El juicio de la vergüenza: Grecia procesa a refugiadas y rescatistas por espionaje
Son acusados “simplemente por ayudar personas refugiadas y migrantes en peligro de ahogarse en el mar”, dice Amnistía. La historia de la siria Mardini ha llegado al cine.
El juicio contra la refugiada y activista siria Sarah Mardini, cuya odisea para escapar de la guerra en Siria y llegar a Europa en 2015 se ha convertido en una película, y contra otros 23 miembros de una ONG de rescate y salvamento de migrantes, empieza formalmente este viernes ante la Corte de Apelaciones del Egeo Norte, en la isla griega de Lesbos.
Mardini, el buceador alemán con formación en salvamento Sean Binder y otras 22 personas son acusadas por las autoridades judiciales griegas por la presunta comisión de una serie de delitos, entre los cuales figuran el espionaje y la falsificación y podrían afrontar una pena de prisión de hasta ocho años en caso de que sean condenados.
Durante la primera sesión celebrada el martes, retrasada luego, prestaron declaración los abogados de defensa de los imputados y se decidió que el juicio continuará el viernes.
Las acusaciones en contra de Mardini y los otros miembros de la ONG Emergency Response Centre International (ERCI), activa en Lesbos entre 2016 y 2018, han generado duras reacciones por parte de organizaciones internacionales de derechos humanos.
Amnistía Internacional emitió el lunes un comunicado en el que califica los cargos de “injustos” e “infundados” y señala que los 24 miembros de ERCI son acusados “simplemente por ayudar personas refugiadas y migrantes en peligro de ahogarse en el mar”.
Según otro comunicado emitido por la ONG Human Rights Watch (HRW) los cargos se basan en un informe de la Policía griega que contiene flagrantes errores, “incluidas afirmaciones de que algunos de los acusados participaron en misiones de rescate en varias fechas cuando no estaban en Grecia”.
Aparte del juicio, la fiscalía de Lesbos tiene abierta hace ya cuatro años una investigación penal contra Mardini y Binder por la presunta comisión de los delitos de facilitar la entrada ilegal de extranjeros al país, pertenencia a una organización criminal y blanqueo de capitales, que se castigan con hasta 20 años de prisión. Hasta el momento no se les ha imputado por ninguno de estos delitos.
El caso
Mardini había viajado en una embarcación precaria desde Turquía a Lesbos en 2015, como solicitante de asilo de Siria. Cuando el motor falló, ella y su hermana menor, Yusra, que nadó para el equipo de refugiados en los Juegos Olímpicos de 2016 y 2020, salvaron a otras 18 personas que se encontraban a bordo.
Su historia se convirtió el año pasado en la película Las Nadadoras por la plataforma Netflix.
Después de su travesía, Sarah se matriculó en el Bard College de Berlín, pero se ausentó de sus estudios durante un semestre para regresar a Lesbos como voluntaria en el grupo de búsqueda y rescate.
Mardini y Binder fueron detenidos el 21 de agosto de 2018 por la Policía y pasaron más de 100 días en prisión antes de quedar en libertad bajo fianza.
Actualmente Mardini vive en Alemania y según HRW se le prohibió previamente entrar en Grecia para estar presente en su propio juicio, “un derecho que está consagrado en las leyes internacionales, europeas y griegas”.
“Este juicio no trata de mí ni de Sarah, ni siquiera de las otras 22 personas acusadas. Se trata del intento de las autoridades griegas de aplastar la compasión e impedir que la gente busque seguridad”, ha manifestado Seán Binder, que actualmente vive en Londres, según el comunicado emitido por Amnestía Internacional.
Entre los imputados se encuentran también el griego Nassos Karakitsos, rescatista con formación, y Panos Moraitis, el fundador de ERCI.
En un informe del Parlamento Europeo publicado en 2021 el caso de Mardini y Binder fue calificado como “el mayor caso de criminalización de la solidaridad en Europa”.