¿De verdad el Real Madrid necesita a Mourinho?
¿Qué le hace pensar a Florentino que Mourinho puede retomar ese aura que le hizo grande?
Han transcurrido solo diecisiete meses desde que el Madrid levantara en Kiev su decimotercera Copa de Europa, pero en el ideario colectivo parece un lustro. Con cada mal encuentro de los blancos las dudas se ciernen sobre el futuro de Zidane. Y el nombre que más se repite en las oficinas de Chamartín es el de Mourinho, como si el portugués fuera la tabla de salvación del club más laureado del país.
La solidez que se vio en sus años en el Chelsea y el Inter no se vislumbró en su etapa al frente del todopoderoso Manchester United, un transatlántico venido a menos en los últimos tiempos y que Mourinho no pudo reflotar. Es más, en sus postreras apariciones en el banquillo se le veía extenuado, sin el brío que siempre le caracterizó, como si el agotamiento hubiera podido con él. Incluso en sus intervenciones en la televisión inglesa en las últimas fechas se le ha visto más lúcido que durante su mandato en el club inglés, donde llegó a parecer conformista ante la situación que atravesaba su equipo, sin ánimo ni ganas de querer revertirla. Un síntoma elocuente dado el cariz del personaje en cuestión.
Y esto no significa que Zidane deba acabar la temporada -y todo hace presagiar que no lo hará porque el Madrid tiene visos de caer pronto en su competición fetiche, la Champions, y una nueva afrenta en este torneo puede desencadenar su despido-. Hay múltiples causas que explican el bajón del equipo. Una plantilla envejecida, saciada por la consecución de títulos que hicieron engordar al núcleo duro del vestuario; y la teórica revolución veraniega que quedó en agua de borrajas son algunos ejemplos. Se fichó a Mendy para quitarle al puesto a Marcelo pero el brasileño sigue contando con el beneplácito de Zizou. Jovic debiera ayudar a paliar los goles que se perdieron con la marcha de Ronaldo, pero apenas participa. A Rodrygo se le ve aún muy bisoño como para asentarse en el once titular mientras que Militão solo puede aspirar a ser el tercer central. Únicamente Hazard tiene cierta ascendencia en la plantilla.
El problema no es solo el entrenador, si bien el nombre de Mourinho no ayuda a tranquilizar a la parroquia blanca. Es mentar al portugués y removerse las aguas entre los aficionados del Real Madrid, polarizados entre partidarios y detractores del de Setúbal.
¿Qué le hace pensar a Florentino que Mourinho puede retomar ese aura que le hizo grande? Los datos y la quinésica no están de su lado y su contratación puede suponer un cisma en el Bernabéu.