Animales políticos
Desde el pasado mes de mayo todos están cobrando un sueldo, aunque no hayan sido capaces de organizarse.
Aristóteles, que era mucho más listo que cuantos nos gobiernan ahora (por eso ha pasado a la historia y estos ni se asomarán a ella) definía al hombre como zoon politikón, haciendo referencia a sus dimensiones social y política. El hombre y el animal por naturaleza son sociales, pero no somos iguales que las hormigas o las abejas, perfectamente organizadas. Sólo el hombre es político, siempre que viva en comunidad.
Y en esas andamos, sin pactos dos meses después de las elecciones, reflexionando acerca de las muchas opiniones que desoyendo al sabio griego pontifican sobre la politización de nuestro mundo y nos mandan directamente a las urnas, si es que queremos participar en algo.
Vamos, como si fuéramos zoon, pero sin politikón. Animales que viven en su hormiguero o en su panal, y ahí desgranan las horas haciendo cera y miel. Ya lo ha dicho el insigne presidente de Ciudadanos, si no están de acuerdo, que creen otro partido. Si queremos hacer política, tenemos que pasar por el aro.
A estas alturas del año, me pone los pelos de punta sólo escuchar la palabra “elecciones”. Y si le añadimos “repetición”, voy derechita al colapso. Yo quiero ser, y soy, un ser político, que se manifiesta en la calle, que opina, que lee las noticias y aspira a ser parte (buena) de ellas, que discrepa o comparte, que se indigna, que abuchea a los indignos, que se reafirma o se arrepiente del momento voto, más si dejó su bienestar y su vida en manos con agujeros.
Creo que los políticos “profesionales” se han olvidado de que todos somos animales políticos, que aunque no cobremos por ello, tenemos todo el derecho a estar más que cabreados con los que no son capaces de ponerse de acuerdo para arremangarse y empezar a trabajar de una vez. Que para eso cobran. Porque supongo que todos tenéis claro que, desde el pasado mes de mayo, todos están cobrando un sueldo, aunque no hayan sido capaces de organizarse.
No sé qué resultado arrojarían unas nuevas elecciones. Tal vez alguno ganara media docena de diputados y otro los perdiera; en cualquier caso, nada apunta a una mayoría de nadie, con lo cual nos podríamos, casi con seguridad, encontrar con el mismo escenario.
Las urnas ya han hablado, hemos dicho lo que pensábamos, y los de arriba deberían poner en valor la definición de zoon politikón que nunca debimos perder, y que no es tarde para recuperar.