Cómo ahorrar en los préstamos personales
Nuestros hábitos a la hora de pedir un préstamo personal no suelen estar enfocados al ahorro.
A no ser que nos sobre el dinero, todos solemos comparar los diferentes bienes de consumo que adquirimos y sus precios. Aprovechamos las rebajas para cambiar de armario, comparamos el precio de la carne en diferentes supermercados y pedimos en algún e-commerce online de China nuestro nuevo móvil para pagar menos. Intentar ahorrar nos suele salir de manera natural a la hora de adquirir productos. No obstante, hay muchos otros servicios que contratamos y no somos tan precavidos: éste es el caso de los préstamos personales.
De acuerdo con el portal financiero Top5Credits.com, nuestros hábitos a la hora de pedir un préstamo personal no suelen estar enfocados al ahorro. Esto se debe, entre otras cosas, porque partimos de la base de no considerarlo un gasto. «En un préstamo, como con cualquier servicio, estamos comprando algo. En este caso, disponer de un dinero de manera más o menos inmediata», afirman desde el portal. «Al ser un servicio que se basa en recibir dinero, no nos da la sensación de que lo estemos gastando. Nos fijamos en detalles como que las mensualidades sean bajas, pero no sabemos realmente cuándo estamos pagando mucho o poco por un crédito.»
El otro factor se debe a que, simplemente, no sabemos cómo ahorrar en un crédito. «El mundo financiero a veces parece hecho adrede para confundir al consumidor», continúan desde el comparador de préstamos. «Por ejemplo, los intereses pueden estar reflejados en un porcentaje TIN o TAE, los cuales son diferentes y ni siquiera reflejan el porcentaje total que pagarás respecto al dinero, ya que son porcentajes anuales. Ante tanta información, decidimos confiar en nuestro banco de siempre, o simplemente contratamos el que tenga los números más bajos. Y éstas no siempre son las mejores decisiones.»
Nuestra leve percepción de que un crédito sigue siendo un gasto, y nuestra ignorancia respecto a las finanzas en general, es lo que suele provocar que muchas personas acaben debiendo miles de euros por un crédito de unos pocos cientos. Desde el portal financiero nos dan una serie de claves para ahorrar a la hora de pedir un préstamo personal.
La TAE, o la Tasa Anual Equivalente, es un índice que ha de estar incluido por ley en cualquier oferta crediticia. Se basa en una estimación del porcentaje anual respecto al importe solicitado, que incluye todas las comisiones relacionadas con el préstamo. Al ser un índice anual, no refleja lo que pagaremos en total, si no en un año.
Por ejemplo, un préstamo al 10% TAE a un año, sí que significa que pagaremos un 10% del importe solicitado en comisiones. Pero si el préstamo tiene una duración menor, acabaremos pagando menos de ese 10%; si es un préstamo a 2 años, las comisiones se duplicarán.
Hay que aclarar que existen gastos que pueden escapar a la TAE. Aunque toda comisión relacionada con el préstamo está incluida, cualquier servicio adicional (como un seguro de impago) no estará reflejado en el índice.
Muchos préstamos personales se publicitan a precios ridículos. Aunque por ley todos han de mostrar la TAE, muchos recurren al truco comercial de mostrar un TIN del 4% ocupando toda la pantalla de nuestro televisor, teléfono o monitor, pero escondiendo un TAE mucho más superior en la letra pequeña. Esto no es más que el típico truco del 0,99 trasladado a los préstamos.
El TIN, para empezar, no refleja todas las comisiones que pagaremos. Se limita a indicar la comisión mensual que se nos aplica, pero no cualquier comisión adicional como las famosas comisiones de apertura y estudio. Muchos bancos o financieras pueden tener un TIN del 3% o el 4%, pero ascender a una TAE del 25% debido a comisiones de apertura desorbitadas, que de igual manera pagaremos mensualmente con el resto de comisiones.
En los préstamos personales, el tiempo lo es todo. Nuestras comisiones, al ser calculadas en base a anualidades, se verán siempre afectadas por el tiempo que tardemos en pagar la deuda. Por ejemplo, un préstamo del 10% a pagar en 10 años nos saldrá mucho más caro que uno al 15% a pagar en 1 año. Además del porcentaje TAE, siempre tendremos que tener en cuenta el tiempo de devolución a la hora de pedir un préstamo, por lo que intenta ajustar lo máximo que puedas los plazos.
Siempre que podamos, deberíamos devolver la deuda lo antes posible. No solo por economía personal, si no para acabar pagando menos. La mayoría de préstamos permiten amortizar total o parcialmente la deuda, así que cualquier ingreso extra debería ayudar a amortizar el préstamo. Y, a la hora de hacerlo, siempre deberíamos intentar reducir el número de cuotas antes que la cuantía de la misma. Siempre, cuanto menos cuotas paguemos, más barato saldrá nuestro préstamo.
