Los ultras no serán determinantes en un Europarlamento que dice adiós al bipartidismo
Populares y socialistas, hasta ahora unidos en el Parlamento Europeo, perderían la mayoría de la última legislatura.
El Parlamento Europeo que sale de las urnas esta noche deja dos novedades esenciales: el bipartidismo clásico es cosa del pasado también en la política comunitaria y la ultraderecha crece pero no da el sorpasso que pretendía.
Nuevamente, han sido las formaciones agrupadas en el Partido Popular Europeo (PPE) las que se han impuesto con claridad, pese al retroceso, con 178 escaños (venían de 216), según las proyecciones de voto hechas por la propia Eurocámara, pero ya no les vale la sencilla suma con la Alianza de los Socialistas y Demócratas europeos (S&D), que se han quedado en 152 (hasta ahora contaban con 191). Esa suma es la que llevó las riendas del Parlamento y de la Comisión en la legislatura que ahora acaba. Tocan nuevos tiempos.
Para lograr una mayoría absoluta en una cámara de 751 representantes, ahora tendrán que apoyarse en un tercero, que posiblemente sea el de la Alianza de los Demócratas y Liberales (ALDE), los llamados centristas, que consiguen la mayor subida, pasando de 70 a 108 diputados. Entre otras cosas, en esta ocasión han podido contar con los votos del partido de Emmanuel Macron en Francia, hasta ahora fuera del bloque; por más que no haya sido en su país la fuerza más votada, sí ha insuflado aliento al grupo común europeo. Liberales, socialistas y populares suman 438 eurodiputados y eso sí es suficiente, pero obliga a más negociaciones, más debate y más flexibilidad. También daría suficiente la suma de populares, socialistas y ecologistas.
Los conservadores podrían buscar también una mayoría alternativa, pero tendría que ser con la extrema derecha y los populistas, con lo cual es poco probable, por distancia ideológica y por daño a su imagen. La estabilidad primará y será necesario irse mejor al centro, porque si no será imposible sacar adelante leyes esenciales. Es lo que hemos decidido todos en las mayores elecciones transnacionales del mundo.
El otro gran ascenso de la noche ha sido el de Los Verdes, que han pasado de 52 a 67 representantes. Alemania y Dinamarca, entre otras, han empujado estos buenos resultados de este frente. Hasta ahora, la preocupación ciudadana por lo ambiental no había cristalizado en votos, pero parece que la alarma creciente por el cambio climático esta vez sí se ha convertido en sufragios tangibles. Ya nadie podrá dejar de escuchar su voz en cualquier apuesta de infraestructuras, industria, energía o empleo.
El quinto grupo del Parlamento será el de los Conservadores y Reformistas, que pagan su dependencia de los tories británicos con una bajada por culpa del Brexit (de 71 a 61 escaños) y hay que irse a la sexta posición para encontrar a los temidos partidos de ultraderecha. La Europa de las Naciones y las Libertades de Matteo Salvini (Italia), Marine Le Pen (Francia) o Geert Wilders (Holanda) se ha hecho con 55 escaños, una subida de 20 frente a los 37 de la legislatura ahora cerrada. Han sido los primeros en países tan importantes como Francia, Italia, Reino Unido o Polonia.
¿Es un dato contundente? Sí, y da a entender que cuentan con un poder solvente en sus estados y crecen en Europa. ¿Es el golpe maestro que esperaban? No. Esta alianza nació para reventar Europa desde dentro con un macrogrupo que bloquease las políticas y leyes de los partidos “del sistema”, pero no han arrancado por ahora una mayoría de bloqueo. Las formaciones euroescépticas suman en total 172 escaños, aproximadamente un cuarto del parlamento. Su meta era lograr un tercio al menos. La alta participación y los datos menos buenos de lo esperados en países donde apuntaban alto, como Alemania, Holanda y Austria, explican este (por ahora) quiero y no puedo.
No obstante, detrás de cada voto recibido por ellos hay mucho desencanto, mucho cansancio, un aviso de los ciudadanos de que hay muchas cosas que no les gustan y muchas necesidades sin respuesta.
El Parlamento de Estrasburgo y Bruselas se completa con dos grupos más, el de Europa de la Libertad y de la Democracia Directa (pasa de 48 escaños a 53, en este caso beneficiados por el auge del partido británico pro Brexit UKIP) y el de la Izquierda Unitaria, que patina con una pérdida de 13, de 52 a 39, en parte por la bajada de los griegos de Syriza y los españoles Unidas Podemos.
