Objetivo: evitar 'in extremis' el confinamiento en casa
Entra en vigor la prórroga de estado de alarma y el Gobierno espera que las duras medidas de las autonomías den resultados en una o dos semanas.
Hace apenas una semana llegaban en cascada las noticias desde las principales capitales europeas sobre la vuelta a los confinamientos y medidas muy duras. La segunda ola azotando con toda su dureza a Europa. París, Londres, Roma, Lisboa… Y la sensación de la inevitabilidad de un nuevo encierro en casa por parte de los españoles. En la calle se daba por hecho, algunas autonomías lo pedían…
Pero hoy por hoy el Gobierno central quiere evitar a toda costa ese cerrojazo del país. El objetivo de Moncloa es intentar aplacar la curva sin llegar a ese encierro decretado en la primera ola en marzo. Una decisión que parecía inminente pero que el Ejecutivo retrasa a la espera de ver el resultado de las actuales medidas y confiando en las iniciativas de cada una de las autonomías.
Este lunes decaía, tras los quince días previstos en la ley, el decreto del estado de alarma aprobado en un Consejo de Ministros extraordinario hace apenas dos semanas. Arranca ya oficialmente la prórroga aprobada por el Congreso y que podría durar hasta el 9 de mayo.
Pero en esta nueva prórroga se deja todo el poder de actuación a las autonomías bajo ese paraguas de cogobernanza. De hecho, las comunidades ahora, si quisieran, podrían hasta levantar los toques de queda impuestos durante los últimos quince días -una competencia que pasa a manos ahora de los presidentes regionales-.
Algunas autonomías reclaman ir más allá y poder confinar en casa, algo que debería ampararse bajo decreto del Gobierno central. Pero la respuesta, por ahora, de Salvador Illa es un rotundo “no”. Y se lo ha dicho incluso a la comunidad de Asturias, gobernada por el socialista Adrián Barbón, feudo histórico del PSOE y un ejemplo en los meses anteriores sobre gestión de la pandemia. El mensaje que emiten desde La Moncloa es que hay que esperar todavía para ver si surten efecto las duras medidas que están tomando las comunidades.
La semana pasada la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, decía que había que aguantar al 9 de noviembre para saber qué pasaba con el confinamiento. Y a la espera se sigue. El argumento que trasladan en La Moncloa es que hay que dejar “una o dos semanas” para valorar esas medidas autonómicas. Por ejemplo, en el Gobierno recuerdan que este martes han arrancado las durísimas restricciones aprobadas en Andalucía (confinamiento municipal, ampliación del toque de queda, aislamiento perimetral y cierre de la actividad no esencial a partir de las 18 horas). En el Ejecutivo insisten en que al menos hay un “decalaje” de una semana para saber si funcionan.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, seguía insistiendo este martes en una entrevista en TVE en que se podría evitar ese confinamiento domiciliario si los ciudadanos dan “cumplimiento a las medidas” adoptadas por cada comunidad autónoma. “Queremos ser rigurosos en esto y evaluar el resultado antes de tomar medidas más drásticas. Creemos que si se da cumplimiento a las actuales, podemos evitarlo”, ha repetido el titular de Sanidad.
Para el PP este plan del Gobierno supone “lavarse las manos” y dejar en manos de las autonomías la gestión de la pandemia sin implantar medidas a nivel nacional. Esto ha hecho que se creen 17 respuestas diferentes, más Ceuta y Melilla, que van desde las duras Castilla y León o Galicia hasta planes más laxos y polémicos como los cierres por áreas sanitarias de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. En lo que sí están de acuerdo ya en Génova 13 es que apoyarían que se pudieran decretar confinamientos domiciliarios por zonas y en las más afectadas.
En la mente de todos está qué pasará durante la próxima Navidad. Illa lleva semanas con el argumentario de que serán muy diferentes a las de hasta ahora. “No será igual que la del año anterior”, ha subrayado este martes, pero desde Sanidad se intentará que las familias se puedan reunir y que la gente pueda celebrar actos religiosos. “Vamos a ver cómo llegamos al mes de diciembre”, ha señalado el ministro, que siempre habla en condicional y advierte de que en cualquier momento todo puede cambiar.
Uno de los elementos de mayor presión son las noticias internacionales y la sensación de que España va tarde. Pero desde Sanidad se insiste en que las medidas en nuestro país son tan “drásticas” como en otros países, según ha confesado el propio Illa. “No lo tenemos contemplado (el confinamiento domiciliario). Las capacidades que tenemos para responder y que están en manos de las comunidades son suficientes para poder estabilizar y bajar la curva. Más que dictar nuevas medidas, hay que lograr que las que se han dictado se cumplan. Ya veremos si hacen falta más. Pero creo que si las cumplimos adecuadamente, con las que tenemos ahora es suficiente”, ahondaba el ministro en una entrevista con El Correo este fin de semana.
Los datos son preocupantes y cada día son analizados con lupa. Pero en el Ministerio tienen informes de los expertos que dicen que en las próximas semanas se espera un marco de estabilización y descenso. Si esto no se produce, será entonces cuando el Gobierno dibuje un nuevo escenario.
Sobre la mesa está también el fantasma de la economía, siendo España uno de los países más afectados en este plano por la pandemia. Por un lado, el turismo (el petróleo español) se ha desplomado y, por otro lado, la hostelería sangra por todos lados (siendo una importante fuente de ingresos y un factor de cohesión social). Algunas comunidades han decretado el cierre de bares y restaurantes, como es el caso de Cataluña. Y se han llevado muchas críticas desde un sector que ve con envidia las ayudas que se dan en otros países como Alemania.
Un margen estrecho de semanas o días… para saber si volveremos a encerrarnos en casa.