Elecciones en Madrid: ¿qué pasa con Ayuso? ¿y con la izquierda?
La izquierda va a necesitar un revulsivo si quiere disputar el gobierno a la derecha y la extrema derecha.
El pasado 10 de marzo, hace menos de una semana, se produjo en la Comunidad de Madrid el mayor terremoto institucional desde el llamado Tamayazo. La presidenta Isabel Díaz Ayuso decidía romper la coalición de gobierno entre PP y Ciudadanos que había venido dirigiendo la región los últimos dos años y convocar, de manera unilateral y sorpresiva, elecciones. Ahora ya sabemos que estas elecciones se van a celebrar el 4 de mayo, a pesar de los intentos de PSOE y Más Madrid por interceptarlas a través de la presentación de dos mociones de censura. Vamos a analizarlas por extenso en Twitch, pero vaya un adelanto.
Se ha escrito mucho sobre la incidencia de la operación murciana orquestada entre PSOE y Ciudadanos para un cambio de gobierno y la repercusión del aleteo de una mariposa murciana en Madrid. No es tan así. Más que una mariposa aleteando y generando un inmenso efecto dominó en las relaciones entre populares y naranjas, la pelea murciana tuvo un efecto doble. Sirvió como excusa para que Díaz Ayuso pudiera armar un relato creíble para hacer lo que más le convenía, a saber, romper su coalición con una fuerza calculada en sus apoyos actuales tanto en el gobierno como la Asamblea de Madrid. Por otro lado, mandar en nombre del PP una enorme cabeza de caballo a la cama de los dirigentes de Ciudadanos. Por las malas, ni media, porque vamos a elecciones y os ponéis a currar al día siguiente fuera de la política.
El PP afronta las elecciones madrileñas con encuestas muy favorables que le devolverían a la posición de partido más votado. También con un relato fuerte y coherente para el electorado de derechas que nunca le agradecerán suficiente a la torpeza de Ciudadanos. Además, cuenta con una líder que ha pasado de ser endeble a ocupar un lugar simbólico a medio camino del PP y Vox, con el arrastre electoral que esto podría tener en unas elecciones en que los trasvases se van a dar, a buen seguro, intrabloques en el eje izquierda / derecha.
A la izquierda, para ser honestos, todo esto le ha pillado a contrapié. Nadie en los escaños del hemisferio izquierdo de la Asamblea de Madrid sospechaba de la operación murciana, ni mucho menos calculaba que la presidenta regional fuera a coger el canasto de las chufas y convocar unas elecciones para una legislatura de apenas dos años.
En estos cinco días, algunos han reaccionado rápido, como PSOE y Más Madrid, que han designado candidatos a sus mejores activos en la política autonómica. Ángel Gabilondo resistió la segunda posición en las elecciones autonómicas de 2015 mientras Manuela Carmena arrasaba en elecciones municipales de Madrid, obtuvo 250.000 votos más que Podemos en la capital y ganó las elecciones en 2019 por primera vez para una formación política que no fuera el PP desde los años 90. Mónica García, por su parte, es una doctora muy guerrera que ha fungido de látigo de Ayuso durante toda la pandemia. Se ha revelado como una parlamentaria rápida y solvente, capaz de instalar en la agenda la sanidad como uno de los temas principales en la región.
A Podemos o Unidas Podemos se le espera, pero no está. En estos cinco días nadie de la formación ha hablado de Madrid, de las elecciones o las mociones de censura. Sacaron un vídeo reivindicando su acción de gobierno en el Estado frente al ruido de la política madrileña. Seguramente con otra intención, aparecieron ante la opinión pública como el niño que cree que un problema no existe cuando se tapa la cara y deja de verlo, lanzando dos mensajes rotundos: Madrid no importa demasiado cuando se gobierna España y no hay que correr. A menos de dos meses de las elecciones.
El panorama es complicado, porque el PSOE tendrá muy difícil volver a alcanzar el 27% de los votos y los 37 escaños que hoy tiene en la Asamblea según la demoscopia. A Más Madrid le prescriben un retroceso moderado, lógico en un contexto en que el tándem Carmena-Errejón deja paso a otros liderazgos que tendrán que crecer y probarse hasta llegar al impacto e índice de conocimiento de estos dos.
Unidas Podemos, sin interés ni cabeza de lista a la vista —el propio partido ha ofrecido declaraciones a medios de comunicación donde descalifica a Isa Serra, última candidata, y la relega sin alternativa—, parece que tiene complicado llegar a la barrera del 5% para no ser extraparlamentario. Un batacazo de esas características dejaría a la izquierda con pocas o nulas posibilidades de formar gobierno.
El PP de Díaz Ayuso crece en tanto que ha fijado las condiciones y los tiempos de la contienda dando un golpe de mano que, de salir mal, sería el mayor ridículo de la historia de la Comunidad de Madrid. Vox crecerá poco, porque compite con un PP que se les ha mimetizado, pero le basta con permanecer agazapado y mostrarse como socio solvente para abrirle a la extrema derecha las puertas de un gobierno autonómico por primera vez desde que recuperamos la democracia. Ciudadanos naufragará, porque es imposible mantenerse a flote después de haber disparado tus propios cañones contra la cubierta del barco.
El panorama se resume fácil: dos meses (algo menos) para unas elecciones en que la izquierda va a necesitar un revulsivo si quiere disputar el gobierno a la derecha y la extrema derecha. Contrarreloj y en martes. Veremos.