De cómo los medios conservadores dan voz a la ultraderecha revisionista

De cómo los medios conservadores dan voz a la ultraderecha revisionista

En los últimos años, los medios conservadores de todo el mundo están sirviendo de altavoz a la ultraderecha dando voz a personajes muy mediáticos de este espectro político.

El político de extrema derecha francés Eric Zemmour, durante su discurso de proclamación como candidato a las pasadas elecciones galas.Laurent Coust/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

Hace unas semanas, el medio conservador francés Le Figaro le dedicó, en su sección de historia, un análisis a los escritos de Pío Moa sobre la Guerra Civil. Dicho autor es un revisionista ultraderechista que justifica el Golpe de Estado contra el Gobierno elegido democráticamente en febrero de 1936 en la República Española. Además, en dichos escritos, Pío Moa niega los bombardeos de Durango y Guernica y justifica matanzas a la población civil por parte de franquistas como Queipo de Llano.

Esto no es nada raro viniendo de alguien que fue condenado por actos violentos en la Transición Española y que a día de hoy defiende a caudillos ultraderechistas como Putin, a quien elogia en su web personal. Lo que es raro, es que un medio como Le Figaro, que dice defender los valores de un Estado Democrático como es Francia, se preste a servir de altavoz a la ultraderecha franquista.

¿Por qué un personaje que ataca los Derechos Humanos e insulta a otras personas tiene una columna en un diario que se dice democrático y conservador?

Tampoco hay que olvidar, que Le Figaro tiene entre sus columnistas a Éric Zemmour, el que fue candidato de ultraderecha y que llegó a decir que Marine Le Pen era moderada a su lado, así como otros improperios y barbaridades racistas y ultras. De hecho, en enero de 2022 fue condenado por injurias racistas y provocación al odio racial. ¿Por qué un personaje que ataca los Derechos Humanos e insulta a otras personas tiene una columna en un diario que se dice democrático y conservador?

Podríamos decir que Le Figaro, pese a las diferencias contextuales y la dificultad de comparar dos medios nacionales, es como ABC en España. Ideológicamente, Le Figaro es algo más moderado, en teoría (no en la práctica). Aunque lo que es innegable es que Le Figaro está en la línea editorial de ABC. De hecho, comparten grupo editorial, ya que en 2001 crearon junto al británico The Telegraph y al alemán Die Welt la European Dailies Alliance (Alianza Europea de Diarios).

Además, tanto Le Figaro como ABC tienen estrategias editoriales similares y ambos utilizan las mismas fuentes y hasta los mismos editores. Por ejemplo, Jean Sévillia, un autor que podría ser perfectamente definido como “el Pío Moa francés”, es un revisionista de la historia, afín a la Nouvelle Droite francesa (encabezada por Alain de Benoist y demás ultraderechistas) que dirige la sección de Historia de Le Figaro. Es él quien ha dado voz a Pío Moa y sus datos falsos en Le Figaro, que a día de hoy parece el altavoz de Zemmour más que un diario de información.

Incluso si analizamos el pasado histórico de Le Figaro y ABC, hay demasiadas coincidencias ideológicas. A lo largo de la historia, ambos diarios se han posicionado a favor de líderes de derechas en sus respectivos países e incluso cuando Francia y España vivían bajo dictaduras fascistas, no dudaron en posicionarse. ABC ya le dedicó una portada a Hitler el 20 de abril de 1939 conmemorando su cumpleaños. Le Figaro hizo lo propio con Pétain el 31 de octubre de 1940, cuando el colaborador de Hitler tomó el poder en Francia, y en 1958 le dedicó su portada a Franco.

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¿Cómo se puede frenar la difusión del mensaje ultraderechista y revisionista de medios como ABC y Le Figaro? Con datos históricos. Las fuerzas progresistas no pueden consentir que la ultraderecha tergiverse y manipule la historia para adaptarla a su antojo y justificar atrocidades como la guerra que provocó Franco. Si la derecha conservadora se quiere prestar a eso es su problema, ya les devorará el lobo de la ultraderecha, a quien dan voz.

Por ejemplo, ante la polémica de dar voz a Pío Moa por parte de Le Figaro hubo muchas reacciones de rechazo tanto en la sociedad francesa como en la española. En primer lugar, historiadores, académicos y arqueólogos de prestigio a ambos lados de los Pirineos, como Denis Peschanski, Alexis Lévrier, Pierre Salmon y Alfredo González- Ruibal desmintieron la versión de Pío Moa que difundió Le Figaro. Incluso el historiador Charles Heimberg tildó a dicho autor de no tener ninguna credibilidad en el mundo de la Historia.

También hubo reacciones representantes públicos de España y Francia. Desde políticos locales como Ian Brossant, David Cormin, Clementin Autin, Antoine Léaument, Portes hasta eurodiputados españoles y franceses como Ernest Urtasun, Aurore Lalucq y Raphaël Glucksman. Periodistas de diversos medios como Nils Wickle, Damien Dole y Pillaud-Vivien, mantuvieron una postura crítica con Le Figaro por dar voz a quien tergiversa la historia. Y por supuesto también hubo críticas de otros usuarios con menos notoriedad.

A Le Figaro no le faltó el aplauso de los mismos a los que da voz: los ultraderechistas. Diputados ultraderechistas como Patrick Yvars (de RN, el partido de Le Pen) y Jean François Cuignet, de Reconquête, el partido neofascista de Zemmour, elogiaron a Pío Moa y al medio. La ultraderecha española también aplaudió a Le Figaro… Faltaría más. Y el centro, como siempre, en silencio cuando la ultraderecha pretende manipular todo. Vojetta, diputado de la circunscripción de España, de Macron, dijo literalmente que prefería lavarse las manos y no opinar de un asunto que no es de su país, sino de los españoles. Es lógico, es del mismo partido que está sacando medidas en Francia con el apoyo de los ultras de Le Pen.

Hoy en día hay que desmentir todo lo que es falso, no se puede permitir que estas mentiras circulen sin respuesta

Las mencionadas reacciones pusieron en evidencia a Le Figaro y su deriva hacia posiciones ultras que intentan legitimar a las peores dictaduras del siglo XX. Y para culminar, días después del ridículo que hizo Le Figaro, el diario Libération sacó un excelente artículo desmintiendo frase por frase la versión de Pío Moa y el análisis estulto y sin seriedad de Isabelle Schmitz, pretendiendo dar voz a la tergiversación de la historia. Lo que hizo Libération fue un ejercicio de periodismo y contraste más que necesario en nuestros días.

Por último, me gustaría incidir en la batalla del relato. Hoy en día hay que desmentir todo lo que es falso, no se puede permitir que estas mentiras circulen sin respuesta. Las fuerzas progresistas no deben dejar que este mensaje llegue. En primer lugar, deben desmontar estos bulos históricos de la ultraderecha y en segundo lugar deben reflejar bien que el prestigio de diarios como Le Figaro desaparece cada vez que dan voz a ultraderechistas como Zemmour o Pío Moa.