Comunicar desde el contraste
Nunca una semana en política dio para tanto a un Gobierno. En los primeros siete días del recién llegado Gobierno de Sánchez, el Ejecutivo socialista ha tenido tiempo para marcar notables diferencias con la etapa anterior e, incluso, para afrontar con éxito su primera crisis tras la dimisión de Máxim Huerta.
El Gobierno de Sánchez, con sus decisiones de estos primeros días, ha delimitado a la perfección el terreno de juego en el que se moverá la política nacional hasta las próximas elecciones. Y lo ha hecho estableciendo un marco de comunicación que es un contraste total con lo que hasta ahora había conocido la sociedad española. Si hasta la fecha el Gobierno de Rajoy rechazaba la inmigración, Sánchez ha rescatado a los náufragos del Aquarius. Si uno quitaba la tarjeta sanitaria a los 'sin papeles', el otro se la ha devuelto. Si con el PP se subvencionaba a la Fundación Franco, con el PSOE se trasladarán los restos del dictador fuera del Valle de los Caídos. Que Rajoy mantenía bloqueada la renovación de RTVE, Sánchez la ha desbloqueado...
Y así ha pasado también con la decisión socialista de acabar con los peajes de las autopistas, frente al rescate de las mismas que llevaron a cabo los populares, o con la creación del Alto Comisionado para luchar contra la pobreza infantil, ante la indiferencia del anterior Gobierno. Es decir, en una semana, el Gobierno del PSOE ha dado un giro de 180 grados a lo que venía haciéndose hasta ahora, estableciendo el contraste como elemento central de su comunicación.
El Ejecutivo ha sabido perfectamente identificar sus atributos -la solidaridad, la igualdad, los derechos, la regeneración y la ejemplaridad- y asociarlos a la marca PSOE con ejemplos, medidas y situaciones que han supuesto el relanzamiento del Partido Socialista hacia una nueva dimensión electoral.
Como resultado, la comunicación del Gobierno no ha dejado indiferente a nadie y ha logrado un alto grado de adhesión que ya reflejan las encuestas situando al PSOE a la cabeza en la intención de voto.
La comunicación política es, al fin y al cabo, comunicación de gran consumo, ya que todos consumimos política y decidimos en política movidos por las emociones, el contexto y la información. Por eso, al igual que sucede en la comunicación de gran consumo, en política es esencial saber detectar y afianzar los cambios en los hábitos de consumo de la sociedad. Y el PSOE lo ha sabido ver.
Las personas que configuramos una sociedad, raramente tenemos hábitos inamovibles de consumo. Con frecuencia evolucionamos y cambiamos nuestra forma de pensar y de actuar y, a lo largo de nuestras vidas, cambiamos varias veces de marca de coche, de perfume o de cereales. En política sucede lo mismo, aunque la delimitación ideológica izquierda-derecha provoca que, normalmente, los hábitos de consumo político no desemboquen en cambios radicales. Aunque como todo en la vida tiene una excepción, ahí tienen ustedes a Jorge Verstrynge.
El Ejecutivo del PSOE ha sabido detectar ese cambio en una sociedad hastiada de la corrupción, la prepotencia y la desidia en la que tenía inmerso al país Mariano Rajoy. Ha sabido descubrir la tendencia de la sociedad a consumir una política más responsable, consciente, cumplidora y ejemplar. Una sociedad que demanda valores, ilusión, esperanza y seguridad.
Por eso, cualquier partido que no quiera caer en la irrelevancia para el votante, debería estar pensando hoy cómo puede adaptar su modelo político a ese nuevo hábito de consumo de la ciudadanía española. En definitiva, y utilizando la terminología propia de la mercadotecnia, si un consumidor/votante puede elegir entre una partido friendly -es decir, aquél que genera un vínculo positivo y crea un anclaje emocional con consumidor/votante- y otro que no lo es, casi siempre se decantará por el primero porque, sencillamente, le agrega valor.
Por tanto, el contraste en sus decisiones y en su comunicación ofrecido por el Gobierno de Sánchez en sus primeros compases, está enfocado a demostrar a esa sociedad que busca una nueva política lo importantes que es. Y lo ha hecho desde la humanización y el establecimiento de vínculos comunicativos que han ayudado a la marca PSOE a acercarse a la sociedad y a sorprenderla. Ahora solo falta que seamos capaces de establecer con la sociedad una estrecha confianza que nos permita tener con ella una relación a largo plazo.