El nuevo momento del deporte español o la vida que (sí) viene tras la generación de oro
Los históricos triunfos de Muguruza y Badosa son la última muestra de la generación que aspira a relevar a los Gasol, Nadal o Valverde. Pero el momento exige cambios, apuntan los expertos.
“Se fueron los buenos tiempos”, cantaban Los Suaves hace ya unos cuantos años. Pero a diferencia de Yosi y compañía, en el deporte español los buenos tiempos se resisten a irse, aunque sí lo hagan sus grandes protagonistas. En la retirada o los últimos coletazos de la mejor generación de nuestra historia, comienza a asomar un puñado de figuras para liderar la bandera nacional, tras los ecos de una nueva hornada ya asentada entre los mejores en Tokio. “Es el momento de la transición, pero no solo en un cambio de nombres”, apuntan los expertos consultados por El HuffPost.
La victoria de Garbiñe Muguruza en el Másters femenino de tenis, tras una histórica semifinal con Paula Badosa, que llegaba lanzada por su victoria en Indian Wells, reanima las ilusiones por el ‘mañana’ deportivo... aunque sean necesarios cambios.
“Te diría 3-5 nombres que veo como futuros estandartes, pero antes creo que es el momento de dar el paso adelante, que no se vislumbra porque tenemos un modelo deportivo desfasado”, advierte de inicio Jaime Gómez, una de las voces más especializadas en deporte en España y consultor deportivo para diversas empresas.
“No hay interés político en modificar ese modelo porque tenemos una perspectiva del deporte como ocio y nos olvidamos de la salud y la educación, que son más importantes. Australia o Países Bajos han pasado del deporte espectáculo al deporte social, gastan menos y nos doblan en medallas en los Juegos. Es cambiar el paradigma, no solo dar buenas condiciones para el deporte de alto rendimiento, como se hizo y sigue haciéndose desde Barcelona 1992, sino un acercamiento al deporte base de mucha mayor calidad”, añade.
Las leyendas o se van o apuntan a un adiós inminente. Pau Gasol se despidió hace semanas tras 22 años en la élite; su hermano Marc vuelve a casa en fase de retirada. Un ilustre más del baloncesto, Felipe Reyes, cerró ya en los 40 dos décadas de conquistas, como el ‘hispano’ Raúl Entrerríos. Otro ‘cuarentón’, Alejandro Valverde, se agarra a una competitividad exagerada y aún tendrá un último baile en 2022, cuando cumpla 42 sobre los pedales.
Cuesta imaginarlo, pero llegarán las despedidas de leyendas como Rafa Nadal y Carlos Sainz, ambos aún con hambre pese a las lesiones graves del primero y los 59 años del segundo. Les queda cuerda pero su momento se acerca, como llegó el de Chuso García Bragado tras hacer historia al disputar sus octavos y últimos Juegos con 51 años.
¿Qué viene por detrás? Mucho, variado y bueno, cuentan las voces que conocen el deporte menos mayoritario. En la conversación salen varios nombres, algunos ya realidades.
“Tenemos mucha gente de nivel en categorías inferiores que sabemos que estarán arriba. ¿Abanderados...? Apuesto por la atleta María Vicente, que puede cambiar el paradigma en el deporte español, tiene la base para ser estrella. Pienso también en los ciclistas Juan Ayuso y Carlos Rodríguez, que representan algo que no teníamos desde hace años, unos perfiles Valverde y Contador que se complementan perfectamente. Carlos Alcaraz... Y tenemos otros que ni con 20 años ya capitanean al más alto nivel: en Alberto Ginés podemos tener un icono y Adriana Cerezo puede ser el relevo de las Mireia (Belmonte), Carolina (Marín) o Lidia (Valentín)”, confiesa Jaime Gómez.
Preguntarle por sus esperanzas al periodista José Manuel Surroca es un riesgo. “Así de memoria”, cita una nómina muy variada: la selección junior femenina de waterpolo, reciente oro mundial, la tiradora Mar Molné, campeona mundial y europea junior, la yudoca ilerdense Ai Tsunoda campeona del mundo junior -70 kgs “y que estará seguro en París 2024″, Paul McGrath, bronce mundial sub20... Pasando de Los Suaves a Sabina, nos sobran los motivos.
