El plan es que no hay plan
Los fondos de recuperación de la Unión Europea, bien gestionados, serían un revulsivo para Madrid.
Desde hace años los ejes sobre los que pivotan las políticas auspiciadas y financiadas por la Unión Europea lo hacen sobre innovación, cambio de modelo energético y descarbonización, todo ello vertebrado a través de la cohesión social y la formación de los trabajadores, y especialmente de las nuevas generaciones. La velocidad a la que se mueve el mundo hace imprescindible una formación continua no sólo para no quedarnos atrás, sino para poder avanzar mejor.
Esta es la razón por la que la gestión de los fondos europeos supone una oportunidad inmejorable para cambiar de raíz buena parte del modelo productivo de la Comunidad de Madrid. Pero, para ello, hace falta planificación y sobre todo ejecución.
En ocasiones parece que Europa queda demasiado lejos, pero la realidad es que las políticas que se deciden en Bruselas tienen un impacto cada vez mayor en nuestras instituciones y en la vida cotidiana de los ciudadanos. Cabe sospechar que la razón por la que estamos sintiendo tan lejanas estas políticas europeas es que quienes gestionan los fondos lo están haciendo tarde y mal, reaccionando a golpe de titular en vez de planificarlo para exprimir hasta el último euro que nos pueda llegar desde la Unión Europea.
En concreto, la Comunidad de Madrid se beneficia de tres instrumentos: los Fondos de Desarrollo Regional (FEDER), los Fondos de Desarrollo Social (FSE) y los Fondos Europeos Agrarios para Desarrollo Rural (FEADER).
El primero de los fondos, el FEDER, asignaba 525 millones de euros a Madrid, el 50% para innovación, más de 100 a transición energética y otra buena parte a competitividad, telecomunicaciones y protección ambiental. De la planificación sabemos poco y de la ejecución aún menos, ya que, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Comisión Europea, sólo gastamos el 6%. Es decir, la ciudadanía de Madrid ha perdido 493 millones de euros por incomparecencia.
El segundo de los fondos, el FSE, nos asignaba 668 millones de euros, de los que el 85% tenía que dedicarse a la mejora de la educación y formación y a la inclusión social. En este caso, la ejecución, de nuevo según los datos de la Comisión Europea, fue del 24%, es decir, 508 millones perdidos por la incomparecencia del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
El tercero de los fondos, el FEADER, destinaba a la Comunidad más de 122 millones de euros, para protección al medio ambiente y mejorar la competitividad de nuestras PYMES rurales. También para mejorar la gestión de los recursos. Aquí la ejecución fue del 45%, es decir, perdemos 67 millones de euros.
Todos los fondos que hemos perdido con los gobiernos del Partido Popular durante los últimos años suman más de 1.000 millones de euros directos, a los que habría que añadir las inversiones privadas asociadas que en ocasiones multiplican por cuatro las inversiones públicas.
Estos fondos hubieran supuesto mejorar la eficiencia energética de miles de viviendas y la competitividad de nuestras empresas, el apoyo a nuestra agricultura o a la formación a nuestro jóvenes. En definitiva, no hacer uso de estos fondos por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid ha supuesto la renuncia a modernizar nuestra región y a la generación de un mínimo de 20.000 empleos directos en sectores punteros.
No hacer uso de estos fondos no supone la manifestación de la implantación de una agenda neoliberal, sino de una incapacidad para gestionar según los propios principios del mercado que dice defender el Partido Popular.
Ahora, los fondos de recuperación de la Unión Europea pueden suponer una importantísima inyección económica, que bien gestionados serían un revulsivo para Madrid. Pero para eso hace falta un plan, y de momento, con Ayuso, el plan es que no hay plan.