Carta de Michael Moore: por qué estoy lanzando TrumpiLeaks

Carta de Michael Moore: por qué estoy lanzando TrumpiLeaks

"Puede que sea peligroso. Puede que os metáis en líos. Pero nos estamos quedando sin tiempo. Debemos actuar. Se trata de nuestro deber patriótico".

Eduardo Munoz / Reuters

Amigos:

Necesito que alguno de vosotros me ayude. Puede que sea peligroso. Puede que os metáis en líos. Pero nos estamos quedando sin tiempo. Debemos actuar. Se trata de nuestro deber patriótico.

Desde el momento en que abráis esta carta hasta el momento en que lleguéis a su final, existe una gran posibilidad de que nuestro presidente haya violado la Constitución, de que haya obstruido la justicia, de que haya mentido al pueblo americano, de que haya fomentado o apoyado actos de violencia o cometido algún terrible error que podría haber acabado con la carrera de cualquier otro político (o que nos habría llevado a la cárcel a ti o a mí). Pero, como todas las veces que lo ha hecho en el pasado, también se librará de esta.

Donald Trump piensa que está por encima de la ley. Actúa como si estuviera por encima de la ley. Ha AFIRMADO que está por encima de la ley. Y al despedir a Sally Yates, Preet Bharara y James Comey (tres funcionarios federales con ALGUNA autoridad como para pedirle que rinda cuentas) ha dado los primeros pasos para hacerlo oficial.

Y, aun así, seguimos escuchando la misma reacción sobre el presidente Trump que escuchamos sobre el candidato Trump cada vez que surgía una nueva revelación o la cagaba: "¡Está muerto!", "¡A esto no puede sobrevivir!", "¡Está acabado!".

Donald Trump calcula que será presidente hasta 2025. ¿Cuánto daño le habría hecho al país y al mundo para entonces?

No os equivoquéis: Donald J. Trump NO tiene tiene ninguna intención de irse de la Casa Blanca hasta el 20 de enero de 2025. ¿Qué edad tendréis en 2025? Esa es la fecha hasta la que Trump calcula que será presidente. ¿Cuánto daño habrá hecho al país y al mundo para entonces?

Por eso debemos actuar.

Como he dicho desde las elecciones, necesitamos una estrategia a cuatro frentes para acabar con esta barbarie: 1. Acción ciudadana masiva; 2. Llevarlo ante los tribunales sin parar; 3. Que TÚ seas candidato; 4. Un Ejército de Sátira.

Estoy haciendo todo lo que puedo, pública y privadamente, para llevar a cabo este empeño y sé que vosotros también lo estáis haciendo. Mientras avanzaba tranquilamente en mi nueva película, me crucé con un antiguo vídeo que me inspiró a escribir hoy esta carta pidiendo ayuda.

En este vídeo, un excongresista testifica apasionadamente sobre la importancia de los informantes y sobre la necesidad de proteger la Primera Enmienda. Este excongresista afirma:

"Como todos sabemos, en la Primera Enmienda de la Constitución están consagradas estas palabras: El Congreso no podrá hacer ninguna ley que limite la libertad de expresión, ni de prensa. La libertad de expresión y de prensa forman los cimientos de nuestra democracia al garantizar el flujo libre de información al público. Aunque Thomas Jefferson advirtió de que 'nuestra libertad sólo puede ser conservada por la libertad de prensa y no podrá ser limitada sin peligro a perderla', hoy esta libertad está siendo atacada".

El joven congresista siguió criticando el acoso, las amenazas legales e incluso el encarcelamiento de periodistas estadounidenses. Así prosiguió:

"Obligar a los reporteros a testificar y, en particular, obligar a los reporteros a revelar la identidad de sus fuentes confidenciales se inmiscuye en el proceso de recopilación de información y hace daño al público. Sin la seguridad de la confidencialidad, muchos informantes simplemente se negarán a dar el paso, y los periodistas serán incapaces de proporcionar al público estadounidense la información que necesitan para tomar decisiones como electorado informado. Con la recopilación de información hay que ser claros: Al proteger el derecho de un periodista a mantener la confidencialidad de una fuente no estás protegiendo a los reporteros; estás protegiendo el derecho del público a saber".

