¿A qué está jugando Turquía en la guerra de Ucrania?
Para Turquía hay mucho en juego, ya que tiene intereses económicos y políticos tanto con Ucrania como con Rusia.
Erdogan está haciendo equilibrios. Finlandia y Suecia presentaron sus solicitudes de ingreso en la OTAN el miércoles 18 de mayo y ahora, entre los aliados, están llevando a cabo consultas para levantar la oposición de Turquía a la integración de los dos países nórdicos en la Alianza. El presidente Erdogan dijo en la noche del lunes 16 de mayo que Turquía no “cederá” en la adhesión de Suecia y Finlandia. Su oposición es crucial, ya que cualquier ampliación de la Alianza está sujeta a la aprobación unánime de todos los miembros.
Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, la postura de Turquía en el conflicto ha sido bien recibida por la OTAN, ya que Ankara ha mostrado abiertamente su apoyo a Ucrania y ha desaprobado el acto de guerra cometido por su aliado ruso. Por otro lado, también se negó a aplicar las sanciones de Occidente contra Moscú y siguió jugando la carta de la mediación.
Ankara ha comunicado sus argumentos oficiales para justificar la oposición a los dos países nórdicos. “Pero hay otras razones de las que podemos sospechar”, señala Jean Marcou, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de Grenoble especializado en Turquía. La principal es que Ankara quiere mantener la posición mediadora que ha mantenido durante meses, entre Rusia y la OTAN. La pertenencia a la OTAN es solo uno de los puntos en los que Turquía mantiene deliberadamente su indefinición. ¿A qué está jugando Recep Tayyip Erdogan?
El 13 de mayo, Turquía dijo que no veía con buenos ojos la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, pero no anunció de forma clara que les vetaría. Esta “indefinición” puede beneficiarles de muchas maneras.
“Turquía piensa que ha encontrado una palanca de negociación para obtener ventajas. Podemos pensar en la compra de aviones de combate estadounidenses, ya que actualmente Turquía no puede modernizar su flota de cazas”, señala Marcou. “De hecho, Washington declaró un embargo después de que el gobierno turco comprara misiles rusos de defensa aérea S-400″.
Para Carole André-Dessornes, geopolitóloga e investigadora asociada a la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS), esta táctica de ambigüedad deliberada permite también a Ankara estar en condiciones de negociar con Suecia y Finlandia sobre los kurdos del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), considerados como “terroristas”, que los dos países del norte se niegan a extraditar. O pedir a Suecia que levante la suspensión de la venta de armas que impuso en 2019 como represalia por la operación turca en el norte de Siria.
Tampoco hay que perder de vista su política interna, ya que las elecciones presidenciales y legislativas se celebrarán en junio de 2023, en pleno centenario de la República Turca. “Al crear esta crisis artificial, Erdogan intenta demostrar a su base electoral que no se dejará engañar”, analiza la especialista.
“Erdogan es conocido por ser ambiguo y al final acabar uniéndose al consenso, pero no sin antes haber aprovechado la situación. Y eso es lo que está haciendo aquí: está aprovechando la guerra en Ucrania para sus intereses”, continúa Carole André-Dessornes. Además, para Jean Marcou, sería muy arriesgado que Ankara sacara la carta del veto, porque se arriesgaría a ser expulsada de la OTAN. “No estoy seguro de que pueda permitirse una maniobra así. Ankara no tiene un buen equilibrio político de poder, y quedar aislada solo lo empeoraría”, explica.
Desde el 24 de febrero, Turquía se mantiene en un complicado equilibrio: apoyar a Ucrania, no ofender a Rusia y mantener buenas relaciones con la OTAN.
La diplomacia turca calificó la invasión de Ucrania de “inaceptable” y de “grave violación del derecho internacional”. Cuatro días después, Ankara aceptó la petición de Kiev de reconocer el conflicto como una guerra. De acuerdo con la Convención de Montreux de 1936, Turquía cerró entonces los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos a la mayoría de los buques de guerra.
Sin embargo, al mismo tiempo se opuso a las sanciones occidentales contra Moscú y dijo que los oligarcas rusos eran “por supuesto” bienvenidos en Turquía y libres de hacer negocios allí, respetando el derecho internacional. Varios yates de multimillonarios rusos, como Roman Abramovich, han encontrado refugio allí.
La respuesta de Turquía fue elogiada por Rusia, así como su negativa a aplicar sanciones. Por parte de Ucrania, la implicación turca también es muy bien recibida: “Apreciamos el apoyo, humanitario, diplomático, moral, militar, ofrecido por Turquía, aunque no aplique sanciones. Ha hecho más que cualquier otro país de la OTAN”, declaró a Le Monde un diplomático ucraniano en Ankara bajo el anonimato. Y ambas partes tienen un gran interés en mantener las buenas relaciones, ya que ninguna quiere perder el apoyo.
Obviamente, para Turquía también hay mucho en juego, ya que tiene intereses económicos y políticos tanto con Ucrania como con Rusia.
Kiev representa el 15% de las importaciones de trigo de Ankara, lo que lo convierte en su segundo proveedor después de Rusia. Ucrania es también la tercera fuente de turismo de Turquía: unos 2 millones de ucranianos visitaron Turquía de vacaciones en 2021. Además, entre las muchas alianzas con Ankara, Kiev construyó en 2021 una fábrica para la coproducción del dron de combate Bayraktar TB2 –diseñado por la empresa Baykar, cuyo jefe de tecnología es el yerno de Recep Tayyip Erdogan–. Estos drones los está utilizando ahora Ucrania contra Rusia. Kiev también ha firmado contratos para la fabricación de motores que se utilizarán tanto en los nuevos modelos de drones TB2 como en un futuro helicóptero militar turco.
En cuanto a Rusia, proporciona a Ankara el 45% de su consumo de gas natural y el 70% de su trigo. Los rusos también son importantes para el sector turístico turco: el año pasado Turquía recibió 4,7 millones de turistas rusos (el 19% del total en 2021), señala France 24.
Por último, Turquía también quiere aprovechar el conflicto para mejorar sus relaciones con la OTAN, especialmente con Washington. “Al posicionarse como mediador en este conflicto, Ankara sale de un largo periodo de aislamiento. Con la guerra de Siria en particular, entró en un periodo de aislamiento regional y ha iniciado relaciones conflictivas con varios países”, explica Carole André-Dessornes. “Esta guerra en Ucrania es su billete para mejorar sus relaciones con Occidente”.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.