Arizona: El gigante dormido se despierta
Ha sido durante décadas un gran bastión republicano y hasta hace poco resultaba inconcebible que pudiese pasar a manos de los demócratas.
En las elecciones presidenciales de 2020, el apoyo de los hispanos de Florida a Trump dio lugar a todo tipo de comentarios sobre el mito del gigante dormido, a saber, la comunidad hispana, que, tradicionalmente no había participado demasiado en las elecciones y cuyo despertar se creía que iba a proporcionar muchos votos a los demócratas. Los resultados de Florida parecían dar al traste con este mito. La situación es mucho más compleja de lo que parece.
Los hispanos no son un grupo monolítico, como sugiere la imagen del gigante dormido. Al contrario, son un grupo muy heterogéneo. Hay gente de diversos países, razas y religiones, además de diferentes niveles económicos y culturales. Según cifras proporcionadas por el Pew Research Center en 2016, el 59% de los votantes hispanos son mexicanos, el 14% son puertorriqueños, el 5% son cubanos y el 22% son originarios de otros países, entre los que se encuentra España. Al menos una tercera parte de los hispanos son republicanos, lo que no tiene nada de raro, ya que muchos proceden de sociedades muy conservadoras. Desde Ronald Reagan hasta el presente, el presidente republicano que más apoyo ha tenido entre los hispanos es George W. Bush, que alcanzó un 35% de su voto en el primer mandato y un 40% en el segundo. El segundo más popular fue el propio Reagan, que obtuvo un 35% de su voto en el primer mandato y un 37% en el segundo. Bastante por debajo de estos niveles, Trump consiguió un 28% del voto hispano en su primer mandato y se estima que logrará un 32% en el segundo.
Aunque cada vez hay más hispanos por todo el país, las regiones donde éstos son más numerosos son aquellas que formaban parte del antiguo imperio español. Los principales estados hispanos son California, Colorado, Nuevo México, Nevada, Arizona y Texas en el suroeste y Florida en el sureste. Texas y Arizona son grandes bastiones republicanos. California ha votado por los demócratas ininterrumpidamente desde 1992, mientras que Nevada, Colorado y Nuevo México lo han hecho desde 2008. Florida ha oscilado entre los dos partidos. Apoyó a Bill Clinton y a Barack Obama por un lado y a George W. Bush por otro.
En las elecciones de 2020, Florida se decantó por Trump, entre otras cosas porque éste acusó falsamente a Biden de ser comunista, apelando así a los miedos del principal grupo hispano del estado, que son los cubanos. Muchos de ellos han apoyado a los republicanos consistentemente, no solo por su aversión a Fidel Castro y a sus sucesores, sino también por su propio carácter conservador. Al fin y al cabo, los exilados de la primera oleada, que fueron los que marcaron las pautas de conducta de la colonia cubana en Florida, procedían de familias acomodadas, las cuales eran muy tradicionales. En Florida hay también bastantes venezolanos y colombianos, muchos de los cuales han tenido experiencias negativas con la izquierda en sus países de origen. En estas elecciones han ganado los republicanos, pero las encuestas daban empate estadístico, lo que quiere decir que la cosa está muy igualada y podría cambiar cuando se vaya olvidando el trauma de los eventos de Cuba, Venezuela y Colombia en el transcurso del relevo generacional. Además, en Florida hay muchos puertorriqueños que, desde que el huracán María asoló la isla y destruyó su economía, se han ido instalando allí. Si su número, que ya es muy alto, sigue aumentando, como se espera, podría haber cambios políticos, ya que los puertorriqueños son demócratas en su mayoría.
Otro sitio donde las encuestas daban empate estadístico es Texas, gran bastión republicano, que al final apoyó a Trump. Hubo bastante sorpresa cuando se supo que los hispanos, casi todos de origen mexicano, aunque habían apoyado a Biden, no habían votado por él en números tan altos como se esperaba. Al parecer, mientras que los hispanos de las zonas urbanas apoyaron a Biden con entusiasmo, los de las zonas rurales, particularmente los condados fronterizos, que en elecciones anteriores habían apoyado a los demócratas masivamente, votaron por Trump en números considerables. Una de las razones para esta decisión fue curiosamente la actitud persecutoria de Trump hacia los inmigrantes hispanos, que le ha llevado a intensificar la vigilancia a lo largo de la frontera, con el consiguiente aumento del número de funcionarios y visitantes a la zona. Este aflujo de gente ha estimulado la economía local. A los hispanos de los condados fronterizos los insultos racistas de Trump les importan menos que el dinero que sus actividades les proporcionan. Los hispanos de estos condados fronterizos han votado con la cartera. Un caso interesante es el del condado fronterizo de Zapata, a orillas del Río Grande, que en 2016 ganó Hillary Clinton por un margen del 33%. Este año Trump ganó ese condado por un margen del 5%, según informa el periódico texano Statesman. En Zapata es muy importante la industria del petróleo y el apoyo de Biden a las fuentes de energía renovables fue aprovechado por Trump para meter miedo con éxito a sus habitantes. Así que Trump logró ganar el estado de Texas de nuevo y no por mucho menos que en 2016. Sin embargo, según la población hispana continúa aumentando, esto podría cambiar, como acaba de suceder en Arizona.
Aunque el recuento de los votos aún no ha concluido, parece casi seguro que Biden ha ganado este estado de fuerte tradición conservadora. Arizona ha sido durante décadas un gran bastión republicano. Hasta hace poco resultaba inconcebible que pudiese pasar a manos de los demócratas. Si pasa ahora será, en parte, por el fuerte apoyo que Cindy McCain, la viuda del senador republicano por Arizona John McCain, gran crítico de Trump, le ha prestado a Biden en la campaña electoral. Pero la principal razón del cambio es demográfica, a saber, el constante aumento de la población hispana, la mayor parte de la cual es fiel a los demócratas. Muchos hispanos de Arizona, que son sobre todo de origen mexicano, están muy ofendidos por los insultos racistas de Trump y la bofetada simbólica que la construcción de su famoso muro fronterizo representa para su comunidad. Esto no quiere decir que su apoyo a los demócratas sea universal ni mucho menos. En Arizona, según un sondeo de pie de urna publicado por ABC News, el 59% de los hombres hispanos y el 66% de las mujeres hispanas votó por Biden. Esta diferencia de género se ha observado también en los hispanos de otros estados, así como en personas de otros grupos étnicos. Parece que a las mujeres no les gusta el machismo de Trump, mientras que a los hombres les atrae. Aunque con variaciones internas, el apoyo hispano a los demócratas es muy sólido. Este apoyo constituye el motivo fundamental por el que Arizona se encuentra a punto de convertirse en un estado azul, sumándose así a California, Nevada, Colorado y Nuevo México, los estados hispanos que ya han hecho esta transición. Sin prisa, pero sin pausa, el gigante dormido se levanta.