El ‘caso 10 negritos’ se come el notición de la vivienda
"Vamos a acabar con la venta de las viviendas públicas a los fondos buitre". El anuncio del presidente del Gobierno es uno de los primeros pasos para controlar los desmanes en los astronómicos precios de la vivienda. La abogacía del Estado se va a personar en el caso de las viviendas oficiales vendidas por el PP a estos fondos especulativos.
Pero este notición, que aliviará a tantos ciudadanos con escasos recursos, ha quedado machacado por lo que ya empieza a conocerse dentro del Gobierno como el 'caso 10 negritos'. En 101 días, Sánchez ha tenido que prescindir de dos de los 17 ministros. Algunos ya se preguntan quién será el siguiente y si la cuestión es sacar punta, siempre habrá algo de lo que tirar. Son las consecuencias de tener que ser coherente con el listón tan alto que ellos mismos pusieron.
El miedo circula libremente por el Ejecutivo. ¿Quién podría ser el próximo en caer, como en la famosa novela de Agatha Christie? El guion que ha dejado tantos años de corrupción no permite más deslices. Lo que hasta hace poco era un secretillo encerrado en el armario, hoy es un cadáver que te puede llevar por delante.
El propio presidente del Gobierno se ha puesto en el punto de mira, al asegurar que su tesis estaba publicada. "Sí, publicada por una editorial está y yo la he leído, como otros en el partido, pero el presidente no ha traído preparada una respuesta para un ataque que hoy era obvio", asegura una señoría socialista. La pregunta es: ¿A qué se dedican los flamantes asesores del presidente?
Ha sido el líder de Ciudadanos el primero que ha sacado la máquina de picar carne dispuesto a triturar a dos por uno. Con el copy paste y los títulos regalados de los master y las tesis de flojo contenido, Albert Rivera pretende hacer hamburguesas de sus principales rivales, el líder de la oposición y Pedro Sánchez. En su organización están agobiados por el espacio electoral que han perdido y necesitan recuperar la iniciativa. Pablo Casado le está robando la merienda en Cataluña, pidiendo la aplicación del 155 otra vez.
Mientras la prensa rodeaba al presidente del PP pidiendo fotocopiar los trabajos de su curso en la URJC, los diputados de los viejos partidos, populares y socialistas, comentaban entre ellos con qué más currículums o líos personales van a tener que desayunarse. El chiringuito de Álvarez Conde encierra todavía otros nombres, tal y como aseguran fuentes próximas a ambos partidos.
El desconcierto general ha sido hoy la máxima del día. Hasta una mujer tan templada como Ana Pastor se ha despistado. La causa ha sido el uso que ha hecho de su nombre el presidente del Gobierno, como ejemplo de las contradicciones en el PP. Mientras Pastor ha invitado a Torra al Parlamento, Pablo Casado se ha mostrado contrario a tal posibilidad. Así que la presidenta se ha liado con los artículos 80 y 188 del reglamento tratando de acotar el territorio de Pedro Sánchez frente a la pregunta de Albert Rivera sobre su tesis doctoral, que no estaba prevista. Lo que Gobierno se ha tomado como una afrenta.
El más sosegado en este barrizal ha sido Pablo Iglesias, irreconocible tras su paternidad. Con un tono de voz diferente y con los decibelios muy controlados, ha interrogado al presidente por el tema estrella de Podemos y el 90% de los jóvenes españoles, la vivienda, los precios de alquileres y venta, unidos a los abusos de los fondos buitre. Iglesias ha recordado a Sánchez que los desahucios por impago en alquiler son ya "seis de cada diez" y que el pago mensual de esas viviendas ha subido un 19% el último año. Es como si, por fin, el líder de Podemos hubiera procesado el precio que estaba pagando su partido por haber mantenido a Rajoy en el Gobierno.
Siguiendo la sesión desde sus escaños, la imagen de los cuatro exministros fieles a Soraya Sáenz de Santamaría y ahora huérfanos en el nuevo status quo, evidenciaban el glamour que se pierde en cuanto el poder te abandona. Íñigo Méndez de Vigo, Álvaro Nadal, Fátima Báñez y Cristóbal Montoro lucían desteñidos, como en el anuncio del payaso de Micolor. Contrastaban con el tono maquillaje que lucía Teodoro García Egea, el secretario general popular, preparado siempre para las cámaras.
La nube que flotaba sobre las cabezas de sus señorías sigue siendo la posibilidad de que Pedro Sánchez tenga que adelantar las elecciones. Si los "10 negritos" siguen cayendo, el margen para aguantar hasta el 2020 se estrechará.