Obviamente, la cuestión no es tan sencilla. No todos los que apuntan a llegar llegarán. Si no se puede hablar de crisis, tampoco de relevo asegurado, defiende Surroca. “Siendo sensatos, vemos unos brotes verdes que auguran a medio plazo una transición positiva, aunque la cosa va por deportes. En los de equipo no me cabe duda, ya se está viendo una nueva generación ilusionante en fútbol, baloncesto, especialmente el masculino, balonmano...”.
“Pero ese relevo no consiste en sustituir las estrella por futuras estrellas. Entre otras cosas porque a ver quién es capaz de sustituir a los Gasol o a Valverde. Saldrán nuevos emblemas del deporte pero no serán ellos. A partir de ahí, lo de siempre. Inversión y proyección. Si este trienio las inversiones siguen en fase creciente se notará, porque la transición tiene que ser más corta. París 2024 ya está cerca y no hay tanto margen”, remata el periodista y especialista olímpico.
No va de nombres
De la pandemia no hay sector que no haya salido tocado, pura obviedad, pero el deporte, quizás, lo ha hecho como ningún otro. Y los que más lo sufren son “las bases de la pirámide, los clubes, lo cual es muy grave porque si hoy el deporte español funciona es porque estos funcionan”, analiza Juan Manuel Surroca.
Pide revitalizarlos, inyectando dinero a la base, porque “si queremos resultados el vértice no está arriba, en el alto rendimiento, sino abajo, en una base que está con el agua al cuello”.
Esa metáfora de la pirámide la utiliza su colega Jaime Gómez. El problema que encuentra es que —y cita excepciones como el director de deportes del CSD, Albert Soler— “no tenemos esa visión de invertir en deporte a 20 años, porque ese cambio de modelo implica una reforma del sistema de salud y educación y eso implicaría poner de acuerdo a Gobierno y comunidades, inviable a todas luces”.
Saber esperar, otra asignatura pendiente para cuidar la base
Plantear el futuro es hablar de proyectos, más o menos fundados. ¿Qué pasará el día que esas “estrellas seguras” fallen? Una lesión, un problema de salud mental, un simple mal día... ante los ojos de un país tan impaciente como España. Los entrevistados coinciden.
“Ese resultadismo, el gran error que tenemos aquí. No hacemos una lectura adecuada de los resultados”, sostiene Surroca, que cita los Juegos de Sidney 2000. “España logró 11 medallas y se vendió como fracaso, cuando fuimos el noveno país en finalistas, un verdadero logro. No fue un fracaso, pero todos los titulares lo contaron así”.
“En España somos muy resultadistas y sobre todo con las cosas que se desconocen, como en polideportivo, añade Jaime Gómez. “Si Alberto (Ginés) ya no gana medallas el próximo día, el tirón de la escalada bajará. Y él seguirá siendo igual de bueno, como ha pasado con Hugo González”. Cita al nadador balear como otro de los potenciales estandartes nacionales, pese a no brillar como esperaba en Tokio 2020. “No habría ni que decir que su época no ha pasado por un mal día. Siendo realistas puede tener hasta cuatro potenciales pruebas de medalla olímpica en París y no contamos con ningún deportista así ahora mismo en España, por ello creo que en él se dan las características para ser supericono... pero como no ganó medallas en Tokio ya no es bueno”.
Esa presión por el resultado inmediato la sufren casi todos los deportistas y solo unos pocos la reconocen y la superan. Es el caso, ahora feliz, de Paula Badosa, que brilló en los Juegos y remató en Indian Wells un 2021 sensacional. A sus 23 años, ejemplifica como nadie el triunfo temprano al ganar Roland Garros junior, la depresión por toparse con el fracaso de las derrotas y la vuelta al éxito. De todo ello habló el día de su victoria en el considerado quinto Grand Slam en un discurso que resulta ejemplar.
Tras el suyo, llega el momento de Garbiñe Muguruza, antigua número 1 del mundo que ahora vuelve a aspirar a todo. ¿Serán la nueva dupla gloriosa del deporte nacional? Se acumulan las esperanzas para confiar en lo que viene.