Barcelona planta cara a la contaminación y se declara en emergencia climática
Una zona de bajas emisiones, medidas de control en el Puerto y el Aeropuerto y más electrificación, las claves del proyecto de Colau
El Ayuntamiento de Barcelona ha declarado la guerra a la contaminación y lo demuestra declarando, hoy mismo, la emergencia climática en la ciudad. Este 15 de enero, el gobierno municipal de Ada Colau inicia su plan, con el objetivo de limpiar de partículas tóxicas el aire de la Ciudad Condal y hacer disminuir una cifra que le persigue: las 351 muertes prematuras derivadas de la polución ambiental.
El consistorio ha creado una mesa de emergencia formada por la Generalitat, el Estado, el Puerto, el Aeropuerto y más de 200 entidades para desarrollar y aplicar el llamado Plan Clima.
Una de las primeras medidas ambientales que llevó a cabo el gobierno de Colau fue la imposición de la zona de bajas emisiones que limita la circulación de vehículos privados en el centro de la ciudad. Su área es de 95 kilómetros cuadrados, mientras que la de Madrid Central no supera los 5 km. Así, ZBE, equivale a 20 veces la superficie de bajas emisiones de la capital.
Pero no solo por tierra: el gobierno de Colau también proponer proteger a mar y aire de los transportes más lesivos para la atmósfera, ya que el puerto y el aeropuerto de Barcelona general 12,9 millones de toneladas de CO2 al año.
El puerto de la ciudad condal penalizará a los barcos más contaminantes, se reducirán los buques que hacen escala en la ciudad y se usará energía eléctrica en los muelles y la maquinaria de tierra, así como paneles solares en las naves y aparcamientos.
Al Aeropuerto del Prat ya no llegarán aquellos vuelos peninsulares de menos de 1.000 km cuyo trayecto pueda hacerse por tren sin superar las siete horas de viaje. Quedará así eliminado el trayecto Madrid-Barcelona, entre otros. También se instalarán allí paneles solares para el abastecimiento eléctrico de edificios y aparcamientos.
El objetivo es que todas estas medidas se aprueben durante la esta tarde en la mesa de emergencia convocada por el consistorio barcelonés. La finalidad es clara: evitar las 351 muertes prematuras que provocó la polución ambiental en la ciudad durante 2018, y ahorrar millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
“No queremos que sea una declaración sin más. Parece que hacer la declaración está de moda y no queremos eso. Llevamos unos meses con expertos y hoy llegamos a una declaración con contenidos climáticos asumir compromisos concretos”, ha explicado la regidora catalana esta mañana en la Cadena SER.
“Hay que hablar de la responsabilidad de las grandes empresas, no solo de políticos ni ciudadanos”, ha explicado. La alcaldesa de Barcelona explica que hay que reducir las emisiones sí o sí. “Ha empezado un camino sin retorno”, ha querido dejar claro antes de aclarar que las multas por incumplir los requisitos de la zona cero de emisiones pueden llegar a los 500 euros. “La salud no es negociable”, ha rematado.