El viral comentario de una niña de ocho años: "Este es mi segundo tiroteo"
"Estaba algo preparada. Siempre estoy esperando a que pase algo", dice Faris, una pequeña de Washington que ya ha visto demasiado de lo que no debería en esta vida.
En lo que va de año, EEUU ha sufrido 378 tiroteos masivos. En total, 24.698 personas han muerto por arma de fuego en el país y 22.432 más resultaron heridas. Los datos, de la web especializada Gun Violence Archive, son brutales y afectan a todo tipo de ciudadanos: más pobres y más ricos, más mayores y más jóvenes.
Incluso niños, como la pequeña Faris, protagonista de un vídeo viral en el que la menor, de apenas ocho años, relata cómo ha vivido el último tiroteo en que se ha visto envuelta. Último, no el primero, sino el segundo al que se enfrenta en su vida.
La chiquilla explicaba en los medios lo sucedido el pasado sábado en el exterior del Nationals Park de Washington, donde tuvo lugar un tiroteo que obligó a cancelar el partido de beisbol y a desalojar el lugar. Hubo tres heridos.
Pasado el peligro, y al ser preguntada como una testigo más, Faris Nunn sorprendía a la periodista con unas palabras tan compartidas como desoladoras: “Simplemente vi a la gente mirando hacia allí, y no supe lo que estaba pasando hasta que oí a alguien decir “agáchate”, así que empecé a pasar por debajo de los asientos”, relata Faris, para, a continuación y tras ser preguntada por la reportera sobre cómo se sintió, añadir: “Ha sido mi segundo tiroteo, así que estaba algo preparada. Siempre estoy esperando a que pase algo”. Faris esperaba las preguntas entre saltos, excitada, pero su reflexión muestra el efecto que la violencia ha dejado en la niña.
Ante la incredulidad de la reportera por sus palabras, su madre confirmaba lo dicho por la niña: “En noviembre hubo un tiroteo en el centro recreativo de nuestro barrio, mientras estábamos allí, por lo que tuvo que meterse debajo de los columpios del parque. Una persona recibió un disparo en la cabeza y murió”, explicó.
En las redes sociales de EEUU se ha iniciado un intenso debate sobre el control de las armas y la vigilancia policial, no sólo por las palabras de la pequeña, sino porque apenas horas antes de lo sucedido en el estadio, también en Washington, otra niña de sólo seis años moría en otro tiroteo. Una normalidad anormal a la que aún ninguna Administración ha sabido poner coto.