El AVE llega hoy a Galicia con más de una década de retraso
El rey Felipe VI y el presidente del Gobierno inauguran la primera línea de alta velocidad entre Madrid y Ourense de un proyecto que ha costado más de 9.000 millones de euros.
Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, inauguran este lunes la primera línea de tren de alta velocidad a Galicia con el trayecto entre Madrid y Ourense, que comenzará a operar para el público a partir de mañana.
El rey y Sánchez han montado en el nuevo AVE en la estación de Chamartín a las 9.45 horas para emprender viaje a la capital orensana junto a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y la de Transportes, Raquel Sánchez.
La conexión del AVE con Galicia, que empezó a ejecutarse hace 16 años, ha supuesto una inversión de más de 9.000 millones de euros. Sólo el último tramo, entre Pedralba de la Pradería y Ourense, de 119 kilómetros de distancia, cuenta con 30 túneles y otros tantos viaductos para salvar la compleja orografía por la que discurre el tren, por lo que está considerado el tramo más complicado de toda la red del AVE.
Durante el viaje inaugural va a haber dos paradas, en Zamora y A Gudiña (Ourense), donde van a subirse al tren, respectivamente, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. El recorrido con las autoridades se va a completar en unas 2 horas y 45 minutos.
Cuando entren en servicio los trenes más modernos y de ancho variable -la serie 106 de Talgo- lo que, según Renfe, está previsto en verano de 2022, el trazado hasta Ourense se cubrirá en media hora menos, casi la mitad de lo que dura el actual ruta (4 horas y 20 minutos), al alcanzar velocidades de hasta 330 kilómetros por hora.
La entrada en servicio de la conexión de AVE hasta la capital orensana va a permitir reducir también los tiempos de llegada a otras ciudades gallegas, como Santiago de Compostela (3:20 horas) o A Coruña (3.51).
En abril de 2000 Fraga se comprometió a poner trenes para viajar desde las principales ciudades gallegas a Madrid en un máximo de cuatro horas y media, y a partir de 2007, un plazo que se ha ido alargando durante más de una década.
El presidente en esa época del operador Renfe, Miguel Corsini, ya advirtió de que el trazado a construir no era de “alta velocidad” propiamente dicha, sino de “altas prestaciones”, a lo que Fraga se apresuró a afirmar que eso era un “sinónimo”.
Desde entonces, la narrativa de algunos políticos ha seguido esa vía de equiparar el AVE, que únicamente llegará a Ourense por motivos técnicos y presupuestarios, a otros trenes como el Alvia, Avant o los futuros Avril, que circularán entre Madrid y las demás ciudades gallegas pero a velocidad inferior.
Aunque el viaje de Madrid se reducirá ampliamente, para llegar en un tiempo de 2 horas y 15 minutos a Ourense, con el AVE; en los otros trenes el trayecto será de 3 horas y 15 minutos hasta Santiago de Compostela, de 3 horas y 30 minutos hasta A Coruña y de 4 horas y 15 minutos hasta Vigo, según los horarios que comercializa Renfe hasta finales de este año.
Antes de ser presidente de la Xunta, el economista Emilio Pérez Touriño observó en junio de 2000 la doble necesidad de especificar el ancho de vía del nuevo trazado del ferrocarril gallego y aclarar por qué “primero le llaman de alta velocidad y después de altas prestaciones”.
Touriño opinaba que “cualquier tren que pase de tres horas” en el recorrido a Galicia “nos aleja de lograr un transporte de viajeros alternativo al avión” y cuestionaba que el recorrido Madrid-Vigo fuese en cuatro horas, cuando el AVE Madrid-Sevilla, de una distancia semejante, era en “tan sólo dos horas y cuarto”.
Poco después, en enero de 2001 el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, aseguró que la red de alta velocidad ferroviaria gallega tendría “velocidades medias similares o superiores al AVE” andaluz, y que el trayecto Madrid-Santiago de Compostela “se hará con la misma velocidad media que el Madrid-Sevilla”.
El trazado inicial
El trazado inicial proyectado en 2003 preveía construir la línea entre Zamora y Santiago de Compostela con ancho de vía internacional (1,43 metros), pero las modificaciones posteriores llevaron a establecer a partir de Ourense el ancho ibérico (1,67 metros) de manera provisional, que impide al AVE llegar al resto de Galicia.
El conselleiro de Política Territorial del Gobierno gallego en 2005 y actual presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, preguntó inicialmente “qué quiere decir vías de altas prestaciones, si esto es un AVE, como estaba previsto, o es una disminución de las prestaciones de los tiempos de conexión del AVE” Madrid-Galicia.
Unos días después, la ministra de Fomento de aquel tiempo, Magdalena Álvarez, aseguró que “cuando hablamos de altas prestaciones, estamos hablando de alta velocidad” y dijo que ese término puede incluir algunas características adicionales como el sistema de señalización o el ancho de la vía que, en el caso de Galicia “va a ser europeo”, dijo.
Feijóo un mes después subrayó que el término “altas prestaciones” utilizado por el Ministerio de Fomento no tiene “refrendo legal” y expresó sus “serias dudas” de que los trenes pudieran circular por las nuevas líneas a 300 kilómetros por hora y lograr “tiempos inferiores a tres horas” entre las ciudades gallegas y Madrid.
Cuando alcanzó el liderazgo en el PPdeG, Feijóo, en febrero de 2008, se comprometió incluso a construir una red de alta velocidad con Galicia “de verdad” y no la red de “altas prestaciones” anunciada entre las ciudades gallegas.
Al hilo de ello, el entonces ministro de Fomento José Blanco decidió poco después cambiar el trazado hasta Ourense para aumentar la velocidad de una media de 200 kilómetros por hora hasta alcanzar 300 km/h y hacer otras modificaciones que han permitido al AVE llegar finalmente a esa ciudad, no al resto de Galicia.
Construir un trazado de ancho internacional podría haber costado unos cuantos cientos de millones más al erario público, pero sobre todo prolongar todavía más un trazado que llega con una década y media de retraso al proyecto inicial.
Los siguientes pasos del futuro ferroviario gallego
El proyecto ahora concluido deja sin embargo dos grandes interrogantes, el primero sobre la compatibilidad de la red gallega con el futuro proyecto de un tren de alta velocidad entre Galicia y el norte de Portugal, ya que en los planes de los gobiernos de Lisboa y Madrid ha prevalecido siempre la intención de aplicar un ancho de vía europeo o internacional.
El segundo es sobre la viabilidad futura de los tres aeropuertos gallegos, en base a la experiencia de otras zonas en las que el tráfico aéreo ha caído enormemente en trayectos inferiores al medio millar de kilómetros, hecho agravado además en Galicia por la competencia y la fuerte atracción ejercida por el de Oporto.