patrulla judicial vio a un vecino y le identificó. Se trata de Bernardo Montoya.
Al preguntarle si sabía algo de Laura, Montoya contestó que no sabía que había alguien viviendo en esa casa. Después, no volvió a pasar por ahí. Fue entonces cuando la Guardia Civil empezó a investigarle a la vez que buscaba a la chica y se convierte en el primer sospechoso "con mayúsculas".
Algunos vecinos cuentan que vieron a Montoya asomarse a ver si la patrulla de policía seguía cerca de su casa y, al verlo, huyó. Se le puso un seguimiento permanente con refuerzos de Madrid.
Los ciudadanos de alrededor y los profesionales se volcaron en la búsqueda de la joven maestra. "El sábado realizamos una búsqueda centrándonos en un radio de 5km alrededor de El Campillo", señala el coronel. Después se amplió a diez kilómetros el radio de búsqueda.
Investigación del entorno de Montoya
A su vez, se hizo también una investigación sobre Montoya y se descubrió que tenía familia en Cortegana, así que se analizó la zona donde residían los familiares. "Por la tarde noche ven el vehículo de Bernardo en la zona donde reside su padre". Pero después el vehículo se desplazó hasta Sevilla.
El cuerpo de Laura fue encontrado el día 17 de diciembre. Se encontraba a 10 kilómetros del pueblo y por eso, aunque se "batiese" la zona, pudo "pasar desapercibida" para las personas que pasaron por allí. "Cuando fui, hasta que no estaba a metro y medio no se veía", señala el coronel. Fue un hombre de la Cruz Roja el que divisó unas prendas y llamó a la central para que se mandase una patrulla de seguridad ciudadana. Llegó antes la patrulla del SEPRONA, que fue la que encontró a Laura.
"El cuerpo estaba desnudo de cintura para abajo y cubierto de cintura para arriba". Mandaron a hacer la inspección ocular un equipo especializado, "por eso se retrasó el levantamiento del cadáver".
La versión del asesino
El martes 18, los agentes de seguimiento ven cómo Montoya se dirige a El Campillo, pero en vez de ir al pueblo se adentra en el campo. No saben dónde va, pero es detenido en ese momento. "Ese día nos cuenta una película, pero de las cosas que dice también se autoinculpa, porque reconoce que ha estado con Laura", señala el coronel
Fue ese día cuando Montoya dio la versión de que Laura le había preguntado por un supermercado y él la espera a la vuelta. Montoya contó que intentó meterla en el coche y, en el forcejeo ella se dio un golpe en la frente. Según él, entonces se asustó y la tiró al campo. Dijo que no la había agredido sexualmente, sino que había habido ciertos tocamientos. Pero pronto se descubrió que no había sido así.
Los restos de sangre y la mentira
Tras varias investigaciones, la Guardia Civil se da cuenta de que en la casa de Montoya hay restos de sangre, entonces descubren que Laura estuvo en casa allí. En cuanto a si estuvo retenida o no, la Guardia Civil no lo tiene claro: "Si estuvo retenida, no estuvo en su casa. Pero eso es sólo una hipótesis". "Los investigadores estamos seguros que la noche del 12 al 13, Laura no estuvo en la casa del sospechoso", cuentan, pero señalan que eso no es una justificación de que estuviese viva o muerta.
Saben que la noche del 12 al 13 Laura no estuvo en casa de Montoya, pero no tienen la autopsia finalizada para saber si estuvo viva. "Los datos de autopsia definitiva todavía no los tenemos", han señalado, aunque creen que murió el día 12. El coronel ha dicho también que no le cabe "ninguna duda" de que ella en ese lugar "no tuvo sufrimiento" en el sentido de que fuese consciente del sufrimiento, debido a la posición de sus piernas. Creen que la golpeó contra el suelo y la dejó inconsciente en el campo.
En cuanto a la agresión sexual, los forenses dicen que sí ha habido. La hipótesis de la Guardia Civil es que la agresión tuvo lugar en el campo, por lo que podría haber sido cuando ella estaba inconsciente.