Cuando los que no consiguen votos, los niegan
En nuestro país los homólogos de Orban, Salvini o Bolsonaro han sido los únicos que se han abstenido y no votan a favor de cambiar el voto rogado.
Esta semana se ha anunciado una propuesta para lograr solucionar el asunto del voto rogado finalmente. Al voto robado a los emigrantes se le denominó “voto rogado”, ya que así es, hay que rogarlo, y mucho, para poder votar si vives fuera de España y saltar una verdadera carrera de obstáculos para que tu voz cuente.
La luz al final del túnel se vislumbra, aunque si no se ha llegado antes ha sido por intereses políticos y por mera aritmética y cálculo frío por parte de todos y cada uno de los partidos, que no confían en sacar rédito de los más de 2 millones y medio de españoles en exterior.
La pregunta es por qué no se logró el consenso antes. Quizás en las elecciones vascas y gallegas pudiéramos haber votado los emigrantes con un esfuerzo mínimo por parte de los parlamentarios, incluyendo nuestra voz esta vez…rápido acudió uno de estos partidos a utilizar a los representantes de la emigración en Argentina para ganar su escaño numero 42 en Pontevedra por 73 votos.
La voz de la emigración no existe ahora y nos han puesto en silencio desde 2018. En 2019, y ahora 2020, no se ha convocado la reunión al único foro en el que se supone escuchan nuestras propuestas y nos facilitan la vida.
El Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, regido por leyes y toda la normativa que ustedes quieren, no se ha reunido, pasándose por el arco del triunfo la norma que estipula una reunión anual de esta institución de representación.
No se preocupen, que no escucharán demasiadas quejas ni a nadie levantando la voz, ya que lo mejor es no enfadar a los que mandan en España, y la verdad es que nosotros defendernos... pues no lo hacemos mucho, somos como un gato panza arriba ronroneando cada vez que nos dan 2 horas de su vida. Si te quejas, no sales en la foto. Pero esto es otra historia que daría para trilogía épica…
El caso es que quizás nos dejen votar, y quizás esto llegue antes del próximo proceso electoral que tenga lugar en nuestro país.
Parece que hay consenso y todos los partidos políticos votaron a favor de una proposición no de ley en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso…todos los partidos políticos, sí, porque los que se abstuvieron no son un partido, son una banda.
Los que se abstuvieron, y no es sorpresa, son los innombrables de las Smith & Wesson, la Reconquista, los que tan fácilmente pronostican que nos convertiremos en “estercoleros” al dejar que nuevas culturas, tradiciones y gentes lleguen a nuestro país, olvidando, o quizás sea por su ignorancia, que nuestro país es el efecto de siglos de mezclas, convivencia de diferentes pueblos y tierra de muchas lenguas.
No están por la labor de que podamos votar, y a esos señores que vienen a exigirnos ser como ellos no se les puede dar espacios ni yo debería gastar letras en este artículo, pero en Reino Unido las bromas de esta política discriminatoria, insultante y xenófoba ya han provocado consecuencias en toda la población. Los socios en Europa de esta banda son el partido del impulsor del Brexit, Nigel Farage.
El buen Nigel, casado con una alemana y con hijos que corrieron a sacarse pasaporte europeo tan pronto como salió el resultado de la salida de la Unión Europea, usó el mismo discurso barato, misógino, xenófobo, homófobo… (sigan poniéndoles etiquetas ustedes) y lograron su objetivo a través de una campaña de mentiras que muchos creyeron.
En esto se parecen, su doble moral, al hablar de trabajo quienes no han currado ni un día en su vida.
Sus amigos en Reino Unido hacen lo que ellos, que es mirar a otro lado cuando se trata de sus emigrantes… unos no apoyan la derogación del voto rogado, los otros se despreocupan de los derechos que tengan tras el Brexit sus compatriotas que viven en Europa.
Los discursos populistas aludiendo a la verdad absoluta no logran en ninguno de los casos más que dividir y apuntar dedos a falsos culpables en un país en el que ya pagamos caro, demasiado caro, estas actitudes y este sectarismo.
Mucha de la emigración española actual se debió a una guerra civil que ellos blanquean y a sus consecuencias durante 40 años, y nadie en el exterior debería creerles cuando les llaman compatriotas o ponen a la emigración latinoamericana por encima del resto de inmigrantes. Estos no explican que, si bien les consideran por encima de otros pueblos, no llegarán en su consideración jamás a la categoría o clase que les equiparen con el resto de los españoles. No se crean su verborrea pueril.
Los emigrantes más recientes en Europa también hemos sufrido en nuestras carnes a sus amiguitos de la ultraderecha europea.
El aviso antes mencionado del Brexit ha significado palizas a ciudadanos por su origen, raza, hablar en otro idioma en el autobús o por su condición sexual. Las palizas físicas se han acompañado de las “no físicas”, consistentes en aguantar en los medios un lenguaje y maneras hacia los extranjeros que en la pulcra y políticamente correcta Reino Unido nunca habíamos sufrido, y que se ha traducido en una legitimación de retórica de clases, división, y discriminación hacia “los otros”.
En nuestro país los homólogos de Orban, Salvini o Bolsonaro, hay que dejar claro, han sido los únicos que se han abstenido y no votan a favor de cambiar el voto rogado, para ellos no existimos. En su programa electoral no había ni una mención a los españoles de fuera. Ellos se abstienen de votar por los invisibles, no contamos para ellos.
Hoy están más solos. Hoy están más cerca de desaparecer si se mantiene una línea clara y contundente a no ceder ni un centímetro y se les hace un vacío político. Yo desde hoy intentaré evitar nombrar a esta pandilla de nazis con corbata… y si se ilegalizan como se ha hecho en Grecia, mejor que mejor.