El milagro de los infiernos judiciales
El Gobierno de Aznar, en el punto de mira policial y judicial en el caso de los papeles de Bárcenas.
Cuando José María Aznar cruzó la puerta de La Moncloa en 1996 tenía fama de silencioso, un hombre austero de gustos castellanos. Detestaba al verborreico Felipe González y su mundo barroco sevillano. Pero salió otro hombre muy diferente en 2004: obseso de su cuerpo, encantado de escucharse, embriagado por el poder internacional y tentado por el oscuro mundo de las finanzas. Se creía la reencarnación en carne y hueso de lo que se había llamado el milagro económico del PP.
Desde entonces se dedicó a pasearse por el mundo, moverse por los ciclos más elitistas y dar conferencias con muchos ceros para su cuenta corriente. Gomina, trajes a medida. Y se convirtió en el peor fantasma de su sucesor, Mariano Rajoy, al que dejó de hablar y a quien breaba cada vez que tenía una cámara delante. Así ha seguido en los últimos años, pero ahora como gran padrino de Pablo Casado y azote de Pedro Sánchez en actos públicos.
Pero este lunes cerraba la boca. No tenía nada que decir. Y eso, nada más y nada menos, que la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional ha pedido a la Justicia que investigue 23 contratos públicos que fueron adjudicados por ministerios al constructor Alfonso García Pozuelo, cuando gobernaba Aznar entre 2002 y 2004, para ver si están relacionados con la caja b del Partido Popular.
La UDEF detalla en un informe que en la contabilidad que llevaban los soreexteros Álvaro Lapuerta, primero, y Luis Bárcenas, después, aparecen registradas entre 1998 y 2006 nueve donaciones del constructor por un total de 258.161,94 euros, en importes que oscilan entre los 12.020,24 euros y 60.000 euros.
La Policía ha pedido al juzgado que investiga esa caja B que se dirija a los organismos públicos para que aporten documentación y ver esa conexión con Constructora Hispánica. Pero si hasta ahora el caso Gürtel se circunscribía a administraciones regionales y municipales, en este momento se implica a los ministerios de Fomento, Interior, Defensa, Educación y Medioambiente, a ADIF, a AENA, a la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP), a Hacienda, a Turespaña, a Renfe, a la Confederación hidrográfica del Tajo y la del Guadalquivir y a SEPES Entidad Pública Empresarial de Suelo.
Esta bomba informativa y judicial llega en un momento en el que Aznar vuelve a tener la puerta abierta en Génova 13 y es uno de los padrinos (o el más grande) de Pablo Casado, quien siempre ha tenido un discurso duro contra la corrupción y que siempre pone en este punto el principal factor del derrumbe electoral de los populares.
Pero, además, supone oscurecer aún más y enterrar aquel supuesto milagro, que años más tarde derivaría también en la crisis económica. Los miembros de los gobiernos de Aznar -él siempre presumía de tener a los mejores equipos de la democracia- se han visto salpicados por escándalos de corrupción y algunos de los más famosos ministros han acabado en la cárcel como Rodrigo Rato, Eduardo Zaplana o Jaume Matas.
La investigación se ahonda, y el propio informe lo reconoce, después de la sentencia del Tribunal Supremo en la que se ratificaban las principales condenas de la primera etapa de Gürtel, incluida la del PP a título lucrativo. Un fallo que volvía a reconocer la existencia de una caja B en el Partido Popular en la época también de José María Aznar.
La pieza de la caja B del PP sigue todavía en fase de instrucción, ya que el juez José de la Mata la ha ampliado hasta el verano del año que viene. Es la causa que se conoce también como los “papeles de Bárcenas” y José María Aznar es uno de los testigos que tendrá que ir al banquillo para contar la verdad. Esta pieza se reabrió hace tres años precisamente tras la declaración en el juicio por la primera época de Gürtel del cabecilla de la trama, Francisco Correa. Una de sus revelaciones lo cambió todo: algunas constructoras recurrían a sus servicios para que mediase por ellas ante los ministerios de Fomento y de Medio Ambiente a cambio de contrataciones.
Una de las grandes incógnitas que quedan en este juicio es si Luis Bárcenas tiene más información guardada y si puede tirar todavía más de la manta en un momento delicado personalmente tras la entrada en prisión de su esposa, Rosalía Iglesias, condenada por el Supremo también en Gürtel y que hasta hace poco había podido evitar acabar en Alcalá Meco. Pero ahora está entre rejas y muchos creen que para defenderse o por recor pueden guardar munición sobre las finanzas populares ante un partido que los ha abandonado.
A pesar de que en Génova 13 constantemente dicen que son cosas del pasado y que no tienen miedo, la investigación al Gobierno de José María Aznar supone un palo ideológico para Pablo Casado y lo suyos, que ahora intentan vestirse de centristas pero que se criaron y adoran al PP del pelotazo y de Esperanza Aguirre. Un estilo que domina ahora a los conservadores en figuras como la de Isabel Díaz Ayuso (acabado ya el reinado de Cayetana Álvarez de Toledo).
La figura y el milagro de Aznar se ensombrecen más. Hace unos días sí salía para decir que Pedro Sánchez era un “tonto útil”. Hoy guarda silencio.