De hecho, el poder y la importancia de los informantes son parte de la tradición americana y llevan tantos años vigentes como la República en sí. El 30 de julio de 1778, el Congreso Continental votó por unanimidad la primera legislación sobre informantes en Estados Unidos: "Es obligación de todas las personas al servicio de los Estados Unidos, así como del resto de habitantes, dar la primera información que tengan en su conocimiento de cualquier acto de mala conducta, fraude o falta cometidos por funcionarios o personas al servicio de estos Estados al Congreso o a la autoridad correspondiente".

Esta legislación surgió como respuesta al primer acto conocido de denuncia de irregularidades en la historia de nuestro país cuando, en 1777, diez marineros revolucionarios decidieron delatar a un poderoso oficial naval que participó en la tortura de soldados británicos capturados.

Los marineros pagaron un precio. Se les juzgó y fueron a la cárcel por su valiente acción. Pero, al final, nuestros Padres Fundadores coincidieron en señalar que los navegantes estaban cumpliendo su deber patriótico al denunciar este crimen. Entonces se aseguraron de cubrir las tasas legales de los marineros, los protegieron de represalias y, de forma unánime, aprobaron la ley de 1778 de protección a los informantes.

Los americanos patriotas (...) que tengan conocimiento de delitos, violaciones de la confianza pública o mala conducta por parte de Donald J. Trump y de sus socios tienen que dar el soplo con el fin de proteger de la tiranía a los Estados Unidos de América

Desde entonces, muchos hombres y mujeres valientes han arriesgado su carrera, su libertad e incluso su vida para informar de las faltas del gobierno y de las empresas. Desde Karen Silkwood (seguridad nuclear) hasta Sherron Watkins (Enron) y Jeffrey Wigand (tabaco) en cuanto a las empresas privadas, o Daniel Ellsberg, Chelsea Manning y Edward Snowden al revelar las mentiras del gobierno; la tradición estadounidense de los informantes sigue siendo fuerte, pese a los continuos intentos de intimidar y reprimir a estas personas que quieren contar la verdad.

Y ahí es donde necesito que alguno de vosotros me ayude.

Hoy estoy lanzando TrumpiLeaks, una web que permitirá a los valientes informantes comunicarse de forma privada conmigo y con mi equipo. Los americanos patriotas que estén en el Gobierno, en los cuerpos de seguridad o en el sector privado y que tengan conocimiento de delitos, violaciones de la confianza pública o mala conducta por parte de Donald J. Trump y de sus socios tienen que dar el soplo con el fin de proteger de la tiranía a los Estados Unidos de América.

Hemos reunido varias herramientas que se pueden usar para enviar información y documentos de forma segura, así como fotografías, vídeos o grabaciones de audio. Aunque ninguna forma de comunicación digital está al cien por cien segura, las herramientas que utilizamos en TrumpiLeaks proporcionan la tecnología más segura posible para proteger vuestro anonimato (y, si no necesitáis anonimato, podéis escribirme un correo electrónico directamente aquí).

Sé que es arriesgado. Sé que podemos meternos en problemas. Pero hay demasiado en juego como para ir sobre seguro. Y, además del de los Padres Fundadores, tengo vuestro respaldo.

En cuanto al excongresista citado anteriormente, resulta que progresó y consiguió grandes cosas. Su nombre es Michael Richard Pence, el vicepresidente de los Estados Unidos. Quién sabe, quizá incluso él también nos respalda en esto...

Atentamente,

Michael Moore

https://michaelmoore.com/TrumpiLeaks

Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.

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