El PSOE ante la nueva realidad laboral
El origen de la celebración del día 1 de mayo como el día internacional de los trabajadores tiene su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 en Estados Unidos para reivindicar la jornada laboral de 8 horas. Época de transición entre la primera y segunda revolución industrial.
Ahora, en el año 2017, estamos inmersos en una nueva revolución que podríamos denominar como "la revolución tecnológica", pero también como la del "conocimiento compartido" o la de la "sociedad de la información". Este nuevo paradigma está cambiando todos los conceptos imperantes hasta ahora, supone una superación de la revolución industrial y está reduciendo al mínimo la forma del trabajo establecida por revoluciones precedentes.
Una simple conversación o encuesta entre la población más joven nos dará una idea de las nuevas formas de trabajo y de los nuevos conceptos que antes eran minoritarios y que ahora se están generalizando: el teletrabajo, el trabajo por proyecto y el trabajador freelance, entre muchos otros.
Incluso el sector industrial referencia de la anterior revolución está cambiando considerablemente: la mano de obra menos cualificada se ha sustituido por mano de obra más cualificada, los trabajos manuales han pasado a ser desempeñados por máquinas, vamos a pasar de una producción centralizada a una mucho más distribuida.
Todo esto está cambiando de forma radical las relaciones laborales, que necesitan nuevas reivindicaciones y formulas para garantizar derechos laborales y condiciones dignas, porque al contrario de lo que era de esperar, todos estos avances están trayendo más precarización laboral y peores salarios.
Pero también es importante revisar las cargas impositivas sobre las rentas del trabajo, porque están pensadas para un modelo laboral que está desapareciendo, creando desajustes que están provocando conflictos en muchos sectores y desequilibrios cada día mayores. Y aunque están apareciendo propuestas como los impuestos a los robots, creo que esta se debe entender más como gesto para hacer entender que hay posibles respuestas a los nuevos retos que como un debate profundo para hacer frente a los nuevos retos.
Todas estas dudas e incertidumbres están siendo utilizadas por partidos populistas que prometen la vuelta a un modelo en decadencia, pero que permite dar esperanzas a los que esperan respuestas. Ante esto me gustaría que la socialdemocracia se adaptara y lo hiciera a través de propuestas que dieran certidumbre a los ciudadanos, haciendo frente a los nuevos retos y no intentando competir con medidas populistas alejadas de la realidad.
Pero ante este debate que se tiene que dar y debería calar, vemos cómo lo que triunfa dentro del proceso de primarias dentro del PSOE es el 'No es No' -o 'Sí es Sí'-, el 100%PSOE o el 'PSOE de la Unidad'.
He intentado que los tres principales candidatos a la Secretaría General del PSOE en algún momento me compraran la necesidad de este debate y de analizar esta evolución, y debo reconocer que hasta ahora solo he encontrado tímidos gestos que se han materializado en poco. Aunque es cierto y soy consciente de que el debate que esperan la mayoría de los militantes en este proceso es muy distinto al que propongo, por eso los candidatos se adaptan a él.
El PSOE en España siempre fue la herramienta de los ciudadanos para afrontar estos retos, pero estamos en el camino de que busquen o inventen otras ante la falta de respuestas.
Pero si nos paramos a observar a los partidos nuevos, sus actitudes, sus debates y sus propuestas, vemos que tampoco han entendido los nuevos retos a los que nos enfrentamos. Han perdido una oportunidad de oro de ocupar un espacio que los partidos tradicionales de momento tienen abandonado. Espero que el nuevo liderazgo en el PSOE sea capaz de aprovechar esta situación. Y que, además de garantizarse el apoyo de los que siempre han confiado en este partido centenario, incluso en épocas bajas, puedan conseguir el de los que están esperando respuestas ante los nuevos retos, que no son pocos.