Alexia Putellas y el fútbol sin adjetivos: las confesiones que deja en su documental
La doble ganadora del Balón de Oro narra su año más intenso y difícil en un trabajo recién estrenado en 'Prime Video'.
No va solo de fútbol. Ni siquiera va solo de Alexia Putellas. Es todo eso y mucho más. Con esas premisas nace Labor Omnia Vincit, la serie documental de Prime Video sobre la nombrada mejor futbolista del mundo en 2021 y 2022. Un trayecto por el deporte, la vida con y sin balón, la fama y el volver a empezar tras romperse el ligamento el día antes de su ansiada Eurocopa. La Alexia más personal y menos conocida, a golpe de testimonios suyos y de su entorno.
Es, en resumen mucho más que un documental sobre la carrera de una deportista ejemplar, porque hablar de Alexia Putellas es hacerlo de fútbol femenino. Y de barreras, como reconoce Xavi Hernández, entrenador del F.C. Barcelona (masculino): “Lo que ella hace es romper barreras, no es solo fútbol”.
Xavi habla de fútbol, sin adjetivos, lo mismo que reclama Putellas, “porque no hay un fútbol femenino, es fútbol”. Su sentimiento se refleja en el desarrollo de un trabajo creado por la agencia You First y que, por momentos, se aleja de la ’10′ del Barça y la selección para convertirse en una reivindicación en sí misma de ese fútbol jugado por mujeres.
El papel del Barça en la última Champions, con doble récord de asistencia en un Camp Nou a rebosar y la fiesta social en la final de Turín (pese a la derrota) muestran “que si preguntan quién ve el fútbol la respuesta es todo el mundo”, como apuntan varias de las entrevistadas. “Son un ejemplo de cómo ganar”, añade Gerard Piqué, mientras Xavi Hernández va más allá
La estrella internacional, aún en proceso de recuperación, narra en tres capítulos de unos 45 minutos su lucha por normalizar el fútbol femenino, e insiste en esa palabra: “Reivindicar por reivindicar es la primera forma de no normalizar. Hay que normalizar que la mujer es futbolista”. Sobre eso basa su ‘otra’ carrera, la que desarrolla como icono publicitario y social. “Mi manera de actuar fuera del campo es asegurarme que a quien presto mis servicios, mi imagen, crean que esto, este movimiento del fútbol femenino, es real”.
El documental no alcanza el cisma en la selección española explotado en septiembre y cuyos efectos seguirán coleando, pero sí se adentra en un momento sintomático. En mitad de una comida familiar, a Alexia se le tuerce el gesto cuando le mencionan la Eurocopa. En un aparte, en la terraza de casa, Putellas confiesa a su familia los miedos y las reservas por la situación de la selección.
“Es que no es ir en cualquier condiciones, es ir a ganar y tenemos una diferencia de condiciones con otras grandes, hoteles, desplazamientos... Y al final son cosas que o las mejoras o llega un punto que te pasa factura”. “Pequeños detalles que en la superelite se nota y falta ese punto de acabar de ser profesionales”. Era el principio de la tormenta.
Pero finalmente acudió y lo hizo con el convencimiento de ser líder de una España favorita por primera vez en su historia. Entonces, a un día del debut, “en un entrenamiento hago un saltito y ahí escucho un crujido”. Se había roto y lo notó de inmediato. “Al intentar dar un paso se me para la rodilla y ahí lo veo, estoy fuera un día antes”.
Así narra Alexia su momento más difícil, en el que confiesa llegar a plantearse colgar las botas y empezar a entrenar... “Me di cuenta de que esta Alexia se había acabado e iba a salir otra, no sé si mejor o peor. Sentí la nostalgia de dejar ir a ‘esa Alexia’. Por eso me derrumbé antes de ir a quirófano”, añade en otro momento.
Pero esa lesión le descubre otra vida, la del común de los mortales, una sensación tan nueva como rara para una deportista entregada siempre a su profesión. En un viaje en coche con su gente, la futbolista se sincera: “Es raro porque puedo hacer vida normal pero no con el equipo y ¿qué se hace los fines de semanas? Yo no sé qué se hace los fines de semana”, se pregunta mientras reconoce que sus ‘findes’ son viajar, competir y volver a casa.
Se abre ahí un proceso de semanas y meses, en el gimnasio, en la piscina, en la clínica... con un objetivo: “Cuando me recupere, jugaré contra bestias así que yo tengo que ser una bestia”. Una lucha contra sus miedos y contra el tiempo que acaba en promesa. Eso de ‘rendirse’, “ni de coña”.
Rehabilitación, deporte y socialité se entrelazan en los tres episodios. Porque desde hace años, Alexia es un icono social y las marcas (y medios) se pelean por contar con su presencia. Un shock para una superatleta centrada -podría decirse obsesionada- por mejorar su rendimiento. Por momentos, la catalana confiesa sentirse sobrepasada por ese otro mundo que le toca vivir, sin un balón de por medio.
Sin un ápice de afectación, se le ve resoplar, gesticular y hasta protestar en alguno de los interminables trayectos entre acto y acto. En la habitación, concentrada para un crucial partido de Champions, reconoce cómo ese peso de la fama le ha llegado a cambiar sus pensamientos: “Siempre he deseado que empezará el partido y ahora estoy deseando que termine y que me dejen en paz un tiempo”.
“Yo creía que el boom del Balón de Oro iba a durar menos”, añade en otro corte, sentimientos que también comparte ante su círculo cercano, como su fisioterapeuta o su representante. “Necesitamos dos Alexias para atenderlo todo y eso es extenuante pero sabes que está contribuyendo a la igualdad. Su rol va mucho más allá del deporte”, añade este último, Josep Maria Figueras.
Pero Alexia también es humana. Y junto a extenuantes entrenamientos, reflexiones profundas y reclamaciones por la igualdad, también hay espacio para (breves) momentos de relax. Como en su miniviaje a Ibiza, algo así como el descanso de la guerrera. “Necesitaba vacaciones, parar, así pasaron tres días y al cuarto ya necesitaba jugar. Eso me dio energías para seguir”.
Una vida por y para el fútbol, sin adjetivos. Alexia Putellas, en pura esencia.