La central nuclear de Zaporiyia paraliza su último reactor tras los cortes eléctricos
Tras los constantes bombardeos en las inmediaciones de la planta, el único reactor activo se limitaba a suministrar energía para las propias instalaciones.
El único reactor que seguía en funcionamiento en la central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, ha dejado de operar este sábado, después de que las instalaciones volviesen a estar conectadas a la red eléctrica general, según ha informado el operador Energoatom.
La desconexión de la red ucraniana, fruto de los constantes bombardeos en las inmediaciones de la planta, habían obligado a la central a operar en modo isla, de manera que el único reactor activo, el número seis, se limitaba a suministrar energía para las propias instalaciones.
Energoatom ha explicado en su perfil de Telegram que, tras la restauración de una de las líneas externas el sábado por la noche, se ha tomado la decisión de paralizar y enfriar el reactor, alegando que es lo más seguro para evitar un posible desastre.
La empresa operadora ha advertido de que, en caso de nuevas desconexiones de la red general, volverán a activarse los generadores de emergencia, por lo que ha solicitado el envío de más combustible que garantice el funcionamiento futuro de estos sistemas.
La central nuclear de Zaporiyia está tomada por las fuerzas rusas desde principios de marzo y los combates han sido constantes en esta zona, con acusaciones cruzadas entre Kiev y Moscú. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha insistido esta semana en la puesta en práctica de una zona de seguridad para evitar un accidente nuclear.
El OIEA confirma que el personal de Zaporiyia apagó último reactor
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha confirmado que el personal de la central ucraniana de Zaporiyia, bajo ocupación rusa, apagó el último de sus reactores en funcionamiento después de restaurarse el suministro eléctrico exterior de la planta.
“El operador apagó esta mañana su último reactor operativo, que durante la semana pasada había estado proporcionando a la planta nuclear de Zaporiyia la energía necesaria después de que se desconectara de la red”, señala la agencia nuclear de la ONU en un mensaje en las redes sociales.
A back-up power line to Ukraine’s #Zaporizhzhya Nuclear Power Plant (#ZNPP) has been restored, providing the plant with the external electricity it needs for reactor cooling and other safety functions.
— IAEA - International Atomic Energy Agency (@iaeaorg) September 11, 2022
Ucrania, volver al colegio en plena guerra
Anna Skiban, de 12 años, en el lugar donde estaba su asiento en su clase del liceo de Mykhailo-Kotsyubynske, Chernihiv, atacado en marzo. "Estoy muy triste, no puedo creer que esto le haya pasado a mi escuela".
Oleksandr Morhunov, de 13 años, entre los escombros de su aula, atacada en marzo pasado, en Chernihiv. "Cuando estoy en mi clase, pienso en las ganas que tengo de que acabe la guerra".
Mykola Kravchenko, de 12 años, mira su destrozada aula de informática en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske. “Cuando estoy en la escuela, pienso en la persona que murió entre los escombros. Lo siento profundament...
Khrystyna Ignatova, de 16 años, mira lo qque queda en pie de su aula, en la escuela Chernihiv. "Lo que pasó es una tragedia. Ya lloré por todo lo que perdí. Extraño a mi escuela, amigos y maestros. Pero habr&aa...
Anastasia Avramenko, de 13 años, en la posición exacta en la que estaba su pupitre en la escuela de Chernihiv. Dice que se quiere graduar en ese centro, porque es donde siente que pertenece.
Ivan Hubenko, de 11 años, camina con su mochila sobre los restos de su escuela bombardeada en Chernihiv. "Me siento ofendido cuando estoy en mi escuela. Un resentimiento porque los rusos la destruyeron".
Oleksii Lytvyn, de 13 años, ante el lugar que ocupaba la pizarra de su clase, en el Mykhailo-Kotsyubynske. “Nunca había visto algo así, no puede ser una realidad”, dice, como si fuera un sueño.
Karina Muzyka tiene 10 años y está retratada en su clase de Chernihiv. "Cuando bombardearon mi escuela, me aterroricé. Vivimos cerca. Nuestras ventanas se dañaron y mi madre pudo morir porque la puerta casi la presion...
Sofia Klyshnia, de 12 años, en el espacio que ocupaba su asiento escolar en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske. "Tengo miedo de pisar la clase destrozada que un día ocupé".
Karina Muzyka, caminando sobre las ruinas de su cole.
Un grupo de estudiantes, reunidos en una clase dañada por los bombardeos en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske, este 30 de agosto, primer día de clase.
Ventanas rotas por la explosión de 4 de marzo en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske de Chernihiv.
Libros ucranianos y rusos, apilados en un colegio.
Estudiantes en una clase aún en pie en el Mykhailo-Kotsyubynske.
Un grupo de niños juega en el patio dañado de la Escuela Chernihiv. Comparten historias de cómo han sobrevivido hasta ahora a la guerra.
Un libro destrozado, con un retrato de Lenin.
Estado de una de las clases del liceo Mykhailo-Kotsyubynske
Estado de una de las clases del liceo Mykhailo-Kotsyubynske
118
Sofia Zhyr, de 14 años, sentada en su pupitre en su escuela de Chernihiv, atacaba en marzo. Confiesa que tenía miedo de regresar.
Anna Skiban, de 12 años, en el lugar donde estaba su asiento en su clase del liceo de Mykhailo-Kotsyubynske, Chernihiv, atacado en marzo. "Estoy muy triste, no puedo creer que esto le haya pasado a mi escuela".
Oleksandr Morhunov, de 13 años, entre los escombros de su aula, atacada en marzo pasado, en Chernihiv. "Cuando estoy en mi clase, pienso en las ganas que tengo de que acabe la guerra".
Mykola Kravchenko, de 12 años, mira su destrozada aula de informática en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske. “Cuando estoy en la escuela, pienso en la persona que murió entre los escombros. Lo siento profundament...
Anastasia Avramenko, de 13 años, en la posición exacta en la que estaba su pupitre en la escuela de Chernihiv. Dice que se quiere graduar en ese centro, porque es donde siente que pertenece.
Ivan Hubenko, de 11 años, camina con su mochila sobre los restos de su escuela bombardeada en Chernihiv. "Me siento ofendido cuando estoy en mi escuela. Un resentimiento porque los rusos la destruyeron".
Oleksii Lytvyn, de 13 años, ante el lugar que ocupaba la pizarra de su clase, en el Mykhailo-Kotsyubynske. “Nunca había visto algo así, no puede ser una realidad”, dice, como si fuera un sueño.
Karina Muzyka tiene 10 años y está retratada en su clase de Chernihiv. "Cuando bombardearon mi escuela, me aterroricé. Vivimos cerca. Nuestras ventanas se dañaron y mi madre pudo morir porque la puerta casi la presion...
Sofia Klyshnia, de 12 años, en el espacio que ocupaba su asiento escolar en el liceo Mykhailo-Kotsyubynske. "Tengo miedo de pisar la clase destrozada que un día ocupé".