Ciudadanos: resistir para "reanimar al muerto" y evitar la tragedia
La dirección de la formación liberal apuesta todo a la refundación para superar sus fracasos mientras que aumenta la división dentro del partido y las dimisiones no cesan.
Refundarse o morir. Esa es la máxima a la que se aferra la dirección de Ciudadanos para evitar su completa desaparición en este inicio del curso político. Hubo un tiempo en que pulverizaron las encuestas, abrieron su propia brecha en el panorama político y desembarcaron en el Congreso de los Diputados con 57 escaños.
Aquellas elecciones generales del 28 de abril de 2019 hicieron soñar a los naranjas con alcanzar el Gobierno o el liderato de la oposición tan solo cuatro años después de saltar a la política nacional desde Cataluña. El sueño se tornó en pesadilla 196 días después. El 10 de noviembre fue la repetición electoral, un naufragio que supuso 47 diputados menos.
Las réplicas del terremoto fueron inmediatas. En efecto dominó se hundieron después en las elecciones de Cataluña, Madrid, Castilla y León, Andalucía... donde los resultados los dejaron entre el ninguneo y la irrelevancia.
Para frenar esta situación, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se ha embarcado en un proceso de refundación que busca reunir las piezas del puzzle que aún no se han perdido para reanimar el espíritu y recuperar el pulso. Fuentes próximas a la dirección lo califican como una “sacudida”.
“Hay un convencimiento claro de que el electorado ha dado la espalda a Ciudadanos y el partido necesita reconectar con la gente y actualizarse”, comentan a El HuffPost dichas fuentes. Es un proceso en el que están participando, según la organización, más de 2.000 militantes y simpatizantes, que tienen como tarea primordial redefinir ideológicamente el partido.
Dimas Gragera es miembro del equipo encargado de coordinar la refundación del partido, concretamente se encarga del área de movilización, organización y militancia. Él no percibe en los desastres electorales un rechazo al proyecto: “La gente no ha rechazado el programa ni ha cuestionado el papel que ha jugado Ciudadanos, lo que pasa es que hemos llegado a un momento en el que no proyectábamos ilusión”.
A pesar de que la situación es a todas luces delicada, Gragera describe el ambiente que rodea al proceso de renovación como efervescente. “Se han inscrito más de 2.000 compañeros con los que hemos tenido varias reuniones, dinámicas de grupo y se están rellenando espacios donde se vuelcan estas propuestas”, afirma Gragera.
Sin embargo, para Javier Lorente, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Rey Juan Carlos, la refundación no cambiará la situación actual. “El ciudadano medio no es tonto. Si les das el mismo proyecto vestido de otra manera o cambiando dos cosas lo va a identificar como Ciudadanos”, opina Lorente.
El desafío de volver a ilusionar
Para el politólogo, una de las causas probables que explican los fracasos electorales del partido se encontraría, precisamente, en su propio éxito. “Uno de los problemas de Ciudadanos fue que creció meteóricamente. Visto en perspectiva, un ritmo más lento permite ir afianzando ese crecimiento, el PSOE, en sus primeras elecciones, sacó solo un escaño”, sostiene Lorente.
En politología, se denomina “anclaje” al fenómeno que liga a los votantes con unas siglas partidistas, explica Lorente, “Ciudadanos probablemente no tenía anclados a sus votantes”. La relación entre los partidos y la gente se crea cuando una formación va ganando poder, gobierna y hace políticas que sirven a los intereses de quienes le han apoyado.
Es un proceso lento que tarda tiempo en desarrollarse. “Vivimos un tiempo en el que priman el corto plazo y la rapidez, hay que ir en contra del tipo de política que se hace hoy en día”, zanja Lorente.
Cuando un partido es completamente nuevo coge los votos de otras formaciones, la lealtad de ese voto es muy volátil y no se afianza, corre el riesgo de que las urnas se conviertan en un sumidero. No en vano, la última encuesta de 40db realizada para El País y la Cadena Ser muestra que Ciudadanos solo recogería el 27% de los votos que recibió en noviembre de 2019.
El anclaje también se relaciona con el perdón. “Un votante leal te perdona. ¿Por qué el PSOE después de una gestión lamentable de la crisis de 2008 mantuvo un 30% de voto? Por la lealtad y el perdón, pero cuando no tienes eso el votante vuelve a su partido original”.
Sin embargo, Gragera cree que el partido tiene un potencial propio, la brecha que abrieron en abril de 2019 no sería temporal, aunque ahora se haya vuelto a cerrar casi por completo. “Hay mucha gente que no tiene otra opción que no sea Ciudadanos y se ha quedado en la abstención. Sabemos que existe un espacio que va a ser laborioso recuperar pero todo nos indica que es posible”, sugiere Gragera, que marca como objetivo primordial la reconquista de la ilusión perdida.
Aunque el contexto apunte a que se encuentran en el tiempo de descuento, las fuentes próximas a la dirección aseguran que aún hay juego y que el “centro liberal solo lo puede representar esta formación”. El proceso actual, admiten las fuentes, busca rearmar a la opción naranja no para ganar, “el objetivo es resistir”. Partido a partido.
Los errores de estrategia que se hayan podido cometer, para Ciudadanos, son agua pasada, un capítulo sobre el que ya se ha hecho examen de conciencia. “El castigo ya lo hemos sufrido en las urnas con claridad y de manera incontestable. Ahora lo que se trata es de mirar hacia delante, renovar las ideas y conectar con el electorado bajo el convencimiento de que el espacio político existe”, comentan desde los márgenes de la directiva nacional naranja.
