El 'Washington Post' dedica un artículo a Vox tras su viaje a Latinoamérica (y no sale bien parado)
"Harían bien en pasar menos tiempo persiguiendo fantasmas junto a un partido ultraderechista europeo".
Vox también ha tenido su propia gira por América, aunque la de Isabel Díaz Ayuso la haya eclipsado. El líder de Vox, Santiago Abascal, estuvo en México a principios de septiembre (y la visita no acabó del todo bien). Ya a mediados de mes, fue una delegación del partido la que se desplazó hasta Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú.
La comitiva de Vox estuvo formada por su vicepresidente y diputado, Víctor González, el eurodiputado Hermann Tertsch y el director de la Fundación Disenso, Jorge Martín Frías. En Perú, Vox se reunió con la excandidata a la presidencia (y acusada de delitos de blanqueo), Keiko Fujimori, y es a estos encuentros a los que dedica el periodista Diego Salazar su última columna en The Washington Post.
En su tribuna La redención de la derecha peruana no pasa por VOX, publicada el 29 de septiembre, el periodista critica los coqueteos de la derecha peruana —e incluso de políticos autodenominados liberales— con la ultraderecha española, con el pretexto de que “en política uno tiene que conversar con todos”.
Salazar señala cómo Vox ha buscado “agudizar la polarización en la sociedad española”, y detalla las dos propuestas del partido sobre inmigración extraídas de su propio programa, que se resumen en que “cualquier inmigrante que haya entrado ilegalmente en España estará incapacitado, de por vida, a legalizar su situación” y en “levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla” y dar a policías y fuerzas amadas “todos los recursos materiales y humanos para que puedan cuidar nuestras fronteras con total eficacia”.
El “clásico ejemplo de partido populista de derecha radical”
El periodista incluye, además, la definición de Vox que se hace en el libro VOX: The Rise of the Spanish Populist Radical Right, de los politólogos José Rama, Lisa Zanotti, Stuart J. Turnbull-Dugarte y Andrés Santana. Los autores lo describen como un “clásico ejemplo de partido populista de derecha radical”, caracterizado por su “nativismo, autoritarismo y populismo” y por “una combinación de xenofobia y nacionalismo”, presentándose como la oposición a “unas élites malvadas, globalistas y progresistas”.
La conclusión, para el columnista del Washington Post, es que Perú —gobernado ahora por el izquierdista Pedro Castillo— tiene mucho que mejorar, y la oposición tiene mucho que reivindicar, pero no desde la “guerra cultural” que propone la ultraderecha española.
“Si lo que quieren de verdad es encontrar la respuesta y plantar cara al caótico y cada vez más incompetente y preocupante accionar del Ejecutivo peruano, harían bien en pasar menos tiempo persiguiendo fantasmas junto a un partido ultraderechista europeo y más conociendo el Perú que existe fuera de Lima”, concluye Diego Salazar en su artículo.