El ser humano contra sus límites: ¿se podrá correr la maratón en menos de dos horas?
Eliud Kipchoge se ha quedado a sólo 26 segundos de lograrlo.
Es el lema olímpico, "Citius, Altius, Fortius" -"Más rápido, más alto, más fuerte"-, cumplido a rajatabla. Las marcas de ropa deportiva Nike y Adidas se han embarcado en una carrera por ser las primeras en conseguir que el ser humano derribe uno de sus grandes muros: correr una maratón (42,195 kilómetros) en menos de dos horas. Un reto que muchos califican de inhumano pero que el pasado fin de semana estuvo cerca de lograrse.
El keniano Eliud Kipchoge, considerado uno de los mejores maratonianos de la historia, completó esa distancia en 2 horas y 25 segundos, quedándose a sólo 26 segundos de romper la barrera. Lo hizo en un reto llamado #Breaking2 en el que Nike lo había dispuesto todo para conseguirlo: las zapatillas deportivas más revolucionarias, un coche liebre a menos de 15 metros y 24 corredores de talla mundial prestando ayuda a la estrella y dándose relevos cada pocos kilómetros.
La 'pared' de las dos horas no fue derribada y el tiempo tampoco ha sido reconocido oficialmente debido a las ayudas con las que contó Kipchoge. Pero el experimento ha abierto la puerta a lo que hasta ahora parecía sólo una quimera: que el ser humano pueda recorrer más de 42 kilómetros en menos de 120 minutos.
"ESTAMOS TODAVÍA MUY LEJOS"
La pregunta ahora es si el hombre logrará realmente algún día ese reto. Los expertos dicen que sí, pero con matices. Ricardo Abad, ultrafondista navarro que completó 500 maratones en 500 días, cree que es posible que la marca de dos horas sea superada en un "intento ficticio" como el de Nike. "Pero en una maratón de verdad, oficial, yo pienso que no lo voy a ver. No sé si nuestros hijos o quién lo verá, pero estamos todavía muy lejos", admite.
Las cifras le dan la razón. El récord del mundo lo estableció en 2014 el keniano Dennis Kimetto en 2:02:57. Es decir: todavía hay que rebajar la mejor marca de todos los tiempos en casi tres minutos. Toda una eternidad en atletismo. "Es una auténtica barbaridad", resume Abad, que subraya que para conseguirlo habría que correr segundo y medio más rápido cada kilómetro de lo que lo hizo Kimetto. O dicho de otro modo: recorrer cada uno de los 42 kilómetros a un ritmo de 2,50 o 2,51 minutos. "Correr así es difícil de imaginar. Es que cualquier persona, incluso yo mismo, no alcanza eso ni haciendo al sprint un kilómetro. Con todo lo que quieras correr, es imposible hacer un kilómetro a 2,50", afirma. Y son 42.
Agustín Rubio, entrenador nacional de atletismo y especialista en maratón, comparte la opinión de Abad. Dice que en un experimento como el de Nike o el que prepara Adidas es posible bajar de dos horas. "Es en un circuito cerrado, con todas las variables posibles que se pueden controlar y favorecer... Así ha quedado claro que es posible. La cuestión es: ¿se bajará de las dos horas dentro de un circuito homologado, como el de Berlín, y bajo los parámetros de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo como se ha hecho hasta ahora?", se pregunta.
"EL DEPORTE NO PARA DE MEJORAR"
En este segundo caso, Rubio es más optimista que Abad y cree el ser humano lo logrará "probablemente" de aquí a 15 o 20 años. "El desarrollo del entrenamiento y de todos los procesos de desarrollo de atletas evoluciona a la par que la sociedad médica y química. No para de mejorar y va en base a toda la investigación. El deporte también tiene ese potencial de perfeccionar todo un poco más", constanta.
Un vistazo a los últimos récords del mundo del maratón abre la puerta a la esperanza. En 1999, el marroquí K. Khannouchi lo estableció en 2.05:42. Lo que significa que en 18 años se ha rebajado la marca en casi tres minutos. Lo mismo que se necesita 'limar' ahora para llegar a las dos horas. ¿Por qué no iba a ser posible?
Agustín Rubio explica una de las razones por las que en los últimos años se han rebajado tanto las mejores marcas. Dice que en los últimos 25 años el maratón ha cambiado. Antes el atleta iba cambiándose de distancia según iba envejeciendo. Ganaba resistencia y pasaba de las pruebas 1.500 metros a las de 5.000, luego a las de 10.000 y finalmente a la de 42 kilómetros. Por eso era habitual ver a maratonianos de 34 y más años. De hecho, Paul Tergat hizo récord del mundo en 2003 con 35 años.
EL CAMBIO DE PARADIGMA
"De unos años aquí el paradigma ha cambiado y en África ya se preparan muchos atletas desde jóvenes sólo para el maratón porque hay más dinero si se trabaja bien y se consiguen resultados", señala. De esta forma, explica Rubio, se produjo una revolución en el deporte y los récords bajaron rápidamente. "¿Cómo se puede generar otra revolución a ese nivel dentro del mundo del atletismo? Ahora mismo prácticamente ya es imposible. A partir de aquí la ganancia va a ser ya progresiva, poquito a poco, en base al avance de la investigación", advierte.
La obsesión por lograr esa marca, ¿es más comercial que deportiva? Ricardo Abad subraya que ante todo está el afán de superación del ser humano. "Aunque sea de forma oficiosa, es admirable querer demostrar que el hombre es capaz de romper esa barrera de las dos horas", admite. Pero, evidentemente, cada intento es muy mediático, con unas audiencias brutales que benefician a las marcas. Por eso, destaca, los intentos están más enfocados a nivel comercial que deportivo.
Agustín Rubio explica que para Adidas y Nike el reto es capital porque bajar de las dos horas en el maratón es lo que mayor repercusión puede tener en el atletismo. "Porque es lo que mayor transferencia tiene con el mundo del deportista popular, que acaba siendo el que compra las zapatillas. Cada vez hay más gente que corre maratones y media maratones", recuerda.
UNA BARRERA "INHUMANA"
Así, y como la barrera es "prácticamente inhumana", las dos marcas generan un foco de atención global en todo el planeta. "Han conseguido que toda la comunidad corredora estemos pendientes", reconoce.
Todo ello con el debate de fondo de hasta qué punto es saludable llevar al cuerpo hasta estos extremos. Abad admite que el deporte de alto rendimiento está muy alejado de la salud. "Es una profesión, gente que durante su corta carrera profesional, que en muchos casos es de diez, ocho o menos años, tiene que buscar el mayor rendimiento posible porque probablemente es de lo que vayan a vivir el resto de su vida", explica.
Dice que eso conduce a que los atletas lleven todos los días de su vida sus cuerpos al extremo. E incluso mucho más allá durante las jornadas de competición. Por eso, advierte Rubio, el deporte de élite no debe analizarse desde el punto de vista de la salud "porque al organismo lo llevas a sacarle hasta la última gota posible".
La recompensa es tentadora: convertirse en el primer ser humano en hacer lo que muchos no pudieron ni imaginar.