Una vez tengas claro que tanto el TAE como el número de cuotas es lo que definirá lo caro o barato que son los préstamos personales, es normal sentirse abrumado. Calcular ambos factores en un préstamo puede ser extenuante, así que compararlo en varios, es sencillamente agotador. Además, como ya hemos indicado anteriormente, pueden incluso existir gastos extra que se escapan del porcentaje TAE.
Para asegurarte y evitar ir con la calculadora en mano, siempre consulta los Términos y Condiciones Generales del producto. No importa si contratas un préstamo personal online que promete los mejores precios en su web, o si tu gestor de toda la vida te asegura que no encontrarás nada más barato. Asegúrate de estar leyendo y firmando la oferta final y no la preoferta. En él podrás encontrar el total a devolver, los plazos y el importe de cada uno, o detalles como los posibles recargos por mora y servicios adicionales. Tómate tu tiempo si es necesario, pero nunca firmes nada que no hayas revisado.
¿Te comprarías un abrigo de piel de borrego para un verano en Canarias? ¿O alquilarías una moto acuática en Madrid? Con los préstamos pasa igual. Nuestro desconocimiento de las ofertas financieras nos hace pedir cosas que no necesitamos. Por ejemplo, si quieres pedir un préstamo para comprar la entrada a ese musical que no puede esperar a tu nómina, no tiene sentido pedir 3.000€ a tu banco, si no más bien buscar un micropréstamo que puedas amortizar en unos días. Estos son los diferentes tipos de productos de crédito al consumo que te puedes encontrar.
- Préstamo personal: Este es el tipo de producto más común. Suelen tener intereses más bajos que el resto, pero sus importes suelen ser más altos (no menos de 1.000€) y sus plazos normalmente empiezan a partir de los 6 a 12 meses. Recomendado para grandes gastos (coche, estudios, viajes largos…)
- Microcrédito: Un producto que destaca por su inmediatez. Su TAE suele ser mucho más alto, pero sus plazos e importes son mucho menores. Proporcionalmente son más caros, aunque su escasa burocracia y requisitos son parte del precio que pagamos. Cuidado con no pagarlos cuando toca, ya que suelen tener importantes cargos por mora. Recomendado para situaciones límite en las que no podamos esperar.
- Líneas o Tarjetas de Crédito: Son, en resumen, un pequeño crédito preautorizado disponible cada mes. Si normalmente necesitamos una pequeña cantidad de liquidez extra cada mes, pueden ser una buena opción. Normalmente, si se pagan al mes siguiente de realizar la compra, suelen ser productos asequibles. Pero en caso de aplazar compras o impagos, sus comisiones pueden ser muy elevadas. Recomendado para pequeños gastos extra, siempre y cuando no tengamos que aplazar compras y no estemos llevando un tren de vida que no podamos permitirnos.
- Préstamos específicos: Puedes encontrarte infinidad de diferentes créditos al consumo destinados a un público en concreto. Créditos con garantía donde tu coche será tu aval, préstamos para miembros de ASNEF, préstamos sin nómina… Este tipo de créditos suelen estar pensados para clientes sin solvencia o con mal historial crediticio. Sólo los recomendamos como última opción ya que son caros, y pueden acabar en una espiral de deuda.
En general, piensa que cuanto más rápido y menos requisitos pida la financiera, más comisiones tendrás que pagar. Por tanto, valora cual de éstos préstamos personales necesitas antes de escoger.
Una vez tengas claro qué tipo de producto necesitas, qué tipo de interés debes tomar como referencia y cómo afecta el número de cuotas al total a devolver que constará en tu contrato, es cuando puedes empezar a comparar los diferentes préstamos personales como cuando comparas los aguacates en el súper.
No te dejes llevar por la necesidad. Aunque necesites el dinero urgente, intenta tomarte tu tiempo para comparar los diferentes productos. Puedes acudir a comparadores online o realizar tú mismo la búsqueda, pero asegúrate de visitar sitios de confianza para evitar estafas o phishing. Muchos microcréditos ofrecen un primer préstamo al 0% como manera de captar clientes, así que en caso de urgencia, son una buena opción.
Ten en cuenta que muchos bancos tradicionales siguen funcionando al modo tradicional, en el cual cada cliente puede tener una oferta diferente. Si has sido un buen cliente, es probable que puedan hacerte una oferta suculenta, que no tiene por qué estar ofertada para el público general. Consultar qué te puede ofrecer tu banco de toda la vida debería ser obligado, siempre y cuando no te dejes llevar por la sensación de comodidad y confianza y compares dicha oferta con el resto.
No tengas miedo a pedir varias preofertas de diferentes compañías. Las promociones que se anuncian no tienen por qué ser las condiciones que finalmente se te aplicarán, por lo que intenta llegar a un preacuerdo antes de decidirte. Hasta que no firmes el contrato final, recuerda que no tendrás ningún compromiso con la entidad financiera. Si tienes tiempo, pide todas la preofertas
posibles. Valora si condiciones como cambiar tu cuenta corriente te son beneficiosas a largo plazo, y una vez tengas todo claro, pide el crédito.