Una exempleada demanda a Robert De Niro por supuesto acoso y discriminación
Asegura que De Niro la sometió a “contactos físicos no deseados”.
Una exempleada ha acusado este jueves a Robert De Niro de abusos verbales, comportamientos inapropiados y discriminación de género, en una demanda que llega después de que la empresa del actor la llevase ante la justicia por cargar cientos de miles de dólares en una tarjeta de crédito de la compañía.
La mujer, Graham Chase Robinson, asegura que De Niro la sometió a “contactos físicos no deseados”, que le dedicó repetidos comentarios ofensivos y que fue obligada a hacerse cargo de tareas domésticas que no se requerían a empleados masculinos.
Entre otras cosas, la exempleada dice que el actor le hizo rascarle la espalda, abrochar sus camisas o hacerle la colada.
Según la demanda, presentada en un tribunal federal de Nueva York y a la que han tenido acceso varios medios, Robinson también vio cómo la estrella de Hollywood insistía en pagarle menos que a compañeros hombres pese a que tenía mayores responsabilidades.
Robinson pide ser compensada con al menos 12 millones de dólares (11 millones de euros) por salarios perdidos y por daños, y ha acompañado su escrito de un furioso mensaje de voz que De Niro supuestamente dejó en su teléfono en una ocasión.
La demanda llega después de que el mes pasado la empresa del actor, Canal Productions, acusase a la antigua empleada de haber cargado a la empresa gastos personales y de pasar gran parte de su tiempo viendo series de televisión.
La empresa aseguraba que, por ejemplo, Robinson había usado la tarjeta de crédito de la compañía gastos de más de 12.000 dólares (unos 11.000 euros) en un restaurante y unos 32.000 dólares (unos 29.000 euros) en viajes de taxi y Uber.
Canal Productions reclamaba en su demanda 6 millones de dólares (5,5 millones de euros) y describía a la mujer como una empleada a la que se había dado gran confianza y que había aprovechado para beneficiarse personalmente.
Según la compañía, Robinson gozaba además de una muy buena compensación tras una década de trabajo, con un salario que había llegado a los 300.000 dólares (unos 273.000 euros) anuales en 2019.
La mujer niega en su demanda las acusaciones y asegura que el movimiento de la empresa se produjo al saber que ella planeaba acudir a la justicia.