El deseo
Esta historia no la inventé yo. Es una historia que antiguamente se contaba de muchas formas, pero siempre contaba, más o menos, lo mismo. Luego, por la urgencia de los últimos siglos, cayó en el olvido. Como las historias que importan, tal vez no sea cierta, pero es verdadera.
Cuentan que hace dos mil quinientos años había un hombre muy bueno que una noche oscura recibió la visita de Dios. No pudo verlo, pero pudo escucharlo.
El hombre se asustó porque la voz no era de este mundo. Enseguida supo que era Dios que había escuchado sus plegarias y había, por fin, decidido hablarle.
El buen hombre había enfermado y se encontraba solo, abandonado, por lo que Dios le ofreció cumplirle un deseo.
Su corazón se agitó, pero antes de que dijese nada, Dios continuó:
"Siempre has sido un hombre compasivo. En tus oraciones nunca han faltado los hombres y las mujeres de tu aldea. Así que, todo lo que pidas para ti, se lo daré dos veces a cada uno de ellos".
El hombre enmudeció y, luego de pensarlo un instante dijo:
"Está bien. Quítame un ojo".