El verano del Barça se torna en pesadilla
Finalmente ni Verratti ni Ceballos -justo lo que necesitaba el equipo- vestirán de azulgrana. Cimientos en la medular para relevar a Iniesta y Rakitic, acuciados por la edad y la falta de suplentes de garantías.
El italiano vendría para directamente suplantar al croata, mientras que Ceballos daría minutos de calidad cada vez que reemplazara a Iniesta. Un sustituto ideal, con ADN Barça, que busca dar sentido al juego, hilvanar jugadas, asociarse y al mismo tiempo no rehúye la brega. Así se vio en el reciente Europeo sub 21, donde fue designado mejor jugador del torneo. Un jugador muy completo y que ha ido ganando poso con el paso de los partidos. Un pelotero excepcional que finalmente no vestirá la casaca azulgrana. Y lo que es casi peor, terminará vistiendo la del eterno rival. Es decir, el Barcelona no solo pierde una pieza valiosísima para su engranaje, sino que se la lleva su máximo enemigo, un Real Madrid que también fue más listo y ya le quitó a Asensio hace un par de años. Ceballos, Asensio, Isco...futbolistas españoles para marcar una época en el mundo del fútbol y que en su día quisieron recalar en el Camp Nou.
La gestión de la junta de Bartomeu está siendo infame un verano más. Primero se rechazó una oferta de 40 millones de euros por un André Gomes que ha fracasado estrepitosamente en su primera temporada. Una venta obligatoria y que el presidente culé ha preferido no consumar. Además, ha regalado al Sporting de Lisboa a un Mathieu que tan solo hace tres años costó 20 millones de euros y hace escasos días se ha marchado con la carta de libertad. Está costando darle salida a Arda y a Rafinha y los fichajes para rejuvenecer el proyecto no llegan. Se piensa en Paulinho, un brasileño de 29 años que juega en China y que decepcionó en su paso por el Tottenham y por el que se han llegado a ofrecer 25 millones de euros.
En cambio, se difunde la renovación de Messi como un logro sin precedentes. Una proeza histórica. Acapara portadas en la prensa de Cataluña y apenas se reflejan los contratiempos en la planificación para la próxima temporada. No rodear como es debido al mejor jugador de la historia y reducir la distancia histórica en Europa con el Madrid era una de las obligaciones que debía afrontar la directiva. Sin embargo, en los cuatro últimos años, el club de Concha Espina ha levantado tres Copas de Europa y el Barça una. Algo está fallando.
Este verano parecía el ideal para cambiar la tendencia. Los objetivos estaban claros. Darle solidez al centro del campo -una zona de tránsito habitual para el juego culé y que últimamente había quedado despoblada-, buscar un lateral derecho de garantías -la salida de Alves resultó traumática- y un delantero para competir con la MSN. Los candidatos se marcaron en rojo: Bellerín para el carril derecho, Verratti para sostener la medular y Dembelé para presionar a Messi, Neymar y Suárez. Parece que ninguno de los tres portará la camiseta del Barcelona la próxima temporada. Ni siquiera Dani Ceballos, una fabulosa oportunidad que había presentado el mercado y a la que el Barcelona ha llegado tarde. Otro error de bulto que sumar a la larga lista.