El 'boom' de la cosmética natural
Los ingredientes naturales y los envases sostenibles han cambiado el mercado de la belleza.
La cosmética natural ha revolucionado la industria de la belleza. Las marcas mueven millones, pero los consumidores han cambiado su forma de comprar, y ahora leen la letra pequeña y los ingredientes de cada producto.
Ya no basta con una barra de labios que hidrate y no se borre, o un acondicionador que deje el pelo sedoso, los compradores quieren alejarse de tóxicos que aportan poco o nada al producto. Eso ha hecho que surjan marcas nuevas que basan su modelo de negocio en ingredientes naturales y otras que hayan tenido que ponerse las pilas para adaptarse a la demanda.
Y no son los únicos que han tenido que introducir cambios. La industria de la alimentación también está dando pasos para hacer su producción más sostenible: un ejemplo es el caso de la marca de bebidas ecológicas Honest. Desde la firma proponen un estilo de vida slow-life, en el que intentemos dedicar tiempo a las cosas que sientan bien tanto a nuestro cuerpo como al planeta. Por eso sus cafés, tés e infusiones se elaboran con ingredientes naturales.
Volviendo a la cosmética, ¿de qué ingredientes huyen ahora los consumidores? Quizás los más reconocidos como dañinos sean los parabenos, de hecho, es habitual que aparezca indicado en los envases cuando los productos carecen de estos ingredientes para atraer al consumidor. A pesar de ello, la regulación europea indica que algunos de ellos y en pequeñas cantidades no son perjudiciales para la salud.
Otro que han pasado a mejor vida son las siliconas, muy populares por su bajo precio pero son sintéticos que no se obtienen a través de producción renovable. El cambio se ha notado especialmente en productos como el desodorante: la mayoría que podemos encontrar en el supermercado llevan aluminio entre sus componentes. A pesar de que no hay estudios que confirmen la relación entre este ingrediente y algunas enfermedades, parte de la sociedad ha ido cambiando hacia desodorantes naturales y veganos, apostando por un consumo más verde.
Lo mismo ha sucedido con los esmaltes de uñas, especialmente con los permanentes. Aquí la normativa europea se ha puesto manos la obra para regular y desterrar los acrilatos, un adhesivo que puede dañar la uña y la piel de alrededor. Otros componentes peligrosos son el tolueno, el dibutil ftalato y el formaldehído, por eso muchas marcas ofrecen lo que se llaman esmaltes 3free —libres de esos materiales—. En el mercado también venden opciones 10free y totalmente naturales y veganas. Está claro que parte de la sociedad está cambiando hacia un consumo más verde y más respetuoso con el medioambiente.