Coreografiar el sexo: cómo es el trabajo de coordinar las escenas más íntimas
Ita O'Brien, coordinadora de intimidad, cuenta a 'El HuffPost' los secretos de su figura en los rodajes.
El espectador goza pero, ¿y el actor? No son pocos los que han relatado sus terribles experiencias grabando escenas de sexo en series o películas. Una de las últimas fue Salma Hayek, que relató cómo había sido rodar con Antonio Banderas una “traumática” escena íntima en Desperado. No porque el malagueño se lo hiciera pasar mal, sino porque ella no tenía soltura, no estaba cómoda y la escena ni siquiera estaba guionizada.
Para evitar situaciones como esas, Kate Winslet pidió hace unas semanas que los coordinadores de intimidad fueran obligatorios en los rodajes. El término es poco conocido, pero su figura va siendo cada vez más demandada en Reino Unido y en Hollywood. Ita O’Brien, una de las pioneras y creadora de las Intimacy Guidelines que se leen en sets de rodaje de medio mundo, explica a El HuffPost en qué consiste realmente su trabajo.
“Un coordinador de intimidad es una persona que lleva a cabo un proceso y dota de una estructura a las escenas íntimas ya sea en teatro, cine o televisión. Si piensas en un coreógrafo que va a coreografiar una pieza de danza, está claro que necesita unas habilidades para saber cómo hacer un tango, cómo explicar los pasos a los actores y además tendrá que coreografiarlo teniendo en cuenta lo que quiere el director, dando lugar a la mejor danza posible. Sucede lo mismo con un coordinador de dobles de acción. Escuchan al director y enseñan a los actores para que sepan en todo momento lo que están haciendo. Pues eso es exactamente lo mismo que hacemos como coordinadores de intimidad con las escenas de sexo”, explica O’Brien.
El proceso para montar una escena íntima empieza con la coordinadora hablando con el director de la película o serie y escuchando qué quiere contar. “Me aseguro que el director hable con los actores, con los que yo trabajo después”, cuenta O’Brien, que ha trabajado en series como Sex Education (Netlifx), Podría Destruirte (HBO), Gente Normal (Starzplay-Prime Video) o It’s a Sin (HBO).
“En el pasado hemos tenido situaciones en las que el guión es una cosa y lo que se le pide a los actores para una escena de sexo no tiene nada que ver con servir a la narración, y así el actor se siente vulnerable. Así que lo que hacemos siempre es revisar la escena e interrogarla. Por qué está ahí, cómo impulsa la narración, qué nos dice de cada uno de los personajes y de su relación entre ellos”, cuenta la experta. Después llegaría el momento de hablar con los intérpretes sobre cuáles son sus límites y con qué aspectos se sienten incómodos. Se “acuerda” desde el grado de desnudez, hasta dónde tocar y qué tipo de escenas sexuales están dispuestos a grabar.
Una vez está todo claro, llega el momento de estructura la escena como si se tratara de una “danza corporal”. “Hay ritmo, hay pasos y el coreógrafo tiene que colocar todos esos pasos en una secuencia que resulte atractiva para el espectador”, señala la coordinadora irlandesa. Nada se deja al azar y se guioniza hasta dónde hay que colocar cada parte del cuerpo en cualquier escena, hasta en el momento de poner un condón, donde se debate hacia qué lado se coloca el codo antes de grabar. “Hay que tener todo medido para que parezca realista, para que los actores tengan claro lo que están haciendo. Cuando lo tienen claro podemos grabar y ellos pueden sentirse libres porque se sienten seguros”, sentencia O’Brien.
Además de establecer consentimientos y límites con los actores, la figura del coordinador de intimidad ha traído como novedad la necesidad de ensayar una escena antes de grabarla. “Es fundamental y es un gran cambio en la industria, es lo mismo que haría un doble de escenas o un bailarín”, cuenta la experta, que explica que los actores se dejan llevar después de repetirlo varias veces y su interpretación mejora.
Pone el ejemplo de Asa Butterfield en la segunda temporada de Sex Education, en concreto de una escena en la que va a acostarse por primera vez con su novia y quiere poner en práctica una técnica que ha visto en Internet. “La comedia es más difícil de hacer, pero lo teníamos todo muy claro, todos los movimientos y gracias a eso él añadió un montón de detalles extra a interpretación porque se sentía libre para poder meter todos esos matices que hacían la escena todavía más cómica”, explica O’Brien.
Phoebe Dynevor, que interpreta a Daphne en Los Bridgerton, también ha hablado sobre las muchas escenas de sexo que tuvo que rodar en la serie. “Fue fantástico porque me sentí segura y me divertí: lo coreografías como una escena de acción o un baile”, contó la actriz a la revista Grazia. Dynevor estuvo semanas ensayando con su compañero Rege Jean Page y con la coordinadora de intimidad a cargo del proyecto, Lizzy Talbot.
Respetar el proceso y la “coreografía” es todavía más importante en series como Podría destruirte, en la que hay escenas de violaciones y agresiones. Es fundamental tanto para la persona que interpreta a la víctima, como al agresor, y tenerlo claro ayuda a “soltar” al personaje a trabajar el día de trabajo.
Todo se cubre
Es una de las grandes preguntas sobre las escenas de sexo, y O’Brien lo confirma: los actores y actrices llevan sus genitales cubiertos. “No tienen problema en salir desnudos por ejemplo, en secuencias al salir de la ducha, pero si hay contacto físico no es recomendable, al final es un día de trabajo y no es recomendable ir mezclando fluidos”, bromea la experta.
Para hacerlo hay todo tipo de prendas y accesorios, como unas ‘bolsas’ que se colocan en el pene y la vagina, además de ropa interior de color carne como tangas, shorts o tops estilo camisón. Siempre se intenta cubrir al intérprete al máximo, teniendo en cuenta el ángulo desde el que se graba la escena.
No son un guardia de seguridad
“El proceso permite tener una comunicación abierta con los actores y el acuerdo y el consentimiento sobre desnudez, tacto y sexualidad conlleva a que la gente se sienta más segura, pero no me gusta promover que seamos funcionarios de seguridad porque eso niega parte de nuestro trabajo”, sentencia O’Brien. Para ella, la figura del coordinador de intimidad aporta un componente de calidad que mejora las escenas de sexo y, por ende, el producto final.
El impacto del #MeToo en las escenas de sexo
Cuando O’Brien empezó a dedicarse a su trabajo actual y presentó una guía de intimidad (Intimacy Guidelines), con propuestas sobre cómo abordar y rodar las escenas íntimas y de sexualidad entre 2014 y 2015 la industria era muy diferente. “Las agencias decían que lo necesitaban, pero la narrativa que presenté era un reto porque en aquellos días se pensaba que si eras un actor tenías que desnudarte, grabar todo tipo de contenido sexual, porque eso es lo que eres. Con el #MeToo se ha entendido que hay que trabajar en un ambiente de respeto para todo el mundo”, sentencia la experta.
Lo que demandan ahora actores como Kate Winslet y el gremio de coordinadores es que sea una figura obligatoria en los rodajes. Explica O’Brien que ahora no se cuestiona que existan coordinadores para los dobles de acción, pero que hace 30 años sí, y ese es el punto en el que se encuentran los expertos para rodar escenas íntimas. “Lo que ha sido fantástico de este último año es que el trabajo ha salido y que se puede ver, que la industria está empezando a confiar en este rol y en las habilidades que aportamos a la parte sexual de la narración, es un cambio”, sentencia.