El trilerismo del PP: ahora con los fondos europeos
De la mentira, la confusión y las medias verdades, el PP de Casado ha hecho su estrategia.
Desde hace unos meses y, sobre todo, con mucha intensidad en los últimos días, estamos asistiendo a una campaña orquestada por el Partido Popular sobre el reparto de los fondos europeos en nuestro país, aduciendo que hay una distribución partidista y no un reparto objetivo de los mismos.
Cabe recordar que este es el mismo Partido Popular que se fue a Europa hace un tiempo a solicitar a la Comisión Europea que no dieran a España fondos económicos para la reconstrucción de nuestro país tras la pandemia. Atónitos nos dejaron entonces, ahora se superan.
Es lamentable y triste que el mismo Partido Popular que alardea de patriotismo, de españolidad y de defender nuestro país por encima de todo, sea capaz de iniciar una campaña de desprestigio de España solo por intereses electoralistas en un momento tan crítico como el que estamos viviendo con la pandemia y sus consecuencias sociales y económicas derivadas de la crisis sanitaria.
Sé que es mucho pedir, pero ahora necesitaríamos –los españoles— tener al frente de la oposición, una formación solvente y seria, que piense antes que nada en los intereses del país y no enredado en sus permanentes cainitas cábalas electorales. Un Partido Popular que trabaje por frenar a la extrema derecha, como hacen todos los partidos de su misma ideología en Europa, en lugar de echarse en sus brazos
como, bien sabemos los andaluces, hizo Moreno Bonilla tras su pírrico resultado de 2018. El último arrumaco PP-Vox ha tenido Lorca como testigo.
De la mentira, la confusión y las medias verdades, el PP de Casado ha hecho su estrategia. Sabíamos su querencia por la manipulación, el trilerismo, para instalar en la opinión pública mensajes ruines. Cómo no recordar aquel “que caiga España, que ya levantaremos nosotros”, de Montoro o las mentiras del gobierno Aznar en aquel dolorosísimo 11M.
O la matraca que inventaron en Andalucía con el impuesto de sucesiones, tantas mentiras repitieron que parecía que los andaluces pagaban el impuesto aunque no heredaran un pimiento. Por cierto, más de tres años en la Junta y aún no han eliminado el dichoso impuesto. Otra mentira más. Como la de los 600.000 empleos a crear. Suma y sigue.
A falta de un proyecto o una simple idea de España –Aznar otra vez en la salsa del PP—, el clan de Pablo Casado se esfuerza por colocar en el ideario colectivo la supuesta irregularidad del reparto de los fondos europeos. Y como quienes siguen al flautista de Hamelin, los presidentes autonómicos azules se suman a la fiesta. Incluso si estás en Andalucía y eres el presidente de la comunidad autónoma que más fondos recibe.
Moreno Bonilla recibió el que más en 2021, unos 1.916 millones de euros, pero ahí lo vemos llorando por las esquinas de Bruselas criticando un supuesto amaño en la distribución de los fondos que nadie le compra. Pero ahí queda su discurso, vergonzoso y lamentable. De su poca capacidad para invertir esa fuente de dinero extra que llega a Andalucía, en eso prefiere decir pasapalabra
como cuando le preguntan por los 8.000 sanitarios despedidos.
¿Qué nos deparará este 2022 con los fondos Next Generation? Por lo visto en estos primeros días, la Junta de Andalucía se mantendrá atrapada en su incapacidad para gestionar los fondos que sigan llegando. El coste extra de la pandemia en las escuelas o en la ayuda a domicilio, por citar dos ejemplos, lo seguirán costeando en solitario los ayuntamientos, que ni siquiera han visto incrementada su participación en los tributos de la comunidad autónoma.
El municipalismo del PP andaluz ha acabado transformándose en una patraña más. Puro postureo. Si me permite el consejo, presidente Moreno Bonilla, no malgaste su tiempo en paseos por Europa para criticar el reparto de los fondos europeos y viaje por Andalucía, desde Ayamonte a Pulpí, y verá a vecinos y vecinas desconcertados y a alcaldes y a alcaldesas, desasistidos.
Qué oportunidad perdida están suponiendo estos fondos extraordinarios en el mundo rural. En nuestros pueblos pequeños, el desapego de las políticas del PP se nota especialmente. Los recursos del segundo pilar de la PAC del actual marco, no del próximo, están atascados con unos niveles de ejecución pírricos y los Grupos de Desarrollo Rural se van apagando, condenados a languidecer por inanición. Siempre ha sido impostado su interés por el ámbito rural, eso sí las fotos con las vacas y ovejas no faltan en el álbum de la derecha rácana con el campo y sus trabajadores.
De modo que antes de coger otro avión a Bruselas a hacer el ridículo con el hit de los fondos mal repartidos, bien podría afanarse, Moreno Bonilla, en resolver convocatorias atascadas del Plan de Desarrollo Rural, abrir convocatorias de fondos europeos de la comunidad a la administración local, proponer convenios a las Diputaciones para llevar esas inversiones a los pueblos pequeños y resolver los problemas de cofinanciación de otros fondos comunitarios (FEDER) de los ayuntamientos, muy tensionados por problemas de liquidez y de tesorería, y la necesidad de técnicos especializados.
Qué injusta es esta situación. Justo ahora que la UE hace un despliegue de inversiones sin precedentes y que un Gobierno en España, liderado por Pedro Sánchez, consigue para el país la mayor disponibilidad de recursos económicos comunitarios, es cuando el PP decide bajarse del barco de la responsabilidad por especulaciones electorales. Y con mentiras. Después querremos mirar a la cara a la gente y pedirles que confíen en la política.
Aunque sea predicar en el desierto, apelo a la responsabilidad de todas las fuerzas políticas para que reivindiquen, cada una de ellas, sus planteamientos políticos pero sin falsedades, con sinceridad. Olviden las fake news y busquen la buena política del BOE, esa que sí cambia de verdad la vida de la gente. Rehúyan del fin si no saben acertar con los medios. Que en política, como en la vida, no todo vale.