El show que Ayuso ha montado en la Asamblea, resumido en 8 momentos
Un papel, un micrófono y que empiece el espectáculo.
Insultos, Franco, la Guerra Civil, la covid-19... Una mezcla abstracta de temas que solo coincidirían en una enciclopedia, pero que la Asamblea de Madrid ha logrado juntarlos a todos.
Compren las palomitas que empieza la espectáculo. Los gritos de la oposición y los aplausos de la bancada del PP cada vez que Isabel Díaz Ayuso dice alguna de sus frases lapidarias ya se han convertido en el pan nuestro de cada día. O de cada jueves, mejor.
Se levanta, coge el micrófono (y normalmente un papel en la otra mano) y la sala espera a ver qué es lo nuevo con lo que va a saltar, que a veces responde y otras no, a lo que le pregunta la oposición.
Lo primero, echando la vista atrás a un pleno que se terminó de repente, algo muy pocas veces visto, y que dejó a la presidenta sola en la cámara y con la oposición y hasta sus propios socios de Gobierno (Vox) en los pasillos. Y de una vez, el reproche: “Rogaría que me dejen terminar la pregunta. En el pleno pasado fue imposible a culpa de los gritos y la forma que me estuvo tratando la oposición”.
Pocos dirían que en ese show se estaba tratando algo tan importante y respetable como los fallecidos por la pandemia y a lo que Ayuso dejó de responder con su ya famosa frase: “Bueno, de verdad, hasta luego, da igual, paso”.
Segundo tema. Las listas de espera en la Sanidad de Madrid, una queja trasladada desde las calles al pleno y que ella, en su respuesta, mira para otras comunidades. Sin ir más lejos, su vecina Castilla-La Mancha, de administración socialista, y que, según le apuntan desde la silla de al lado, tiene una lista de espera tres veces mayor que la de Madrid.
Ella no quiere abstraer los problemas de los madrileños de lo que está haciendo el Gobierno por eso también menciona los cambios en Educación que está llevando a cabo.
El más reciente, la eliminación de las recuperaciones y, como portavoz de las familias de escasos recursos, es capaz de decir que en esas familias quieren que a sus hijos “les pongan las pilas en las clases”. Todo por una razón: eso les servirá para salir adelante en sus dificultades.
Y Y sobre otras dificultades también habla, aunque no sea la cámara apropiada. Tras la reunión de los principales sindicatos de los cuerpos de seguridad del Estado con el ministro del Interior sobre las reformas a la ley mordaza, estos se acercaron hasta la Puerta del Sol para recibir el apoyo de Ayuso.
Manifestación autorizada para el 27 de noviembre en Madrid, sin problema. Y por si fuera poca la convocatoria que están haciendo a través de redes sociales, la presidenta aprovecha su momento para sacar a la gente a las calles y apoyar a los policías y guardias civiles porque “les van a dejar sin herramientas para que a los delincuentes y terroristas se les ponga coto en las calles”.
Todo ello, eso sí, con un motivo que se le escapa antes de la convocatoria y deja caer que más que un convencimiento es una respuesta contra el Gobierno, otra más, por el pacto de los presupuestos y que como ha repetido en varias ocasiones “deja a Madrid los últimos”.
Pero, según Ayuso, la Policía y la Guardia Civil no son lo únicos que están sufriendo las consecuencias del Gobierno de Pedro Sánchez. También otras instituciones como la Monarquía, la unidad de España, la memoria de la Transición... y que ella defiende desde su asiento en la Asamblea. Porque como asegura ella, el Gobierno sería capaz de “imponer la República por decreto”.
Y como no podía faltar la mención a Franco, si es necesario, para llamar la atención y su “viaje” en helicóptero. Palabras que hacen levantar la cabeza hasta a sus propios compañeros de partido. Ayuso es crítica con la Ley de Memoria Histórica, pero la primera en mencionar al dictador y a la Guerra Civil. Aunque luego son otros, los que según ella, quieren “revisar la Transición para que nos peguemos como hermanos”. De nuevo aplausos.
Los mismos que recibe incluso si descalifica a otra diputada. Parece que ya está todo permitido ya que no es la primera vez. Mónica García, después de que se metiera con su aspecto durante una entrevista ya dijo que iba a fundar un club con las personas con las que Ayuso se había metido.
Este jueves tiene una nueva integrante: Alejandra Jacinto, de Podemos. O “fracasada abogada” como se ha referido a ella Ayuso.
Y todo porque la presidenta no puede justificar que no tiene una relación laboral con su familia sin faltar al respeto. Una práctica que está siendo cada vez más común en los plenos, que rebaja la calidad política del país, pero que sigue recibiendo aplausos.
Fin del espectáculo. El siguiente turno, el próximo jueves.