El Consejo de Ministros en Barcelona anticipa dos semanas de tensión
El independentismo caldea el ambiente para “paralizar Cataluña” el 21 de diciembre
Lo que en un principio se pensó como un gesto para rebajar la tensión entre La Moncloa y la Generalitat puede acabar aumentándola sobremanera. La decisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona el próximo 21 de diciembre se ve desde el independentismo como una oportunidad para volver a movilizar la calle, expresar su descontento con el Gobierno y reclamar la libertad de los políticos en prisión.
Se prevén manifestaciones y cortes de carreteras y vías de comunicación en un ambiente de subida de tono generalizada, que irá aumentando a medida que avance la huelga de hambre iniciada por cuatro de los políticos en prisión. Los CDR prevén cortar todos los accesos a Barcelona y paralizar la ciudad. También se preparan acciones en las autopistas, trenes, aeropuertos, puertos y en zonas de frontera como La Jonquera y Vinaroz. La intención es, según los activistas consultados, repetir una movilización com la que hubo el 3 de octubre de 2017, tres días después de la votación del 1-O.
Hasta el 21 de diciembre no se conocerá el alcance de estas movilizaciones, que en ocasiones han tenido una incidencia menor a la esperada. Estos grupos desorganizados y sin líderes, no obstante, ya han demostrado este fin de semana su capacidad de acción. El sábado cortaron varias autopistas y el domingo levantaron los peajes de una decena de vías en plena operación retorno del puente, a pesar de que en algunos puntos las protestas solo juntaron a varios centenares de personas. En Barcelona también se han cortado calles del centro durante el fin de semana y los comerciantes ya han mostrado su preocupación por lo que pueda ocurrir el 21 de diciembre, en plena campaña de Navidad.
También la ANC prepara movilizaciones para ese día. La entidad ha emplazado a sus seguidores a que estén preparados para movilizarse y ha advertido de que las acciones no consistirán en "hacer círculos o lazos con luces". La entidad está cada día más alejada del Govern y aboga por una vía unilateral a pesar de sus posibles consecuencias.
Torra también sube el tono
La subida de tono no sólo viene del independentismo civil. Tanto el president del Govern como miembros del anterior Ejecutivo catalán han contribuido durante los últimos días a una inflamación retórica cuyas consecuencias en la calle son por ahora imprevisibles.
En menos de una semana, el president de la Generalitat, Quim Torra ha avalado la vía eslovena para conseguir la independencia –se consiguió tras una guerra de 10 días y una sesentena de muertos– y ha puesto en entredicho a los Mossos d'Esquadra por haber cargado contra los CDR en diversas protestas contra actos de VOX. En la misma línea el exconseller de Sanidad Toni Comín aseguró el sábado que el tramo final para conseguir la independencia sería "dramático" y conllevaría un precio "alto e injusto".
Incluso ERC, socio de JxCAT en el Govern, ha salido este lunes a desmarcarse de estos mensajes y a reivindicar la vía "cívica y pacífica" a la independencia si bien han evitado criticar al president Torra.
La escalada verbal también dificulta la reunión que en principio iban a celebrar Sánchez y Torra aprovechando su visita a Barcelona. En la Generalitat querían que el encuentro fuese una especie de cumbre bilateral entre Gobiernos, donde participarían también los consellers y ministros junto a ambos presidentes. Tras el rechazo de La Moncloa a esta opción, desde el Govern están dispuestos a evitar de cualquier manera que Sánchez rentabilice el encuentro. La portavoz de la Generalitat, Elsa Artadi, aseguró la semana pasada que la visita era una "provocación" y defendió el derecho de los manifestantes a protestar por la visita. Está por ver si algunos miembros del Govern incluso se suman a estas movilizaciones.
El papel de los Mossos, clave
¿Cómo actuará la policía catalana de cara a estas protestas? Este puede ser uno de los elementos más determinantes de cara al 21 de diciembre. Durante el fin de semana se ha constatado cómo los Mossos han evitado disolver las concentraciones que cortaban autopistas, pocos días después de que su papel fuese cuestionado tanto por Torra como por el conseller de Interior, Miquel Buch, por las cargas policiales contra manifestantes independentistas durante el día de la Constitución, saldadas con varios heridos.
A pesar de que algunos cortes de carretera han contado solo con un centenar de personas, los agentes han evitado involucrarse y han permitido a los CDR llevar a cabo sus acciones. Mientras se llevaban a cabo estos actos, Torra y Buch se reunían para abordar una posible purga del cuerpo policial tras las mencionadas cargas. Finalmente Buch ha trasladado este lunes al cuerpo que no habrá cambios y les ha pedido disculpas por cuestionar su profesionalidad.
Los principales sindicatos policiales alertan de que el cuerpo está altamente tensionado desde la llegada de Torra. Piden que se les deje al margen de la polémica y que las órdenes se dicten desde un punto de vista policial y no político. Las escenas de tensión vividas el pasado 1 de octubre ante el Parlament son buena muestra de las contradicciones que tiene el cuerpo para contener las movilizaciones, espoleadas por el propio president Torra.
Sobrevolando la situación, una nueva aplicación del artículo 155 que ya piden PP y C's. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha anunciado este lunes que el Ejecutivo actuará si se vuelve a repetir la inacción de las autoridades catalanas ante los actos de los CDR. En el independentismo más radical también sueñan con una nueva intervención que contribuiría a alimentar el discurso más victimista. La estrategia de Sánchez de rebajar la tensión en Cataluña ha saltado por los aires en pocos días tras las elecciones andaluzas.