Elecciones en Israel: El auge de la ultraderecha auparía a Benjamin Netanyahu de nuevo al poder
El ex primer ministro israelí lidera el recuento en Israel con más del 60% de votos escrutados.
El ex primer ministro israelí Benjamín Netanyahu lidera el recuento en Israel con más del 60% de votos escrutados, y por ahora mantiene una mayoría para crear gobierno con su bloque de partidos socios de extrema derecha y ultraortodoxos.
Según los datos del Comité Electoral Central, que ha contado más de tres millones de sufragios de los comicios de este martes, el partido derechista Likud de Netanyahu sería primera fuerza con unos 33 asientos, y tendría una amplia mayoría de 69 escaños para volver al poder con el apoyo de los ultraderechistas de Sionismo Religioso (14) y de las dos formaciones ultraortodoxas (22).
A la espera de que el escrutinio sea más amplio, el bloque anti-Netanyahu que lidera el actual primer ministro en funciones, Yair Lapid, está por ahora muy por debajo, y la amalgama de fuerzas de derecha, centro e izquierda que encabeza se quedaría con 47 escaños.
El partido centrista de Lapid, Yesh Atid, seguiría como segunda fuerza con unos 25 escaños, pero algunas formaciones aliadas como el izquierdista Meretz o el islamista Raam no superan por ahora el umbral de 3,25% de votos mínimo para obtener representación.
Esto dejaría a los dos partidos sin cuatro diputados cada uno que serían claves para el bloque anti-Netanyahu, aunque la situación podría cambiar a medida que avance el recuento, cambiando de nuevo la aritmética de correlación de fuerzas.
Los sondeos a pie de urna difundidos anoche tras el cierre de los colegios electorales en Israel daban una mayoría mínima de entre 61 y 62 escaños al bloque pro-Netanyahu, mientras que los partidos contrarios a que el ex jefe de Gobierno vuelva al poder se quedaban con entre 54 y 55 asientos.
Tras estas encuestas, Lapid se mostró anoche muy cauto durante su discurso en la sede electoral de Yesh Atid, donde instó a esperar a “contar hasta la última papeleta” antes de sacar conclusiones. “Esta noche se prolonga durante dos días. Hasta que no se cuente la última papeleta, nada está terminado ni cerrado. Esperaremos, aunque no tengamos paciencia, los datos finales”, afirmó el jefe de Ejecutivo en funciones.
Por su parte, el ambiente era más optimista en la sede del Likud de Netanyahu, que celebró estar “al borde de una gran victoria”, aunque pidió cautela hasta que las cifras sean definitivas.
La participación en los quintos comicios en menos de cuatro años fue del 71,3%, la más alta desde 2015, y mayor que en las cuatro elecciones desde 2019, cuando el país entró en parálisis política, sin posibilidad de formar gobiernos estables y con una cita electoral detrás de otra.
Auge de la ultraderecha en Israel
El más beneficiado del bloqueo político y la creciente polarización ha sido el Sionismo Religioso, lista que aúna a tres partidos de ultraderecha, con posiciones abiertamente racistas, anti-árabes y homófobas, y que se inspira en los textos bíblicos para justificar una colonización total de los territorios ocupados palestinos.
De hecho, tanto su líder Bezalel Smotrich, como el “número dos”, el extremista y supremacista judío Itamar Ben Gvir, son colonos que viven en asentamientos en Cisjordania ocupada. “Me dirijo a todos los que no votaron por mi. Somos hermanos”, señaló en un tono conciliador esta noche Ben Gvir tras conocerse los resultados preliminares, mientras sus seguidores cantaban el clásico “Muerte al árabe”, habitual en los mitines y eventos de su partido Poder Judío.
Conscientes de su poder en un futuro gobierno de Netanyahu, ya han exigido a éste la cartera de Defensa o Justicia para Smotrich, y la de Seguridad Pública, que controla la Policía, para su socio Ben Gvir, la figura que más ha subido en las encuestas, con especial magnetismo entre los más jóvenes.
“Estamos haciendo historia (...) Ahora esperamos pacientemente los resultados finales para establecer un gobierno nacionalista de derecha, judío y sionista”, afirmó un triunfal Smotrich.
Acusaciones no probadas de fraude
Consciente de que el ascenso sorpresa de Balad le puede dejar en la cuerda floja, Netanyahu usó en las últimas horas de la jornada electoral sus redes sociales para alertar de un supuesto fraude, acusando a simpatizantes de Balad de “graves incidentes de violencia contra los inspectores de los colegios electorales e intentos de falsificar los resultados electorales en las zonas árabes”.
Sin embargo, el Comité Electora Central investigó esas alegaciones y concluyó que no se habían registrado incidentes ni había sospechas de fraude, lo que no calmó a Bibi que insistió toda la noche en las redes en el asunto, en vez de pronunciarse sobre su victoria.