¡El fútbol femenino ya está aquí!
El Mundial de fútbol femenino ha comenzado y hay que celebrar que ¡por fin! los medios empiezan a hacer visibles a las mujeres deportistas. Portadas, artículos, calendarios, vídeos reivindicativos, y hasta el doodle de Google ha hecho un homenaje a las distintas selecciones. Todo es poco para colocar al fútbol femenino donde se merece: en el foco de atención junto a sus compañeros varones.
Lo que hasta hace pocos años era impensable, que las mujeres deportistas llenaran las páginas de los diarios deportivos como profesionales y no como adornos para los hombres, se ha hecho realidad gracias al incansable esfuerzo de muchas personas, desde dentro y desde fuera del propio ámbito.
Paralelamente al terreno de juego, las mujeres atletas han tenido que librar otra dura batalla: la de la desigualdad. Pocos patrocinios, escaso apoyo mediático, clichés culturales y prejuicios, insultos en el campo, tratamiento sexista de la información, diferencia salarial e incluso casos de abusos sexuales. Las barreras que se encuentran las mujeres deportistas son mucho mayores que las de sus compañeros y, sin embargo, todavía es habitual escuchar a grandes figuras afirmar que no existe machismo en el deporte o que el hecho de que las mujeres cobren menos que los hombres está justificado. Incluso a líderes políticos que aseguran sin ningún tipo de escrúpulos que las mujeres somos inferiores.
Las razones de esta desigualdad no son físicas ni biológicas sino culturales. La ciencia ha sido siempre muy clara en este aspecto: no existen diferencias en cuanto al potencial deportivo entre hombres y mujeres. Las capacidades son las mismas, incluso las mujeres solemos ser más hábiles en motricidad y coordinación. Si bien es cierto que los hombres pueden ser más violentos o agresivos, a nivel de resistencia no hay diferencias. Entonces, ¿por qué no se valora igual el deporte en los distintos géneros?
Una de las principales causas es, precisamente, la diferente cobertura mediática. Según los estudios del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), tan sólo el 6% de las noticias deportivas en España hacen referencia a mujeres, y la media europea es de un 14%. Al priorizar el deporte masculino en los medios de comunicación se genera la falsa idea de que el deporte es cosa de hombres. Hasta hace poco era muy difícil encontrar en los medios referentes femeninos que pudieran inspirar a las niñas a desarrollar esta faceta. Para despertar el interés en el público, no sólo es importante que estén representadas sino cómo están representadas.
Las imágenes que cosifican a las deportistas, las continuas referencias a su apariencia, su maternidad o su vida personal hacen que la atención no se centre en su trabajo, sino que se refuercen aún más los clichés machistas. Recordemos titulares tan nefastos como el de “Y hasta se ha echado novio” sobre la campeona de bádminton Carolina Marín o las continuas referencias sobre cómo se maquillan o se visten cuando las entrevistan.
Otro de los aspectos que impide que las mujeres destaquen en el deporte es la educación que recibimos. A las niñas se les exige desde pequeñas estarse quietecitas, no mancharse, sentarse recogidas y no sobresalir, mientras que a los niños se les anima a correr, trepar, luchar y ganar. En los colegios los grandes espacios del recreo están reservados a los niños y al fútbol mientras que las niñas se sitúan en espacios más pequeños en la periferia en los que no son protagonistas activas, sino espectadoras pasivas. Es importantísimo que desde las escuelas se haga un esfuerzo extra por adaptar las instalaciones e incluir a todos los géneros en la actividad física, así como romper los estereotipos a través de programas docentes y actividades de concienciación.
En el ámbito profesional también influye que los puestos de responsabilidad (entrenadores, seleccionadores y presidentes) estén siempre desempeñados por hombres. El poder para decidir sobre cuestiones importantes lo tienen sólo ellos y la gran mayoría no es capaz de sensibilizarse con la desigualdad. El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, lleva meses resistiéndose a ceder ante las presiones de gran parte de la afición madridista para crear un equipo de fútbol femenino, porque no tiene claro que le pueda generarle “beneficios”. Por otra parte, cuando ganan las deportistas femeninas, el éxito suele atribuirse a sus entrenadores masculinos, resaltando su capacidad para hacerlas triunfar y quitándoles el protagonismo. Empezar a confiar también en las mujeres como parte de la estructura y no sólo como atletas es un reto pendiente. Hace apenas un año Pau Gasol levantaba la voz públicamente para pedir más mujeres entrenadoras y denunciar el machismo que todavía impera en el mundo del deporte.
Los medios de comunicación están empezando a hacerse cargo del poder y de la responsabilidad que tienen ante este desafío. Muchos se están poniendo las pilas en materia de género y parece que están haciendo un buen trabajo en cuanto al tratamiento del fútbol femenino. No sólo haciendo eco de los diferentes debates que surgen entorno a él, como la polémica pregunta del perreo a la ganadora del Balón de Oro, Ada Hegerberg o campañas reivindicativas como la de “Ningún deporte es de hombres”.
También han mejorado en cuanto al tratamiento de las imágenes de las deportistas, evitando caer en los estereotipos o sexualizarlas. Celebramos y agradecemos este cambio por su parte y deseamos que cale en más modalidades. Las reglas del juego deben de ser justas e iguales para todos los participantes.