Con el príncipe Carlos a la cabeza, la familia real británica, el mundo político e invitados se unieron este viernes en la catedral de San Pablo, en Londres, para rendir tributo a los 70 años de servicio público de Isabel II. Debido a sus problemas de movilidad, la reina no pudo asistir a esta ceremonia de Acción de Gracias en San Pablo, pero el príncipe de Gales, heredero de la corona británica, acompañado por su esposa, la duquesa de Cornualles, representó a su madre.
Fuera del templo, la guardia real, con sus uniformes rojos y sombreros negros revestidos de piel de oso, y la de caballería formaron una larga fila para recibir a la familia real. Pero también había público, congregado desde primera hora para ver a la Familia Real. Aplausos, vítores, banderas al aire... una felicidad que se tornó rabia cuando apareció en escena el primer ministro, el conservador Boris Johnson, junto a su esposa, Carrie. Los abucheos, los pitidos y los gritos se han colado hasta en la retransmisión de la BBC, que ha contado en directo el momento bochornoso en el que la pareja accedía al edificio.
— Victoria Derbyshire (@vicderbyshire) June 3, 2022
Estos abucheos demuestran el momento de escasa popularidad del premier, que tiene apenas una popularidad del 28% entre los ciudadanos, de quien un 68% sostiene que está haciendo mal su trabajo, según el sondeo más reciente de Yougov.
Cada día son más las voces que se suman reclamando su dimisión, por más que ostente la mayoría absoluta de la Cámara, debido a la sucesión de escándalos que acumula su legislatura, amén de problemas añadidos como su gestión inicial del coronavirus o el problemático Brexit y sus consecuencias.
La pasada semana se publicó la investigación que apunta contra el primer ministro y otros altos cargos por autorizar fiestas gubernamentales que infringieron las normas de confinamiento de Reino Unido por el Covid-19. Aunque el mandatario dijo que asumía “toda la responsabilidad’′ por el incumplimiento y que se sentía “humillado” por el informe, insistió en que no renunciará. “Me siento (...) humillado y he aprendido la lección”, dijo en el Parlamento ante los abucheos de los bancos de la oposición. No era la primera vez que pedía perdón ni la primera vez que dice que de ahí no pasa la asunción de responsabilidades.
Las revelaciones de que Johnson y su personal burlaron repetidamente las restricciones que ellos mismos impusieron al país en 2020 y 2021 alimentaron la indignación en Gran Bretaña y llevaron a la oposición a pedir que el premier renuncie por el escándalo conocido como “partygate”.
La mayoría de los legisladores del Partido Conservador, al que pertenece Johnson, lo han apoyado hasta ahora, pero existe una importante división interna en la formación, sobre todo entre los diputados más jóvenes, que no quieren aguantar más al premier que acumula fotos en las portadas de los diarios, bebiendo y de juerga, un día sí y uno no.
Cuando estaba a un paso de ser el primer ministro británico, parecía haberse vuelto más "formalito". Aunque con Boris nunca se sabe.