Alemania nos da una lección de cómo combatir la extrema derecha
El impresionante auge de Los Verdes va en oposición directa al populismo de ultraderecha de Alternativa para Alemania.
El aumento del populismo de extrema derecha domina el mundo de la información política, desde el presidente Donald Trump en Estados Unidos hasta el presidente electo Jair Bolsonaro en Brasil, pasando por el primer ministro Viktor Orbán en Hungría. Ahora los políticos tradicionales de ambos lados del Atlántico se preguntan cómo reaccionar a ello. Y puede que Alemania tenga una respuesta.
Este país tiene su propio partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), cuyo ascenso lleva un tiempo ocupando páginas de prensa. Pero Alemania también acoge otro partido que está viviendo un éxito sin precedentes, y que puede ofrecernos una lección sobre cómo contrarrestar el extremismo de derechas. Y no es necesariamente como te imaginas.
En los últimos meses, Los Verdes han subido en las encuestas, que ahora los sitúan como el segundo partido más popular de Alemania. Lo curioso es que lo ha conseguido mostrando fuertes y claros contrastes entre su visión y la de la ultraderecha populista. Mientras que la AfD es euroescéptica, Los Verdes son europeístas sin complejos; mientras que la extrema derecha arremete contra refugiados y migrantes, Los Verdes apoyan sin remordimientos leyes migratorias más abiertas. Con el eslogan de "valentía en vez de miedo", el partido se ha posicionado como la mejor opción para quienes quieren votar en contra del populismo de extrema derecha.
Según los sondeos de Forsa, la popularidad de Los Verdes ha pasado del 12 al 20% sólo en el último año. Además, han ganado en dos de las últimas elecciones regionales, con un 17,5% de los votos en Baviera y con casi un 20% en Hesse, lo que les ha dado una treintena de escaños en los parlamentos de los dos estados.
"En muchos sentidos, Los Verdes están mucho menos confundidos que otros partidos políticos", cuenta el analista político alemán Marcel Dirsus a la edición estadounidense del HuffPost. "La gente entiende instantáneamente qué pretenden, y es coherente y lógico, incluso aunque no estés de acuerdo con ello".
Los Verdes no sólo se han posicionado en los temas estrella de la extrema derecha, sino que también han tomado los eslóganes y la retórica tradicionalmente conservadores y se han esforzado por renovarlos con la imagen de su partido. En las elecciones regionales de Hesse, por ejemplo, el partido decidió usar y reapropiarse de la palabra Heimat, que significa patria, y que la ultraderecha utiliza con el deseo de volver a los orígenes del país. Los Verdes crearon una campaña en la que se veían unas manos negras y otras blancas entrelazadas que decía "Patria, por supuesto", dejando claro que votarlos significa votar contra el racismo.
Hasta ahora parece que su estrategia funciona. Ahora que son el segundo partido más popular, algunos observadores políticos argumentan que podrían asentarse como el principal partido de izquierdas, si son capaces de lograr un equilibrio entre los fieles de su partido y los votantes más pragmáticos y centristas.
En contraposición, los dos tradicionales partidos centristas de Alemania —los socialdemócratas de centroizquierda, que gobiernan el país como socio de los democristianos de centroderecha, liderados por la canciller Angela Merkel— están siguiendo cada vez más una agenda que no han escrito ellos mismos, apunta Peter Matuschek, analista político de Forsa. "Parece que la agenda la ha establecido la AfD y todo el mundo se ajusta a ella".
Aunque pocos políticos de centroizquierda en Alemania defenderán una estricta limitación de la inmigración o fronteras impenetrables, han empezado a dar un giro a su retórica. Andrea Nahles, líder de los socialdemócratas, comentó este verano sobre el continuo flujo de refugiados y migrantes: "No podemos alojar a todo el mundo". La declaración era claramente un indicador del nuevo foco que ella y su partido están poniendo en la seguridad y los límites a la inmigración, tratándolos como sujetos por los que el electorado está preocupado.
En el resto de Europa, algunos líderes de centroderecha han ido aún más lejos, por lo que se hace casi imposible distinguirlos ideológicamente de la extrema derecha en cuestiones como la inmigración. El canciller austriaco Sebastian Kurz, cuyo Partido Popular gobierna en coalición con el populista de extrema derecha Partido de la Libertad, ha sacado al país del pacto global de Naciones Unidas sobre el proceso de migración y ha pedido un mayor control fronterizo en la Unión Europea. Según la visión de estos políticos, la mejor forma de combatir a los populistas de extrema derecha es adoptar su retórica para superarlos en esas cuestiones.
Y no sólo la 'izquierda' europea está entrando al trapo. La ex secretaria de Estado Hillary Clinton dijo en una reciente entrevista con The Guardian que Europa "tiene que gestionar la migración" para frenar el populismo de derechas.
"Admiro el enfoque generoso y compasivo que han tomado especialmente líderes como Angela Merkel", comenzó Clinton, "pero creo que es justo decir que Europa ya ha hecho su parte, y debe enviar un mensaje muy claro: 'No podemos seguir dando refugio y apoyo".
Aunque Estados Unidos no tiene el tipo de sistema multipartido que Alemania, el Partido Demócrata está empezando a poner en juego la misma dinámica. Ahora que la marca del populismo de Trump domina la agenda, los demócratas están divididos a la hora de decidir cómo responder. Algunos se plantean cooperar con él donde consideren necesario. Otros están tomando un camino muy diferente, como se ha visto en la nueva fuerza del ala izquierda del partido y en la elección de un buen número de políticos progresistas en las midterm, que defienden un Green New Deal, un plan para abordar los problemas del cambio climático.
Ese tipo de claridad retórica podría convertirse en el contrapunto al auge del populismo de extrema derecha en todo el mundo. En las últimas elecciones regionales en Alemania, donde Los Verdes lograron grandes hitos, Matuschek, de Forsa, aseguró que los votantes tuvieron "la impresión de que Los Verdes estaban defendiendo algo, y de que lo estaban haciendo sin miedo".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano