Iglesias se despide del Congreso tras casi seis años en él
"Quiero que mis últimas palabras vuelvan a ser un homenaje a esas generaciones que lucharon contra el fascismo por la libertad".
Pablo Iglesias ha dicho adiós este miércoles al Congreso tras casi seis años en él. El todavía vicepresidente segundo ha dedicado su última intervención en la tribuna de oradores a los antifascistas españoles: “Quiero que mis últimas palabras vuelvan a ser un homenaje a esas generaciones que lucharon contra el fascismo por la libertad”, ha rematado poniendo en pie a los pocos diputados de su partido y del PSOE que se encontraban en la Cámara Baja.
Iglesias llegó a la Carrera de San Jerónimo tras las elecciones generales de diciembre de 2015. Desde entonces, ha protagonizado agrios y tensos encontronazos con casi todos los políticos de la Cámara. Tanto con Mariano Rajoy como con el PSOE, al que le recordó que tenía el pasado manchado de “cal viva”, en referencia a las torturas del GAL.
El aún vicepresidente segundo ha anunciado que dejará su escaño y su asiento en el Consejo de Ministros antes de lo que tenía previsto para cumplir con el Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid, que especifica que ningún miembro del Gobierno puede concurrir en las listas autonómicas mientras ostenta el cargo en el momento en el que se presentan las listas electorales.
Pablo Iglesias también se ha despedido del secretario general del PP, Teodoro García Egea, con quien ha mantenido también tensos choques, como cuando le espetó si no cansaba de “hacer el ridículo” cuando Egea sacó un papel durante una intervención suya. Su adiós ha provocado las lágrimas de la ministra de Trabajo y futura vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, a quien Iglesias ya está aupando como próxima candidata morada a la presidencia del Gobierno.
Ahora, el líder de Podemos puede centrarse en la precampaña electoral. Iglesias será el candidato de Podemos en el adelanto electoral promovido por la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso como consecuencia de la moción de censura que Ciudadanos (Cs) presentó con el PSOE en Murcia. Ese movimiento dio la excusa perfecta (evitar una moción similar) a Ayuso para intentar absorber a los naranjas y no depender de ellos en la Cámara, así como para no compartir con ellos el Gobierno.