Cierra El Palentino, el último bar tradicional de Malasaña
La dueña del negocio está "muy cansada y en edad de jubilarse".
"Como bien habréis leído muchos, este jueves El Palentino cierra sus puertas". Con estas palabras en su perfil de Facebook se anuncia el cierre del emblemático bar de Malasaña.
El motivo, según apuntan en la red social, es que Loli (la dueña del negocio) está en edad de jubilarse. "Está muy cansada y es lógico. Nosotros tenemos nuestras vidas y nuestros trabajos", explican los hijos de Casto Herrezuelo, copropietario del bar que murió el pasado mes de febrero. Loli es cuñada de Herrezuelo y gestionó junto a éste el bar tras la muerte de su marido, hermano del fallecido.
En el mismo texto, los hijos del que era propietario junto con Loli explican que les resulta imposible hacerse cargo. "Además, es muy duro estar en el sitio en el que tu padre se ha dejado la piel durante toda su vida. Tampoco nos vemos capaces de ello", relatan.
Por otro lado, y respecto a las informaciones que indican que Loli ha decidido el cierre para no continuar en solitario con el negocio, aclaran en Facebook que "en ningún momento se ha presentado una negativa por nuestra parte a seguir con el negocio. Todo ha sido consensuado con Loli y de mutuo acuerdo".
El Palentino echará el cierre de forma definitiva el próximo jueves después de que en el pasado mes de febrero muriese uno de sus propietarios, y su otra dueña, Loli, haya decidido no continuar en solitario con el negocio.
"No me queda otra", ha explicado Loli en declaraciones a Público, que a los 67 años confiesa que ya tenía pensado jubilarse, un plan que ha acelerado la muerte de su cuñado, llorada por los parroquianos de este tradicional bar el pasado 22 de febrero, cuando al anuncio del fallecimiento en el cierre metálico se le unieron carteles y velas en su recuerdo.
En la imagen aparece Casto, copropietario de El Palentino, que falleció en febrero (TripAdvisor).
Con barra metálica y situado en la calle del Pez, este es el último bar tradicional que queda en el barrio, según subraya Loli, que no planea nada especial para el adiós definitivo.
"Bastante despedida van a hacer los chavales jóvenes", asegura, y agradece el apoyo recibido por parte de una juventud que "se ha portado de maravilla" y que ha intentado convencerle de que no cerrase.
Una opción que no ha sido posible porque en solitario no puede llevar el bar y los hijos de Casto trabajan en otras profesiones y tampoco pueden ayudarle, según detalla en el diario.
"Todo tiene su fin, es una pena", añade la propietaria de este establecimiento repleto de gente cada fin de semana y que inspiró El bar de Álex de la Iglesia.
El cineasta explicó la idea de guión que tuvo junto a Jorge Guerricaechevarría, precisamente a raíz de una vivencia en este bar.
"Estábamos en El Palentino y de pronto entró un pobre que estaba durmiendo entre cartones. Entró desesperado, creo que sobre todo aterido de frío por haber dormido toda la noche fuera, pegando gritos y con intención de matarnos a todos" y "como pequeños cobardes de la pradera".
Entonces, se metieron debajo de la mesa, mientras la dueña del bar, Loli, "se levantó, le cruzó la cara, le sentó, le dio una copa de aguardiente y le tranquilizó".