La refundación busca poner a los militantes y simpatizantes en el centro, según se desprende de las palabras de Gragera, “abrir el partido a la sociedad” y que todo ese sentir se debata en la asamblea general que ya ha anunciado Inés Arrimadas para el próximo mes de diciembre o enero... Pero no solo hay por delante tareas que cumplir, sino también subidas de tensión.
Lío interno
El reto es mayúsculo no solo de puertas para fuera, sino que el partido cruje casi a diario por dentro. Las dimisiones y abandonos son un goteo constante. Las dos últimas y más sonadas, las del que llegara a ser vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, a finales de agosto, o la más reciente, la del secretario de organización, Borja González este primero de septiembre.
Días antes de la dimisión de González, algunos cargos de Ciudadanos pidieron la dimisión de Arrimadas y la convocatoria de un congreso extraordinario. Varios de los firmantes forman parte de una corriente interna dentro del partido que exige que la asamblea sea convocada de manera inmediata para que la renovación sea cuanto antes. Para este grupo, llamado Somos Ciudadanos, las elecciones están a la vuelta de la esquina. No hay tiempo.
Uno de los impulsores de esta corriente crítica es Ilde Ruiz Padilla, diputado provincial por Jaén. “El único instrumento válido que tenemos en los estatutos del partido para que haya un proceso de refundación o de decisión sobre cómo debe ser el futuro del partido es la asamblea general”, defiende Ruiz.
La refundación es, para él, una “huida hacia delante” a la que no le falta “buena fe” pero que solo demuestra que la dirección del partido corre “como pollo sin cabeza”: “Nos han vendido un proceso que han llamado refundación que está al margen de los estatutos y sus decisiones donde están implicando a muchos afiliados y simpatizantes”.
Una de las dudas con respecto al proceso es qué se está haciendo realmente, al tiempo que escuece entre este grupo de militantes que los simpatizantes puedan participar. Gragera responde y señala algunos “equívocos” que rodean a la polémica: “Un partido tiene que estar abierto a la sociedad y conectar con cuanta más personas mejor, que son las que después depositan el voto”.
Por otra parte, el miembro del equipo de refundación aclara que este proceso es “consultivo” y que en “ningún momento” se ha arrogado ningún poder para cambiar el partido: “No tenemos capacidad de modificar absolutamente nada, eso corresponderá a los compañeros en la asamblea general”.
La celebración de dicha asamblea es otro de los puntos de la discordia. Para Sergio García, secretario de organización y portavoz adjunto de Ciudadanos en el parlamento asturiano, tendría que darse ya para poder conformar las listas electorales de los candidatos para las elecciones de mayo.
“No puedo decirle a alguien ’ve a defender la candidatura de Oviedo, pero tienes que confiar en mí porque aún no te puedo decir si vamos a ser socialdemócratas, liberales o conservadores... tendremos que esperar a enero”, comenta García.
El secretario comparte el fin último de la refundación, pero aboga por “acortar los plazos” para poder armar ideológicamente al partido lo más rápido posible. García afirma que, a la postre y a pesar de las diferencias, todos reman en la misma dirección: “Queremos lo mismo, que el partido levante cabeza, reanimar al muerto, pero no podemos esperar a enero o febrero”.
Las fuentes próximas a la dirección de Ciudadanos afirman que la asamblea no puede convocarse ni cuatro meses antes de unas elecciones, ni cuatro meses después.
Así lo pone en los estatutos. Sin embargo, también se detalla que “se podría alterar esta regla en atención a razones justificadas de urgencia y necesidad”. Algo que parece ser que se descarta a pesar de los síntomas generales de descomposición.
Una persona de Somos Ciudadanos con un cargo político en la formación y que prefiere permanecer en el anonimato, afirma que las demandas nada tienen que ver con las acusaciones que se han vertido sobre ellos de que buscan un cargo en el PP: “Somos un grupo de afiliados y cargos que desde la más absoluta lealtad y compromiso que hemos tenido siempre, estamos preocupados por la situación que estamos viviendo”.
Los críticos lanzaron una recogida de firmas para tratar de forzar la convocatoria extraordinaria de la asamblea. Gragera, por su parte, afirma “respetar” a los que disienten y les invita a unirse al proceso de refundación. “Son gente a la que personalmente les tengo mucho cariño y pueden estar de acuerdo o no con la refundación, pero nunca es adecuado cargar frontalmente contra las personas que participan de buena fe”, afirma Gragera.
El encargado de militancia lanza también una invitación: “Yo y todo el equipo de refundación, estamos dispuestos a hablar con ellos siempre y cuando rectifiquen algunas cosas del manifiesto inicial porque creo que no se ajustan a la realidad”.
Desde el partido restan importancia a los críticos, ya que consideran que, en proporción, no representan a una gran mayoría y denuncian que las firmas que recogen no cumplen con todas las garantías. Por otra parte, los críticos afirman que han demandado una reunión con la dirección pero que no han recibido respuesta.
Refundación o asamblea extraordinaria, dimisiones, recuperar la ilusión, sofocar los incendios internos y remontar... La tarea de Ciudadanos para este próximo curso es titánica. Resistir, resistir y resistir. Y ya después todo lo demás.