Así es el nuevo caza ucraniano que hace temblar a Rusia: supersónico, autónomo y furtivo
Arranca la fase de pruebas de Kizilelma, el avión de combate que puede darle la vuelta a la guerra en los cielos.
La clara superioridad armamentística y militar del Ejército ruso frente al ucraniano ha ido reduciéndose significativamente durante el transcurso de la invasión gracias al envío de fondos, armas, vehículos y munición por parte de EEUU, la Unión Europea y distintos países de todo el mundo.
Uno de los grandes objetivos ha sido siempre el de poder plantar cara a Moscú en los cielos, estrategia que ya está surtiendo efecto gracias a la recepción de baterías de misiles antiaéreos. No obstante, Ucrania está muy cerca de contar con un nuevo tipo de cazas que puede suponer una seria amenaza a los aviones de combate rusos, pero también a sus tropas de tierra y vehículos blindados.
Kizilelma. Recuerden bien ese nombre, porque es el modelo de nuevos cazas con los que Kiev podría contar el próximo año, según una información de El Confidencial. Se trata de un trabajo de Baykar, los fabricantes de los Bayraktar TB2, otra denominación que conoce (y teme) la infantería Rusia. Junto a las baterías de misiles Himars -tan exitosas como sencillas de utilizar-, suponen el gran obstáculo para su avance.
Sus ventajas letales: supersónico, furtivo y autónomo
El Kizilelma -‘manzana roja’, en turco- se trata de un avión a reacción marcado por sus tres grandes características. Es casi supersónico, es decir, puede volar tan rápido como la velocidad del sonido. Casi porque en los primeros testeos del motor todavía no ha alcanzado la primera marca de la velocidad match, pero el objetivo es lograrlo en la siguiente actualización.
Es autónomo, lo que supone que en caso de ser destruido Ucrania no perdería un piloto en combate. Además, rivalizando con la mejor tecnología estadounidense, este dispositivo puede despegar y aterrizar de forma completamente autónoma, pero la clave es que puede hacerlo sin necesidad de encontrarse en una gran superficie.
Así, puede partir desde un pequeño portaaviones, incluso sin el sistema de catapulta -esa suerte de tirachinas que se utiliza para favorecer el despegue de cazas en portaaviones-.
Este caza también es furtivo, quizás lo más importante, puesto que le permite eludir ciertos sistemas de radares, si bien no podemos hablar de un avión espía al uso -completamente indetectable-.
En cuanto a su potencia de fuego, los fabricantes la equiparan con la de los estadounidenses MQ-9 Reaper, una bestia conformada por un sistema de varios aviones, estaciones de control en la tierra, satélites y tripulaciones de vuelo y mantenimiento.
Primeras pruebas: podría llegar en 2023
Según el citado medio, el Kizilelma realizó sus primeras pruebas en tierra en las pistas del centro de pruebas de vuelo y entrenamiento de Akinci, en el noroeste turco. Tras esta primera experiencia solo queda fijar su primer vuelo, del que todavía no hay fecha, pero el CEO de la compañía se ha mostrado optimista, Selçuk Bayraktar —presidente y arquitecto principal de este y los otros drones de Baykar—.
No sería de extrañar que esta primera expedición se realizase antes de acabar el año y que pudiese iniciarse la fabricación en 2023.