Lo has visto más de una, más de dos y más de tres veces: vas a agarrar la botella de aceite de oliva en tu casa, o incluso en el supermercado, y te das cuenta de que, en la parte inferior, está lleno de una especie de bolas blancas o grumos. ¿Qué es eso?
Algunas marcas han decidido incluir un aviso en el etiquetado para avisar de que no sucede nada y que el producto es completamente apto para el consumo. Y también numerosos expertos han señalado a menudo qué significan esos grumos.
“No pasa nada. No se deteriora ni es malo para la salud. Si atemperamos el aceite, volverá a tener su aspecto original”, ha subrayado.
Si véis estos grumos blancos en el aceite de oliva es porque con las bajas temperaturas algunos triglicéridos solidifican (a 18°C o menos). No pasa nada. No se deteriora ni es malo para la salud. Si atemperamos el aceite, volverá a tener su aspecto original. pic.twitter.com/5DZBKoyHXe
En un artículo publicado en la revista Consumer, él mismo explicaba que “el aceite está constituido por diferentes compuestos y cada uno de ellos tiene un punto de fusión concreto”, por lo que cuando baja la temperatura el cambio de estado no se produce de forma tan uniforme.
Él mismo señalaba que estos grumos suelen generar muchos recelos debido sobre todo a su consistencia y su color, pero aclaraba que no sólo no le resta propiedades al aceite sino que las mejora.
“Las bajas temperaturas favorecen su conservación porque ralentizan las reacciones de deterioro, como la oxidación de las grasas, a partir de la cual se forman compuestos potencialmente tóxicos y que aportan olores y sabores a rancio”, advertía.