Las réplicas del terremoto catalán
Así está afectando a nivel nacional el 14-F: Sánchez y ERC favorecidos, Vox se crece y Casado y Arrimadas sienten el abismo.
Apenas ha pasado un día del 14-F y el terremoto catalán ya tiene sus réplicas en toda España. Cataluña es un microclima político en el Parlament, pero impregna la política nacional. No es extrapolable a un resultado general, sí afecta de lleno a lo que pase en el resto del país. Con varios actores en Madrid ganando fuerza… y algunos situándose en el abismo por lo que ha pasado en Barcelona.
Pedro Sánchez ha salido fortalecido, fue una apuesta personal enviar a Salvador Illa a competir por la Generalitat. Era una decisión muy arriesgada, cambiando al ministro de Sanidad en plena tercera ola. Y ha logrado una victoria histórica para el PSC: primera fuerza en votos y en escaños (aquí empatados con Esquerra). Esa implicación se notó desde el principio, con un presidente cogiendo el AVE varias veces durante la campaña y mandando a su gran gurú, Iván Redondo, a la sede del PSC.
La sensación ahora en La Moncloa y en el PSOE, según fuentes consultadas, es que ha valido la pena. Se la han jugado y ha salido bien, aunque ven muy complicado formar ahora Gobierno. Salvador Illa no ha tirado la toalla y piensa intentar esa investidura haciendo valer su primera posición. Es un orgullo para el PSOE ser hoy la primera fuerza en Cataluña en un momento tan complicado y que su discurso cale en una sociedad altamente fragmentada. Además, esto da muchísimo aire a La Moncloa pensando en próximas elecciones generales (esa entente soñada siempre por los socialistas de lograr amplias mayorías en Andalucía y en Cataluña).
De “extraordinario” califican el resultado en el cuartel general del PSOE, logrando ser la primera fuerza 18 años después. Se abre un nuevo camino en esta comunidad para el reencuentro, entienden en Ferraz, y sobre todo, gobierne quien gobierne, una relación más cercana al ser la otra opción ERC. A pesar de algunos desencuentros públicos, los socialistas y Esquerra vienen trabajando de la mano desde hace tiempo en Madrid (empezando por la propia investidura de Sánchez y pasando por los presupuestos generales). Los dos partidos fueron los artífices de esa mesa de diálogo, que se reunió pocos días antes de que se decretara el estado de alarma.
En Ferraz han dado apoyo explícito a Illa para que intente esa investidura y no defraudar a los catalanes que lo han votado (siempre se recuerda el grave error que cometió Inés Arrimadas de ni intentarlo hace tres años).
A pesar de que Illa ganó en votos, el favorito para hacerse con el Palau es Pere Aragonès. Es verdad que ahora aspira a un Ejecutivo independentista y con la presencia de los ‘comunes’, pero tiene un perfil y una estrategia muy diferente a la que han llevado a cabo sus predecesores de Junts (Carles Puigdemont y Quim Torra). El ‘número uno’ de ERC mantiene contactos fluidos con La Moncloa, incluido Pedro Sánchez. Además, tiene relación directa e interlocución con la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo.
Por lo tanto, valoran en La Moncloa este perfil si llega al Palau frente a los más radicales anteriores. Ven a Junts como un partido que se ha echado al monte y que busca la confrontación. En cambio, Esquerra ha abrazado el pragmatismo, bendecido por Oriol Junqueras. Habla de amnistía, pero en el horizonte de la independencia se limita por ahora a aspirar a un referéndum pactado con el Gobierno central (nada que ver con otra declaración unilateral de independencia).
En el PSC intentarán hacer que ERC favorezca un Govern suyo, pero lo ven muy difícil. Entre otras cosas, como señalan dirigentes socialistas, el “complejo” de Esquerra respecto al mundo independentistas de Junts, aunque ahora tiene las manos más libres al haber ganado a sus rivales en el espectro soberanista.
En esta lectura de clave nacional Podemos consigue aguantar a pesar de los sondeos a la baja. Es decir, esa estrategia de Pablo Iglesias más radical, con críticas a la falta de “normalidad democrática” ha servido para no caer. A los suyos les gusta ese discurso y, además, intentarán atraer a Esquerra a postulados de izquierdas. La coalición se ve además reforzada en el sentido de que pueden encontrar a un aliado en el Palau.
En la reunión que ha mantenido este lunes Sánchez con los suyos para analizar el resultado se ha llegado a otra conclusión: “La derecha ha sido la gran perdedora”. Se trata del Parlament más izquierdoso hasta la fecha. Y a nivel nacional salen tocados (o tocadísimos, o muy muy tocadísimos) el Partido Popular y Ciudadanos.
Los de Pablo Casado arden internamente, “Vaya castaña”, como dice un dirigente regional de los ‘populares’. Intenta la actual dirección desmarcarse del resultado diciendo que Cataluña no es extrapolable, pero son la última fuerza del Parlament y encima ‘sorpassados’ por Vox. Los barones empiezan a moverse y están emitiendo señales a Génova de que hay que cambiar estrategias e incluso caras a partir de ahora. Todos se verán en la reunión del comité nacional este martes.
En shock están todavía en Ciudadanos. En el partido son conscientes de que la pérdida de treinta diputados y de su bastión moral en Cataluña les sitúa al borde del abismo. Arrimadas y Carrizosa han rechazado dejar sus puestos en un momento durísimo para el partido, pero en el que tampoco existe una alternativa a la jerezana para intentar reflotar una marca por los suelos. La nueva cúpula entiende que esto todavía se debe a los efectos de la época de Rivera. Los críticos ya piden cabezas: “profunda regeneración” en la dirección y “cambios de liderazgo a nivel nacional y de Cataluña”.
En cambio, la euforia se extiende en la ultraderecha, que ha visto cómo ya es la primera fuerza a ese lado en el Parlament y que consigue entrar por primera en el parque de la Ciutadella. Abascal lo ve como una victoria moral y cree que esto le servirá para impulsarse todavía más a nivel nacional, teniendo un altavoz potentísimo frente al independentismo y presentándose como una especie de reserva moral. Los que le daban por enterrado tras la moción ya pueden ir cambiando de opinión.
Está por ver cómo va a intentar Casado frenar esta hemorragia. Tras la moción de censura, intentó marcar distancias con Vox y presentarse como la derecha moderada europea. Pero no ha servido de nada, además de verse metido en el torbellino del juicio a Bárcenas y las acusaciones contra Génova 13. La gran duda es si se mantendrá en ese tono o volverá a endurecer el tono al ver que el electorado ha buscado más ‘caña’.
El terremoto catalán ya tiene réplicas. Y faltan muchas.