El grupo de los No Inscritos -no afiliados a ninguna de las familias políticas europeas- obtendría 7 eurodiputados. El grupo Otros, en el que se cuentan los eurodiputados nuevos que no formaban parte de ninguno de los grupos existentes en la legislatura anterior, como Vox, tendrían 31 asientos en el nuevo hemiciclo.
Estos datos provienen de las proyecciones de voto hechas por el Europarlamento, que se asienta en 12 sondeos a pie de urna y otras 16 encuestas preelectorales. Estaban en juego 751 diputados, de los que 54 son para España.
Lo mejor de la jornada de hoy en Europa es que la participación ha crecido hasta el 51%, la más alta en los últimos 20 años, lo que demuestra una mayor preocupación de la ciudadanía por los asuntos que se debaten y gestionan en Bruselas. El miedo a que el armazón común de la UE se desmorone, generado por la onda expansiva del Brexit, y la enorme campaña de movilización impulsada por la UE precisamente para evitar esa lejanía de los ciudadanos también ha ayudado a echar a las urnas a unos europeos que, en un 62%, cree “positivo” lo que el club comunitario nos ha aportado, según el último Eurobarómetro.
La mano tendida, desde ya
Nada más conocerse las estimaciones de voto, han comenzado a tenderse manos para lograr una mayoría que pilote el hemiciclo en esta IX legislatura, paso previo a la conformación de la Comisión Europea y el Consejo de Europa.
El Partido Popular Europeo ya ha dicho que buscará formar una mayoría “desde el centro” que permita a su cabeza de lista, el alemán Manfred Weber, convertirse en el próximo presidente de la CE. “Tendremos que trabajar desde el centro para conseguir una mayoría”, ha declarado la vicepresidenta de la formación, la holandesa Esther de Lang, en un claro gesto que busca el apoyo de los liberales.
De Lang entiende que los resultados arrojan una “fragmentación y un centro que se encoge” en un momento en el que es necesaria “una mayoría bastante fuerte”. “Por eso la solución está en el centro”, remarca. Ahora, su grupo está “preparado para tomar la iniciativa”, aunque también ha evitado pronunciarse sobre si se apoyaría en los votos del Fidesz del primer ministro de Hungría, Viktor Orban, formación que fue suspendida del PPE el pasado marzo, informa EFE. Los azules consideraron que estaba violando los valores de esta familia política, y desde entonces se espera que Orbán decida si mantiene a su partido en el PPE, del que aún es formalmente miembro, o se acerca a los grupos ultras.
El líder de los Socialdemócratas en el Parlamento Europeo, el alemán Udo Bullmann, también ha comparecido para sostener que quieren formar una “nueva alianza progresista social” a partir del cabeza de su lista, el holandés Frans Timmermans, como nuevo presidente del Ejecutivo comunitario. “El PPE no tiene los resultados ni la fuerza política” para liderar la UE o para “definir quién va a ser” el presidente entrante de la Comisión Europea, asume a las claras.
El líder de ALDE en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, muy satisfecho con los datos, ha enfatizado sobre todo que los liberales serán “cruciales” en el futuro Parlamento Europeo. Están “abiertos a considerar a todos los candidatos que puedan reunir el apoyo de todas las familias políticas” europeístas, por lo que el trabajo de ALDE “en los próximos días” consistirá en buscar una mayoría gobernante robusta y sólida”. Su candidata es la danesa Margrethe Vestager.
La líder de los Verdes, la alemana Ska Keller, ha preferido destacar la “gran responsabilidad que supone poner la confianza de los votantes en acciones concretas” y ha anunciado que su formación primará en las negociaciones “los contenidos” a las siglas. El belga Philippe Lamberts, colíder de los Verdes europeos, subrayó que, ante el alza de los partidos populistas, los ecologistas pueden resultar “indispensables” para configurar una “mayoría progresista” en el Parlamento Europeo.
Desde el grupo de la Izquierda, la eurodiputada Gabriele Zimmer ha dicho que intentarán “llegar a un acuerdo para que haya más democracia”, mientras que los Conservadores y Reformistas Europeos, por su parte, aceptarán el apoyo de “inaceptables extremistas de derechas solo para tener un grupo más grande”.