Cómo conseguir que tu vida sexual sobreviva después de tener niños
Lo primero es el consuelo: no sois los únicos.
¡Felicidades! Acabáis de ser padres.
Y además estáis teniendo éxito en la misión de mantener vivo y sano a vuestro bebé. Es una gran hazaña.
Pero seguramente para lograrlo habéis cambiado por completo vuestro concepto de 'una buena noche de sueño' (¿Ahora cuál es? ¿Tres horas? ¿DE SEGUIDO?), tu cuerpo ya no es el tuyo (¿Tetas? ¿Te refieres a esos biberones de carne?), meses después seguirás sintiendo que entre tus leggings ha estallado una bomba (Más o menos fue así, ¿no?) y las conversaciones más animadas que mantenéis en pareja son para saber a quién le toca cortar las garras al bebé... es decir, las uñas.
En otras palabras, no es el momento más sexy de vuestra vida.
No sois los únicos
Aunque parezca que nunca vais a volver a practicar sexo (y ni siquiera estás seguro de que te apetezca) o cuando os acostáis no resulta satisfactorio, tranquilos, no estáis solos. Más bien todo lo contrario.
Las preocupaciones sexuales como esta son extremadamente habituales en padres primerizos, ya que les toca navegar por primera vez entre el estrés que llega con el bebé, explica a HuffPost Canadá la doctora Natalie Rosen, psicóloga clínica y profesora asociada de Psicología en la Universidad Dalhousie de Halifax (Canadá).
"No hay nada que te prepare para lo que supone tener un bebé hasta que te toca pasar por ello. La falta de sueño, la lactancia en el caso de las madres, el cambio de roles en la relación (pasas de ver a tu pareja como tu compañero, tu esposo y tu amante para verlo también en su papel paternal)... son todo cambios y nuevos factores de estrés que pueden encajar o no con tus expectativas", apunta Rosen, que también dirige el laboratorio de salud sexual y de pareja en su universidad y es miembro del foro de investigación sobre el sexo en Canadá.
Un estudio de 2016 en el que participaron 239 parejas de padres primerizos con niños de entre tres y doce meses reveló que el 90% reconocía tener al menos 10 preocupaciones sexuales (de una lista de 20) que les parecían moderadamente estresantes. Entre estas preocupaciones estaban la frecuencia del sexo, los cambios en la imagen corporal de la madre, disparidad en el deseo sexual y la recuperación física de la madre después del parto. El 59% de los participantes dijo tener al menos 16 de esas preocupaciones según el estudio, codirigido por Rosen y publicado en el Journal of Sexual Medicine.
También se descubrió que estas preocupaciones sexuales tenían un impacto en la satisfacción de la relación entre los padres.
El dolor físico es un "asesino silencioso"
No hay nada que estropee tanto la vida sexual como el dolor físico.
El dolor pélvico y genital durante el sexo (llamado dispareunia) es común en las mujeres que han dado a luz, independientemente de si fue por parto vaginal o cesárea, señala Rosen.
Un sondeo de 2016 descubrió que un 62% de las mujeres experimentaba dispareunia hasta dos o tres meses después del parto, un 45% lo experimentaba incluso pasados seis meses del parto y un 33% de mujeres seguía notando dolores durante el coito hasta un año o un año y medio después de dar a luz.
"Lo llamo asesino silencioso porque la gente no suele hablar de ello. Piensan que cuando todo se arregla ahí abajo no habrá dolor durante el sexo... pero el dolor durante el sexo persiste en un buen número de mujeres más de allá de las primeras seis semanas", sostiene Rosen.
El hecho de amamantar, que puede provocar sequedad vaginal, contribuye también a las relaciones dolorosas, añade Rosen. Pero la buena noticia es que, generalmente, el dolor genital y pélvico no persiste más allá de un año después de dar a luz.
Si tú o tu pareja experimentáis dolor, trata de adaptar vuestras actividades sexuales y de expandir el repertorio, aconseja Rosen. "No debemos seguir la idea de que o sexo o nada. Hay otras formas de crear intimidad sexual con tu pareja".
También merece la pena comentar dónde está localizado el dolor y si hay ciertas posiciones que pueden resultar más cómodas, señala Rosen.
Un poco de empatía siempre ayuda
Aproximadamente el 90% de las parejas vuelve a tener sexo unos tres meses después del parto, aunque su satisfacción sexual sigue siendo bastante baja, apunta Rosen.
"Parece que lo retoman, pero que no funciona bien del todo. O lo retoman porque sienten que deben hacerlo o una persona quiere pero la otra no", resume la experta.
La empatía con tu pareja juega un papel muy importante en la satisfacción, asegura. Las investigaciones demuestran que sentir compasión y preocupación por tu pareja se asocia a una mayor satisfacción sexual y en las relaciones entre los padres primerizos.
"Cuando te sientes cuidado y tu pareja trata de entender por lo que estás pasando, aumenta la sensación de conexión, intimidad y cercanía, que se traduce en querer mantener relaciones sexuales", señala.
Más consejos para recuperar el ritmo (y las ganas)
Habla sobre tus preferencias sexuales, que quizás han cambiado después de tener un bebé. Por ejemplo, una mujer que se excitaba con la estimulación de los pechos quizás no siente lo mismo después de amamantar a su hijo.
Sacar tiempo para conectar fuera del dormitorio también puede mejorar la intimidad, recalca Rosen.
Recuerda que el deseo no siempre vuelve como con un interruptor. No obstante, muchas mujeres admiten tener un "deseo receptivo", es decir, si la pareja pasa tiempo juntos, hablando, tocándose y besándose, puede ayudar a que aumente el deseo en ambos. "Es como si tuvieras que dejar un rato el motor encendido", ilustra Rosen.
Date un tiempo
Si tu vida sexual sigue sin parecerse a lo que solía ser (ni de lejos), no te sientas culpable.
"Los padres tienen que darse un tiempo", recuerda Rosen.
"Es una transición muy importante con todo tipo de factores de estrés y cambios que ocurren en la relación y en el cuerpo, especialmente en el caso se las madres, así que es necesario un poco de autocompasión y de empatía".
Y piensa: todo va a ir a mejor. Al final, el bebé acabará durmiendo. Tus tetas (o las de tu pareja) volverán a ser tetas. Y crecerán tus intereses más allá de la fijación de mantener con vida a tu bebé (y a ti mismo), por lo que seguramente acabarás reconectando con tu pareja.
En cualquier caso, "ese primer año es bastante difícil", zanja la especialista.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Canadá y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano