Achraf Hakimi, retrato del niño "modélico" que tiene "algo que muchos futbolistas no tienen"
El futbolista marroquí, nacido y criado en Madrid, dejó un recuerdo imborrable entre sus cercanos. El que fuera director de su escuela de fútbol habla de su pupilo.
Hoy todos hablan de él. Tiene 24 años y siente, sobre sus espaldas, el peso de un país con más de 37 millones de habitantes. Un paso más, el mayor, en la carrera ejemplar de una persona que todo aquel que le conoce le califica exactamente con esa palabra: “ejemplar”.
Se llama Achraf Hakimi y es el lateral derecho de la sorprendente selección de Marruecos, pese a haber nacido y vivido su juventud en Madrid. Este miércoles disputa la primera semifinal mundialista de su país y de todo el continente africano. Tras superar un grupo muy duro con nota frente a Bélgica y Croacia, tumbar a España en octavos y hacer lo propio con Portugal en cuartos, ahora espera la gran favorita, la Francia de su compañero Mbappé.
La cita le resulta especial a Julio César Gómez, un entrenador y detector de talentos futbolísticos que conoce bien a Achraf y a su familia. Le emociona hablar de su pupilo, del que dice que “ha llegado a liderar a su país a través del ejemplo”. “Se ha ganado el respeto de todos a base de humildad”.
La fama, insiste, no le ha cambiado. “Hay muchos futbolistas que según crecen se vuelven estúpidos; chavales que con 16-17 años fichan por el Madrid y cambian completamente pero no es su caso”. El joven lateral fichó por el Real Madrid en plena adolescencia, pero “siguió siendo la misma persona y aún hoy lo es, ya convertido en referente universal”. “Además, y conozco bien a su familia, te digo que tiene algo que muchos futbolistas no tienen, saber que si le llamas por una necesidad, va a responder”.
Julio César no llegó directamente a entrenarle, pero sí dirigió a su hermano pequeño, Nabil, y de aquella experiencia surgió su contacto estrecho con Achraf. Recuerda que hasta “se excedía” en su implicación con la Escuela de Fútbol Ciudad de Getafe. “Cuando le fichó el Madrid para su cantera aún venía a la escuela los días que tenía libre y entrenaba con nosotros. Incluso jugó algún amistoso junto a su hermano, más de lo que le ‘tocaba’ hacer”, rememora.
Por entonces, el ‘2’ de Marruecos y el PSG “era aún bajito, no había dado el estirón, pero ya se le veían condiciones atléticas; pese a su escasa estatura tenía una zancada larga, cual gacela, como si fuera un atleta mediofondista de los que conocemos en Marruecos”. También mostraba buena parte de las cualidades tácticas que años después le han hecho uno de los mejores en su posición.
Al antiguo encargado de la escuela getafense no le cuesta rememorar detalles de los Hakimi, porque desde el primer momento, centro y familia entablaron una relación cercana y Julio César lo vivió en primera persona.
“Su padre era vendedor ambulante, su madre trabajadora del hogar. Eran gente humilde y tuvimos que ayudarles con becas para que pudieran jugar”. “Esa gran humildad que le inculcaron y que aprendió cuando crío aún la mantiene, igual que su madurez, que ya la mostraba entonces, más que su hermano, que era más ‘pillo’”, prosigue este trotamundos del fútbol que conoce especialmente bien África y EEUU y ahora está ligado a la Fundación Real Madrid.
En mitad de la conversación, a Julio César Gómez le asalta un recuerdo ‘curioso’. “Fíjate cómo era Achraf, que un día a sus 14 años le veo metido en una charla para los chicos de 17-18. Estaba tan concentrado y tan serio atendiendo a las explicaciones sobre fútbol que cómo iba a echarle aunque no fuese una charla para su grupo... Es una buena imagen para definirle”.
De aqueescuela pasó a la cantera y primer equipo del Real Madrid, donde se ganó el interés de muchos equipos poderosos. Tras un periodo de cesiones en el Borussia Dortmund y una breve etapa en el Inter de Milán, el PSG apostó fuerte por él. Y, asentado en el equipo parisino, ahora está en la cima de la que siempre consideró su selección, Marruecos.
“Lo tuvo claro desde crío. Recuerdo que en su juventud ya lo hablamos. Lo que hoy cuenta es cierto, fue a una concentración de España pero, pese a nacer en Madrid, vio que no era su ambiente. Él no elige Marruecos cuando se ve ‘fuera’ de España sino que dadas sus fuertes creencias religiosas y su sentimiento familiar siempre miró a Marruecos”.
Y, años después, se hizo el referente de un país y de muchos niños de todas las nacionalidades que sueñan con ser como él. El triunfo de “una persona buena”, lo mejor que se puede decir de alguien. También si se trata de un futbolista.