Blancanieves y la bruja fea

Blancanieves y la bruja fea

El primer ministro húngaro y líder ultraderechista Viktor OrbanREUTERS

Desde un país definido y articulado, la izquierda puede encontrar aliados que no sientan el desencanto de la política si está en condiciones de emitir avisos de que verdaderamente la democracia y la lucha contra las desigualdades está dentro de sus preocupaciones y de sus riesgos, en el interior y en el exterior de sus fronteras nacionales.

Un partido que se proclame de la socialdemocracia tiene que emitir señales que hagan saber a los ciudadanos de otras latitudes que no se permitirán juegos ni experimentos con la democracia. La Europa rica en la que estamos integrados, a través de la Unión Europea, siempre ha tenido a gala impedir la entrada de países gobernados por regímenes autoritarios. La izquierda debería exigir la salida de la Unión de aquellos países donde la extrema derecha, xenófoba y racista, gobierne, aunque haya llegado al Gobierno por métodos democráticos. Los ciudadanos europeos deberemos aprender y saber que el voto en una democracia tiene sus costes, que nada es gratis. Votar racismo, xenofobia, aislamiento frente al mundo exterior debe llevar aparejado aislamiento internacional y salida del club europeo. Quienes prefieran estar gobernados por la extrema derecha que los aleje de los pobres, de los inmigrantes, de los que tienen otro color de piel, deben saber que ese voto también los aleja de la Unión Europea, que no deberá albergar en su seno a ese tipo de países por muy alta que sea su renta o su PIB.

Ya sabemos que una Unión Europea sin Gran Bretaña será menos Europa en cuanto a extensión, población y riqueza. Pero quienes, como los españoles o los portugueses tuvimos que esperar cuarenta años para que nuestros países superaran dictaduras que nos impedían formar parte de un club que exhibía la libertad, la democracia y los derechos humanos incompatibles con regímenes autoritarios y dictatoriales, no podemos tolerar que esa espera para entrar no se rija por los mismos criterios que para salir. No podemos ni debemos tolerar "el grave deterioro del Estado de derecho, la democracia y los derechos fundamentales" en Hungría. Si se sigue permitiendo que se haga proselitismo sobre conductas políticas incompatibles con el espíritu fundacional de la Unión Europea, no tendremos más remedio que pensar que a españoles y portugueses se nos tomó el pelo cuando se ponía el stop a nuestra entrada en un club democrático. Cuando, bajo una dictadura asfixiante, queríamos ser como los británicos, los franceses o los holandeses, no estábamos pensando que pasado el tiempo ese sueño de estar con Blancanieves se iba a trocar en la pesadilla de estar con la bruja fea.

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Nacido en Mérida (Badajoz) en 1948, Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Sevilla. Tomó contacto con el PSOE en el seno de un grupo de estudiantes sevillanos a finales de 1969, afiliándose al Partido en 1976, reorganizando el partido en la provincia de Badajoz y en Extremadura. Elegido secretario general del PSOE en Badajoz en junio de 1979, y secretario general Regional de Extremadura en 1988. Miembro del Comité Federal del PSOE desde 1983, formando parte de la Comisión Ejecutiva Federal de 1994/6, con Felipe González, así como en la de José Luis Rodríguez Zapatero, 2004/8. Elegido diputado al Congreso por Badajoz en la Legislatura Constituyente de 1977 y reelegido en las Elecciones Generales de 1979 y 1982. Artífice del proceso preautonómico en Extremadura que desembocó en la aprobación de su Estatuto de Autonomía, siendo elegido primer presidente autonómico en mayo de 1983, desempeñando dicha responsabilidad durante seis legislaturas consecutivas refrendadas por el electorado extremeño con mayorías absolutas (a excepción de la de 1995 que fue por mayoría simple). Amigo de la desnudez de las palabras y de la lealtad a los principios que emanan del socialismo democrático logró una transformación sin precedentes de la sociedad extremeña durante su gestión, guiado por su concepción del respeto a la diversidad en el marco de la solidaridad y cohesión entre las regiones que integran el Estado. Tras su decisión de no presentarse a la reelección como presidente autonómico en Extremadura, el 29 de junio de 2007 abandona la Presidencia de la Junta, tras 24 años al frente del Gobierno autonómico, retornando a sus funciones docentes en la Universidad de Extremadura. En el X. Congreso Regional del PSOE de Extremadura de julio de 2008, renuncia a presentarse como candidato a la Secretaría General Regional cuya función desempeñaba desde 1988. En el año 2011 impulsó la creación de la Fundación Centro de Estudios Presidente Rodríguez Ibarra, que preside, cuya vocación es fomentar la idea de España en la línea que vino defendiendo en toda su ejecutoria política e institucional y el fomento de vías educativas que rompan inercias del pasado, donde el riesgo, la imaginación y el espíritu emprendedor sean notas distintivas que acompañen el devenir de la sociedad del presente y del futuro.

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